Luis Felipe Navarro: «Los cambios en el Opus Dei no son un recorte del Vaticano»

El rector de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma aclara que el nuevo motu proprio del Papa solo condicionará la redacción de los nuevos estatutos y «en lo práctico puede ser todo igual»

El Papa resta autonomía al Opus Dei y lo equipara a una asociación de sacerdotes

El rector de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma, Luis Felipe Navarro PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE LA SANTA CRUZ

Rodrigo Moreno Quicios

El Vaticano

«La inmensa mayoría de los miembros del Opus Dei son laicos, gente casada. El clero es minoritario y está para servir. Por eso una de las cosas que siempre ha pedido es que su configuración jurídica sea lo más secular posible», cuenta a ... ABC Luis Felipe Navarro, rector de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz que la Obra tiene en Roma. Sin embargo, con una carta apostólica en forma motu proprio, el Papa decidió el 8 de agosto asemejar esta prelatura personal (la única del mundo) a una «asociación clerical de derecho pontificio con la facultad de incardinar clérigos». Es decir, una asociación de fieles donde el gobierno recae necesariamente en los sacerdotes a pesar de que solo lo sean 2.300 de sus 93.600 miembros. «Sin laicos, el Opus Dei no tiene sentido», opina Navarro.

A pesar de los matices del nuevo documento, «en lo práctico puede ser todo igual», advierte Navarro. El Opus Dei conserva su tipología única y tiene las mismas atribuciones. Según el rector de la universidad pontificia, el cambio de los cánones 295 y 296 que regulan las prelaturas personales «no es un recorte» y lo único que condiciona es una posible reelaboración de sus estatutos, enviados a Roma y en fase de estudio. A partir de ahora el prelado Fernando Ocáriz, en vez de ser un Ordinario, pasa a ser un «Moderador dotado de las facultades de un Ordinario». Por tanto, el Opus Dei puede seguir teniendo seminarios e incardinando clérigos (vinculando sacerdotes a su apostolado) con total normalidad. Y, aunque se haya hecho un especial hincapié en el nuevo texto, los laicos que frecuenten la Obra seguirán perteneciendo a sus diócesis como hasta ahora.

Luis Felipe Navarro subraya que el símil entre las prelaturas personales y las asociaciones clericales «antes no existía y ahora el Papa ha dicho que sí existe». «Ha sido una cosa que de repente ha aparecido, nos estábamos regulando según una normativa, han cambiado las reglas del juego y habrá que adaptar los nuevos estatutos y ya está», cuenta con tranquilidad el jurista y sacerdote.

A través de diferentes comunicados, la Oficina de Prensa del Opus Dei insiste en no interpretar estos cambios como castigos. Están acostumbrados a las modificaciones porque, desde su fundación por Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928, el Opus Dei ya ha sido pía unión, sociedad sacerdotal e instituto secular. «La Obra en su historia jurídica ha tenido una evolución siempre dentro de los cauces que existían en el derecho de la Iglesia», recuerda Luis Felipe Navarro. Y añade que esta realidad eclesial, centrada en encontrar a Dios «a través del trabajo personal y la vida ordinaria», ha saltado de una categoría a otra afinando su definición hasta que Juan Pablo II la encuadró como prelatura personal con la constitución apostólica Ut sit de 1982. «Entonces se vio que era lo que más se ajustaba. Lo estudiaron a conciencia, hubo una comisión bilateral entre la Santa Sede y el Opus Dei trabajando los estatutos entre 1980 y 1981».

La fórmula que mejor encaja

El rector de la Universidad de la Santa Cruz refuta que ser la única prelatura personal sea «un premio a lo que hayamos hecho». Considera que es simplemente la fórmula que mejor les encaja debido a su componente secular, algo a lo que Juan Pablo II era especialmente sensible al haber estado involucrado en el mundo laboral y de la cultura. «Cuando era obispo auxiliar de Cracovia, esa ciudad sin Dios que había constituido el gobierno comunista, se batió el cobre junto a los trabajadores para que hubiera una iglesia». Navarro recalca que en el pasado otras realidades podrían haberse convertido perfectamente en prelaturas personales. Como el Apostolado del Mar, otra obra eclesial también difundida por todo el mundo y que no tiene una delimitación territorial concreta. O el Ordinariato Castrense, una circunscripción personal a la que pertenecen los católicos militares y sus familias al mismo tiempo que a las diócesis donde residan.

Por su parte, como hasta ahora, el prelado Fernando Ocáriz ha aceptado los cambios con «obediencia filial». Algo que para Luis Felipe Navarro «es lógico porque es lo que siempre san Josemaría nos ha enseñado, con el Papa y adelante».

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