Primero la evangelización
«Un cristianismo de 'testimonio', una calificación que consideró preferible a otra frecuente hoy, un cristianismo 'de minorías'»
No es privilegio, sino servicio al bien común (25/09/2024)

El Papa ha concluido un difícil viaje al corazón del «cansancio de la fe», al que se refería Benedicto XVI cuando hablaba de Europa. Francisco ha hablado en Luxemburgo y Bélgica a una sociedad envejecida y fracturada que, sin embargo, no ha perdido completamente ... el rastro de su más rica tradición. Por eso se ha referido a la historia, 'magistra vitae', que llama a Europa a «reemprender su camino, a recuperar su verdadero rostro, a confiar nuevamente en el futuro abriéndose a la vida, a la esperanza, para vencer el invierno demográfico y el infierno de la guerra», las dos calamidades de este momento, según el Papa. En continuidad con lo dicho por sus predecesores, Francisco esbozó ante las autoridades y la sociedad civil la imagen del Viejo Continente como «un lugar donde se aprende a hacer de la propia identidad, no un ídolo o una barrera, sino un espacio de acogida que sea punto de partida y retorno, donde se promueven intercambios válidos, se buscan juntos nuevos equilibrios y se construyen nuevas síntesis».
También ha querido mostrar cuál es la genuina aportación de la Iglesia a tarea común. A través del «testimonio de su fe en Cristo resucitado, ofrece a las personas, a las familias, a las sociedades y a las naciones, una esperanza antigua y siempre nueva, una presencia que ayuda a todos a afrontar los desafíos y las pruebas, sin entusiasmos volátiles ni pesimismos sombríos, sino con la certeza de que el ser humano, amado por Dios, tiene una vocación eterna de paz y de bien, y no está destinado a la disolución ni a la nada». Ahora bien, la Iglesia vive en las circunstancias de la historia, «no siempre comprende y vive el mensaje evangélico en su pureza y plenitud… es insuficiente en sus miembros, se ve con frecuencia superada por la tarea que le ha sido confiada… la Iglesia es santa y pecadora». Por un lado, este es motivo de vergüenza ante el mundo, por otro, es un reclamo a la conversión, a recordar siempre que no se basta a sí misma, que necesita siempre de su Señor.
Otro punto de atención es lo que el Papa ha dicho a la Iglesia que camina en Bélgica. En su diálogo con los obispos y sacerdotes subrayó algo que para muchos no es obvio: «el primer camino que estamos llamados a recorrer es la evangelización». O sea, lo demás que tenemos que hacer, muchas cosas, debe derivar siempre de la tarea misionera de la Iglesia. El Papa ha dicho que «los cambios de nuestra época y la crisis de la fe que experimentamos en occidente» nos impulsan a regresar a lo esencial, al Evangelio, «para que a todos se anuncie nuevamente la buena noticia que Jesús trajo al mundo, haciendo resplandecer toda su belleza». Hace pocos días, los medios decían que los ejes de esta visitan serían la paz, las migraciones y el cambio climático… y de la evangelización poco se hablaba.
Hemos pasado, dijo a los obispos de Bélgica, de un cristianismo establecido en un marco social acogedor, a un cristianismo de «testimonio», una calificación que consideró preferible a otra frecuente hoy, un cristianismo «de minorías». Esto reclama la valentía de una conversión eclesial, para que todo esté al servicio de la evangelización, no de otros asuntos. Y ante la inminente apertura del sínodo de los obispos, ha sido también clarísimo: «el proceso sinodal debe ser un retorno al Evangelio, no deben estar entre sus prioridades algunas reformas que vayan a la moda, sino más bien, debemos cuestionarnos: ¿cómo podemos hacer llegar el Evangelio a una sociedad que ya no lo escucha o que se aleja de la fe?» De eso trata el Sínodo y por eso será interesante, no por discusiones estériles como las que plantea un manifiesto de las profesoras de Lovaina que el propio Francisco ha descalificado contundentemente.
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