Frutos del consenso episcopal

«No utilizan la palabra amnistía. Tardeo temprano tendrán que hacerlo»

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Una «estelada» en el campanario de la iglesia de Jafré, en Gerona Inés baucells

La Conferencia Episcopal Española hizo público, el pasado jueves, un comunicado de siete párrafos sobre la actual situación de España. Lo propio sería analizar lo que dice el texto, no lo que no dice o pudiera decir. Para resumir en este caso, menos es ... más. Una propuesta de ética de mínimos fruto del consenso episcopal, también con los obispos catalanes, cuya cabeza ahora es el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas. Una nota en continuidad con el discurso inaugural del cardenal Omella. Los obispos no utilizan la palabra amnistía, tampoco dan un paso más para referirse a los nacionalismos, ni a la autodeterminación. Tarde o temprano, por desgracia, tendrán que hacerlo.

Insisten en que «los acuerdos deben respetar la dignidad de la persona, el bien común y los principios de subsidiariedad y de solidaridad. Estos principios han de realizarse en el marco del ordenamiento jurídico propio del Estado de Derecho que nos hemos dado los españoles en la Constitución». Añaden que la Carta Magna consagra la separación de poderes y la libertad e igualdad de todos los ciudadanos, al tiempo que garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad. Recuerdan además que es «absolutamente necesario que sea perfectamente respetado el recto funcionamiento de las diferentes instituciones. Para la garantía de la libertad y de la justicia, es especialmente importante que se respete escrupulosamente la autonomía del Poder Judicial y la libertad de los jueces».

Cuando leía la nota del jueves, 'mutatis mutandi', me acordé del debate histórico en la Conferencia Episcopal sobre el terrorismo de ETA. Recuerdo cuando, una mañana, en su despacho, el entonces arzobispo castrense monseñor José Manuel Estepa, luego cardenal, me contaba cómo cuando en las Asambleas Plenarias salía el tema de ETA, los prelados vascos se apresuraban a decir que sólo ellos estaban legitimados para hablar de esa cuestión con autoridad. Hasta que un día monseñor Estepa se cansó y dijo aquello de que «sí claro, sólo podéis hablar vosotros, pero los muertos los pongo yo». Los obispos son obispos y algo más que obispos. Son españoles, catalanes y vascos. Pero, ¿acaso los catalanes no son españoles?

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