Niños de menos de 14 años implicados en violaciones a los que no se puede condenar

En España, la ley establece que la responsabilidad penal del menor es a partir de los 14 años. De ahí que en agresiones como la ocurrida el pasado 3 de marzo en un colegio de El Vendrell (Tarragona), haya tres de los menores implicados que son inimputables, por tener menos de 14 años.

Pero esta violencia sexual, explican abogados consultados por este medio, tiene consecuencias para el agresor aunque no llegue a los 14 años, sin embargo son los padres del niño en cuestión quienes deben asumirlas. «Para los menores de 14 años hay una responsabilidad patrimonial de sus padres o tutores, por tanto no es que los delitos salgan 'gratis'», expone Beatriz Uriarte, abogada penalista y socia de Ospina Abogados.

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Normalmente, prosigue Uriarte, en las agresiones que cometen estos chavales se observa «falta de dolo», de conciencia de lo que están haciendo, cosa que no sucede con jóvenes de más edad, «en los que estaríamos hablando de ejercer con voluntad un acto sobre la víctima de forma consciente». Sin embargo, apunta, las redes sociales han contribuido a «alimentar la voluntad sexual de jóvenes por debajo incluso de los 14 años».

Por ello, sostiene esta penalista, a la hora de debatir sobre si se debería rebajar esa edad de imputabilidad de los menores habría que tener en cuenta la evolución de los propios niños, con especial atención a la influencia que las redes sociales y los contenidos que se muestran en ellas tienen en esa generación.

Para Eduardo Esteban, fiscal de Sala de Menores, la modificación de la edad no es necesaria, pues confía en el sistema de justicia juvenil, «que se basa no tanto en el castigo, sino en la recuperación del menor». «Lo importante es recuperar al menor que ha delinquido, y de hecho lo estamos consiguiendo», sostiene, al tiempo que afirma que hay «muy pocas reincidencias».

«Más que bajar la edad penal, creo que lo necesario es que haya más medidas educativas en las que nos impliquemos todos, desde los padres y colegios hasta la sociedad en general y las entidades públicas», defiende. «Usan la pornografía porque hay un déficit de educación sexual y la utilizan como si fuera un tutorial», afirma.