Un instituto público riojano expulsa a una alumna por usar el velo islámico: «Estamos recibiendo presiones»
La Consejería de Educación respeta la decisión del centro y la joven pakistaní, que ha iniciado una campaña en Change.org, lucha por volver a ponerse su hiyab en el aula
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Iniciar sesiónNo suele ser habitual que un instituto público expulse a una alumna musulmana por usar el velo islámico. O, al menos, no suele trascender. La primera vez que un acontecimiento similar ocurrió en España fue en la Comunidad de Madrid, el año pasado. Aquello encendió ... el debate de si, como ya hacen países como Francia, se debe o no prohibir el hiyab en el aula.
Ahora ha pasado en el IES Práxedes Sagasta, un histórico instituto público de Logroño, que además es el único en la región que imparte el Bachillerato Internacional. Eman Akram, la alumna de origen pakistaní en el centro de la polémica, se niega a volver a clase si no es con su velo. Pero es que esta estudiante de primero de Bachiller también ha logrado que la izquierda logroñesa se manifieste frente a la puerta del centro y que, una vez más, el debate aflore.
De un lado, las asociaciones musulmanas consideran que tal 'veto' atenta contra la libertad religiosa. Sin embargo, hay docentes que, sin entrar en la discusión confesional, razonan que al igual que no se permite que un estudiante acuda a las aulas encapuchado o con gorro, tampoco debería permitirse que una alumna musulmana se cubra con el velo islámico. De hecho, ese fue el argumento que llevó al Sagasta a 'expulsar' a Eman Akram si no accedía a quitárselo. «El año pasado, al final de curso, la dirección del centro explicó a las familias musulmanas matriculadas (hay varias), que no se permitiría a ningún alumno acudir con la cabeza cubierta y, por tanto, tampoco a las estudiantes que practican el islam», asegura Aitor Miranda, que es profesor de ESO y Bachillerato en el centro. De hecho, hay varias alumnas musulmanas que ya han renunciado a ponérselo cuando cruzan la puerta del Sagasta.
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Los primeros días del curso, cuenta Miranda, Akram no acudió a clase porque se negaba a quitarse el pañuelo. El día que se atrevió a ponérselo la dirección le obligó a acatar las normas y abandonar las instalaciones. Después, ha ido con él «a medio poner cubriendo la parte trasera de la cabeza, con el velo bajado enganchado en el moño». «El centro está recibiendo presiones», introduce Miranda. Según este docente, el Sagasta es un emblema para los movimientos de la izquierda riojana. Tradicionalmente, ha sido un instituto con muy buenos resultados académicos, pero también muy combativo ideológicamente, una especie de punto de encuentro para las manifestaciones. Por este motivo, según ha podido saber ABC, la expulsión de la alumna pakistaní «habría escocido especialmente» a formaciones políticas como Izquierda Unida o Podemos, así como a las principales centrales sindicales.
La Consejería de Educación, en manos del PP, asegura a este medio que «el reglamento que prohíbe el uso de cualquier prenda que cubra la cabeza fue aprobado por el claustro del instituto». La consejería, antes de la aprobación del citado reglamento, solicitó un informe a servicios jurídicos: «La normativa se ajusta a derecho, por tanto nosotros respetamos la decisión del instituto, así como su autonomía», indican fuentes de la consejería a ABC.
El argumento religioso, más allá de las normas
La controversia en torno al 'veto' al velo islámico en las aulas de este instituto ha reavivado la lucha de aquellos que desean que se prohíba de forma definitiva. Ese es el caso de Sonia Sierra, una de las dos profesoras que, después de lo ocurrido hace meses en Madrid, enviaron a los grupos parlamentarios del Congreso una iniciativa para modificar la regulación del uso del hiyab en ámbitos educativos y del burka en espacios públicos. «Los institutos están llenos de prohibiciones. Y la de ir cubierto es una más», señala Sierra.
«He escuchado las declaraciones de esta chica y creo que están repletas de falacias porque nadie le está negando su derecho a la educación». Pero esta docente añade otro argumento más: «El velo islámico es discriminatorio con la mujer, símbolo de sumisión y de restricción de su libertad».
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