Milán decreta un toque de queda para el helado después de la medianoche
El ayuntamiento aprueba una ordenanza para facilitar el descanso nocturno que prohíbe la venta de cualquier comida y bebida, incluidas las botellas de agua y los helados, que son símbolo de la gastronomía italiana
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El helado, un símbolo italiano, se convierte en un caso en Milán al ser prohibido después de medianoche y explotar la polémica. Para combatir la vida nocturna salvaje que impide dormir a los vecinos en algunos barrios, el Ayuntamiento de la capital lombarda ... ha aprobado una ordenanza que introducirá «la prohibición de la venta y retirada de alimentos y bebidas de cualquier tipo, alcohólicas y no alcohólicas», después de la medianoche hasta las 6 de la mañana, durante todos los días de la semana, salvo sábados y domingos que se permitirá cerrar a partir de las 1.30 horas.
Incluso se prohibirá una botella de agua o un helado que es todo un símbolo de la cultura gastronómica de este país, considerado por los italianos como el mejor del mundo. Las heladerías han surgido como hongos en todas las ciudades, sobre todo las más turísticas. La nueva norma entrará en vigor el 17 de mayo hasta el 4 de noviembre.
Son doce los barrios y zonas afectadas, según consta en el aviso dirigido a las categorías profesionales y comerciantes que tendrán hasta el 3 de mayo para formular sus observaciones y solicitudes a la administración municipal. Los cierres forzosos comenzarán por la noche en las zonas más caóticas, como Corso Como, Arco della Pace, distrito de Isola, Garibaldi, Darsena y Navigli, Nolo, Lazzaretto, Sarpi.
Equilibrio entre diversión y salud
El concejal de Seguridad del Ayuntamiento, Marco Granelli, ha justificado así la medida: «El objetivo es buscar el equilibrio entre la sociabilidad y la diversión, la tranquilidad y la salud de los residentes y la libre actividad económica«.
Los comerciantes han protestado con vehemencia, porque en su opinión las nuevas normas provocarán una pérdida de clientes, con el riesgo de que no sirvan para ayudar a los residentes a recuperar parte de la paz nocturna que algunas calles milanesas no experimentan desde hace años. Marco Barbieri, secretario general de Confcommercio de Milán, se muestra consternado y no da crédito a la decisión del Ayuntamiento: «¿La administración municipal se está dando cuenta de lo que está haciendo? Aunque se prohíba la comida para llevar, los jóvenes irán a comprar bebidas a otro lado. La solución pasa por desarrollar una medida que impida el consumo en la calle y organizar el seguimiento por parte de la policía local. Recuerdo que en Milán el impuesto sobre la ocupación de terrenos públicos ha aumentado una media del 40% y lo pagan los propietarios de los lugares con mesas y sillas. Quitarme dos horas de trabajo nocturno me parece un sacrificio un poco excesivo«, explica a los medios italianos Marco Barvieri, secretario general de la Confederación de comerciantes de Milán.
Perjuicio económico grave
También protesta el presidente de la Federación italiana de establecimientos públicos (FIPE) Lino Stoppani, quien además propone algunas soluciones: «Esta medida del Ayuntamiento sólo perjudica a las empresas que crean riqueza. El presidente de FIPE ve necesarias tres intervenciones: En primer lugar, contrarrestar la típica actividad ilegal en las zonas de ocio nocturno, donde los comercios son penalizados por quienes venden bebidas sin licencia, vendedores ambulantes agresivos que se colocan desde las seis de la tarde hasta las tres de la madrugada. En segundo lugar, reforzar los controles, si queremos restablecer un mínimo de decencia. Finalmente, el Ayuntamiento debe recuperar el control del territorio, planificando un desarrollo ordenado. Se inició dando luz verde a las aperturas indiscriminadas, y ahora entran en vigor las prohibiciones«.
Lino Stoppani acaba de presentar el informe sobre la restauración, un estudio de un sector que goza de excelente salud: en 2023 el consumo de alimentos fuera del hogar ascendió a 92.000 millones de euros, con 1,4 millones de empleados (+6,4% respecto a 2022) y un valor añadido de más de 54.000 millones .
La inhabitabilidad en la ciudad
No solamente los comerciantes están irritados. A la protesta se han unido también algunas asociaciones de ciudadanos, escépticas sobre la eficacia de las medidas. Gabriella Valassina, fundadora del Comité Navigli -zona muy conocida por la 'movida' nocturna-, explica el origen de la nueva ordenanza del Ayuntamiento de Milán: «Es consecuencia de decenas de demandas en curso interpuestas por los residentes. Desde hace veinte años luchamos para que la situación en el barrio se regule y modifique, aquí la inhabitabilidad es total«. Gabriela Valassina añade que «nuestro tema crítico es la contaminación acústica; la ordenanza no menciona la instalación de detectores de ruido ni el suministro de sonómetros a la policía local».
El sábado pasado, Gabriella Valassina hizo una inspección y midió los decibeles en los Navigli. Sus datos reflejan claramente la dimensión del problema: 85 decibelios, muy por encima del umbral de 55 establecido por la ley en las zonas residenciales y también por encima de los 80 de un concierto en el estadio de San Siro.
'Gelato', el símbolo de la protesta
Para calmar los ánimos, el alcalde Giuseppe Sala, político dialogante de izquierda, ha respondido que «algunas cosas se pueden arreglar. Le pediría a Marco Barbieri, secretario general de Confcommercio, que viniera a mi oficina por unas horas porque tengo cientos de informes de ciudadanos pidiendo poder descansar mejor por las noches. No puedo dejar de abordar este tema, no es un capricho, sino una necesidad de muchos. No estamos cambiando las reglas del universo, sino poniendo límites muy leves, así que seguiremos adelante. Obviamente con correcciones, si tenemos que hablar de helados creo que lo arreglaremos», precisó el regidor Giuseppe Sala.
Desde luego, el helado se ha convertido también en el símbolo de la protesta. Quizás, para calmar los ánimos, al menos tomarse un helado después de medianoche, recurso y justificación de muchos italianos para darse un paseo después de la cena, se permitirá también a los milaneses, como ocurre prácticamente en todas las ciudades de Italia.
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