Un amor que supera cualquier barrera
«Es un texto que ya estaba en el telar cuando Francisco fue hospitalizado»
La misión nunca se realiza mediante el poder (07/10/2025)
La voz del cardenal Pizzaballa (30/09/2025)
Ya tenemos el primer documento del pontificado de León XIV, la Exhortación Apostólica 'Dilexi Te', sobre el vínculo esencial entre el amor a Cristo y el amor a los pobres. Es un texto que ya estaba en el telar cuando Francisco fue hospitalizado y, ... como él mismo explica, León ha querido retomarlo y completarlo, imprimiéndole su sello personal. De su lectura surge una primera evidencia: la conmoción que provoca el encuentro con Cristo cambia nuestra mirada sobre el mundo de arriba a abajo, nos hace vibrar frente a la vida de cada hombre y mujer, frente a su deseo de felicidad y de justicia, porque cada uno ha valido nada menos que la encarnación del Hijo de Dios. León XIV traza en este texto un imponente recorrido que arranca con los profetas de Israel y atraviesa la entera historia de la Iglesia para mostrar que la fe, cuando está viva, suscita un ímpetu creativo de caridad que a veces puede ser como un susurro y, otras, un vendaval que incluso cambia las condiciones históricas. Desde la enseñanza de los grandes Padres como San Juan Crisóstomo y San Agustín, pasando por los hospitales de los monasterios medievales, la epopeya de San Juan de Dios y la Orden Hospitalaria, la revolución educativa de San José de Calasanz, San Vicente de Paúl y sus conferencias, la madre Cabrini y el cuidado de los migrantes… hasta llegar a Santa Teresa de Calcuta. El Papa ha pintado un impresionante fresco de colores vivos que muestra una caridad en obra, capaz de reinventarse para responder a las nuevas necesidades que han ido surgiendo.
No es precisamente en la «Teología de la Liberación» sino en los grandes Padres de la Iglesia antigua donde encontramos la formulación de que «los pobres son el tesoro de la Iglesia». Porque Jesús quiso identificarse con su necesidad: «cada vez que deis un vaso de agua a uno de estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hacéis». Porque en sus heridas del cuerpo y del alma trasluce, sin posibilidad de maquillaje, la radical necesidad que todos tenemos de ser salvados. Y porque no podemos estar tranquilos si una parte de nuestro cuerpo sufre, y en este texto aparecen con detalle las diversas fisonomías de la pobreza hoy: los que, literalmente, no tienen pan; quienes no gozan de asistencia sanitaria; los migrantes que buscan una tierra lejos de la guerra, el hambre y la persecución; quienes están solos y abandonados; los enfermos; los que fracasan según los estándares mundanos del éxito; los que han perdido el sentido y el gusto de vivir; quienes son perseguidos y no ven reconocida su libertad y sus derechos.
León XIV se hace eco también de la rica Doctrina Social de la Iglesia desplegada en el último siglo y no elude la dimensión política del drama de la pobreza, pero su flecha apunta más allá, al corazón de la existencia cristiana. De ahí el subrayado del valor de la limosna, hoy despreciada incluso por no pocos católicos. Concluyo con unas palabras al final de este texto: «el amor cristiano supera cualquier barrera, acerca a los lejanos, reúne a los extraños, familiariza a los enemigos, atraviesa abismos humanamente insuperables, penetra en los rincones más ocultos de la sociedad. Por su naturaleza, el amor cristiano es profético, hace milagros, no tiene límites: es para lo imposible». Resulta evidente que ninguno de nosotros tenemos esta energía, es Él quien nos la da, porque como reza el título de la Exhortación: «Dilexi Te», Yo te he amado.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete