El incendio de Tenerife ya es el peor de lo que va de año en España
Por superficie quemada, las casi 15.000 hectáreas calcinadas lo sitúan por encima del de Pinofranqueado (Extremadura) y Valdés (Asturias)
Un helicóptero menos en el incendio de Tenerife porque «alguien lanzó una piedra y lo dejó inoperativo»
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Iniciar sesiónEl incendio declarado hace ya una semana en el norte de Tenerife, a falta de que su avance sea controlado, es ya el peor del año en España, con 14.624 hectáreas afectadas en un perímetro de 88 kilómetros a lo largo de ... 12 municipios según los últimos datos disponibles.
No es el primero de los denominados grandes incendios forestales que han afectado a nuestro país este 2023 -aquellos que superan las 500 hectáreas quemadas-, pero a falta del recuento definitivo tras su extinción, el fuego en Tenerife es el más calamitoso de los 17 registrados hasta el momento. Le siguen el incendio del pasado 15 de mayo en Pinofranqueado (Cáceres), con aproximadamente 10.000 hectáreas afectadas por las llamas y el declarado el 5 de abril en Valdés (Asturias).
El principado de Asturias es de hecho la comunidad más afectada por los grandes incendios forestales en 2023, con 12 de los 17 registrados en total dentro de su territorio. En el conjunto del territorio, 2023 es el segundo año con más grandes incendios de la última década, solo superado por 2022, donde se constataron 44 catástrofes de estas características.
Atendiendo a la superficie quemada, 2022 se sitúa ya en la cuarta posición como año más afectado por las llamas, con 64.513 hectáreas calcinadas frente a la media de 56.012 del presente decenio -un 15% más-.
Más heridos aunque sin fallecidos en lo que va de verano
Otro de los efectos de los denominados grandes incendios forestales es la peligrosidad para los agentes forestales que se enfrentan directamente a las llamas. En lo que va de año, ya se han producido 60 casos de miembros de los equipos de emergencia heridos durante las labores de extinción, una cifra muy superior a los 49 de 2022, los 22 de 2021, los 11 de 2020 y los 23 de 2019 registrados a 14 de agosto de cada año.
Por otra parte, en la temporada estival del año presente todavía no se han tenido que lamentar muertes durante las labores de emergencia, después de un 2022 en el que ya habían fallecido 3 a estas alturas de año y 4 ampliando el margen hasta el 31 de diciembre.
Un incendio de sexta generación
La virulencia de las llamas, con su rápida propagación y poder destructor, catalogan al incendio de Tenerife como un incendio de sexta generación, que se caracterizan también por el efecto de las altas temperaturas y la incapacidad de los equipos de emergencia para enfrentarlos directamente, teniendo que limitarse a establecer líneas de defensas para contener el avance.
Esta categoría se distingue por la inmensa cantidad de energía liberada, generando condiciones atmosféricas propias y cambiantes. Por estas particularidades lo convierten en uno de los más peligrosos y complicados de controlar, ya que sus corrientes varían constantemente, volviéndolos más impredecibles para los equipos de respuesta en comparación con los incendios tradicionales.
Además, en el caso de Tenerife, se están formando pirocúmulos, que son nubes de humo inducidas por el fuego y que alcanzan alturas notables, entre 3 y 4 kilómetros en este caso específico. Estas nubes se elevan y perturban las condiciones climáticas locales, generando corrientes de aire que transportan humo y cenizas, incluso creando la posibilidad de nuevos focos por la aparición de rayos.
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Adicionalmente, las altas temperaturas del incendio presentan un desafío extra para las labores de extinción, dado que las temperaturas extremas, que pueden llegar hasta los 800ºC en el corazón del incendio, provocan que el agua lanzada por medios aéreos se evapore antes de llegar al suelo en ocasiones.
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