jefe del Grupo de Actuaciones Forestales
Marc Castellnou: «Si no reaccionamos ya, los incendios serán cada vez más intensos»
El jefe del Grupo de Actuaciones Forestales (GRAF) reclama inversiones para frenar la despoblación del mundo rural y evitar así los grandes fuegos
En el arca que sorteó las llamas: «Esperábamos lo peor»
Barcelona
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Iniciar sesiónEs uno de los mayores expertos en comportamiento de incendios. Ingeniero agrícola e inspector jefe del Grupo de Actuaciones Forestales (GRAF) de los Bomberos de la Generalitat, Marc Castellnou (Tivissa, Ribera de Ebro, 1972) constata, una temporada estival más ante la amenaza de ... grandes fuegos que, «si no reaccionamos ya, serán cada vez más intensos y harán más daño».
—Cada año la misma preocupación.
—O cambian las condiciones o cada verano será peor. Se tiene que invertir en territorio. Eso quiere decir que el sector primario no es sólo una economía productiva, sino de servicios. Y está, precisamente, al servicio de la seguridad y la resiliencia de nuestro territorio.
—¿Qué hace falta?
—No podemos pensar en los olivos sólo para la producción de aceite, y en la viña, de vino. También producen un paisaje que permite controlar los incendios. O como país cambiamos el modelo, y valoramos y mantenemos este espacio o difícilmente superaremos la situación.
—¿Cuál es?
—En Cataluña, en los últimos 50 años hemos pasado de un 30 por ciento de masa forestal a casi un 70 por ciento. Eso en base a perder superficie agrícola. Además, se nos suma el cambio climático, cada vez más acusado. Los últimos doce años han sido los más cálidos de nuestra historia.
—¿El diagnóstico?
—Tenemos un territorio cada vez más despoblado, con masa forestal cada vez menos gestionada y también más seca, por tanto, más disponible para quemar. Así se suman dos factores: un cambio de paisaje debido a un cambio de modelo socioeconómico, y el cambio climático. Entonces, se tiene que adaptar ese modelo a la rigidez del cambio climático. Y eso quiere decir repensar el país.
—¿Cómo?
—Con políticas a gran escala. Lo que no podemos es preguntarnos cada verano por qué se queman los bosques. Está muy claro lo que está pasando. Ahora, como sociedad, no estamos reaccionando. Y si no reaccionamos, no saldremos adelante. Los incendios serán cada vez más intensos, y cada vez harán más daño.
—¿Falta de conciencia?
—Es como decir 'tengo un problema de salud pública y no estoy haciendo nada para solucionarlo'. Y entonces, empeorará. Lo mismo con los incendios.
«Si no gestionamos el territorio no habrá capacidad de extinción de fuegos de alta intensidad»
—Inversión.
—Hace falta entender que no mantener vivo el mundo rural sale caro, cuando surgen las grandes inundaciones y los grandes incendios. Por eso son necesarias grandes inversiones para evitar estos desastres naturales. Si no lo mantenemos, tendremos que seguir aceptando que ocurran.
—¿El camino?
—No hay grandes soluciones. Hace falta asumir el coste que tiene cambiar las cosas. Tenemos todas estas tierras que no se han labrado...No podemos ir hacia un mundo donde el payés es la clase más baja de la sociedad. Tenemos que priorizar la economía del sector primario. Es un cambio a gran escala, no de un año para otro, es cuestión de décadas.
—Vamos tarde.
—Es el mismo problema que con el agua. No podemos seguir esperando a que llueva, por tanto, habrá que hacer obras a gran escala para garantizar que la tendremos. A nivel territorio, también habrá que garantizar incentivos para la población deslocalizada fuera de las ciudades y que tengamos actividad en el mundo rural. Hay que invertir en gestión forestal, crear bosques maduros que sean estructuras diversas para preservar nuestra biodiversidad. Son costes y son prioridades.
—La emergencia está identificada.
—Lo que hacen falta son respuestas. Aquí, en el litoral mediterráneo, un payés tiene tres hectáreas cerca de un casco urbano. Las cultiva y recibe ingresos por el aceite que obtiene. Ahora, cuando se jubila, ese terreno se llena de matojos, entonces es un problema, porque si arde, el fuego llegará a las casas del pueblo, y el municipio decide pagar 3.000 euros para limpiar esa finca.
—De nuevo, inversión.
—Durante los años que el payés ha cultivado esa tierra, nadie le ha pagado. Ahora el municipio lo hace para garantizar su seguridad, pero mientras el paisaje está garantizado, nadie lo hace. Eso quiere decir que al payés le hemos estado estafando 3.000 euros al año.
—Economía de compensación.
—Si la creamos, entonces tendremos una oportunidad. Si no, junto al cambio climático, todo será más acelerado e intenso.
—¿Incendios de sexta generación?
—Es un concepto viejo. Los de primera generación se dan en paisaje continuo. Los de segunda, cuando este paisaje continuo ya empieza a desaparecer. Entonces, alcanzan mayor velocidad. En cuartas generaciones, ya entran en zonas habitadas, y ya es un problema de protección civil. En las quintas, son simultáneos en diferentes zonas de riesgo, como los de Portugal en 2017, y supone un colapso en la respuesta [de extinción]. En la sexta es un aspecto diferente. Llega la confrontación del cambio climático y que la energía de los de tercera, cuarta y quinta, sumada a una atmósfera más cálida y más árida, consigue generar tormentas de fuego y cambiar la meteorología de su entorno. Por lo que son incendios caóticos o inteligentes. Y esta es la situación en la que estamos ahora.
—¿Son ya frecuentes?
— Son sólo entre un 2 y un 5 por ciento de los incendios, pero comenzamos a tenerlos. Básicamente porque al problema del cambio de paisaje se le suma el cambio climático.
—¿Qué dificultades presenta su extinción?
—No se pueden apagar incendios de sexta generación en un paisaje continuo. Para poder gestionarlos necesitamos gestionar el territorio, sino, no hay capacidad de extinción de incendios de esta intensidad.
—¿Los Bomberos necesitan más recursos?
—Sí, pero sobre todo que exista territorio, porque sino los recursos no nos ayudarán a apagarlos.
—¿Cuál fue el mayor riesgo del incendio de Paüls, en Tarragona, a principios de julio?
—El parque natural de Els Ports es un terreno muy inaccesible para los vehículos de los Bomberos para atacarlo. Además, es un bosque que ha sufrido mucho el estrés del cambio climático. Es un ecosistema de alto valor, en este momento muy frágil, y muy difícil de trabajar. Si hubiese llegado el fuego, sí que hubiésemos tenido un incendio de gran intensidad.
—¿La perspectiva para el resto del verano?
— La campaña continúa con su violencia, y todavía habrá incendios.
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