El fuego convierte la joya de Hawái en un infierno: «Es como si hubiera caído una bomba, no queda nada»

Desde el martes y hasta el miércoles por la noche, las llamas pastaron a sus anchas en varios sectores de la isla, empujadas por condiciones meteorológicas ideales para el fuego: sequedad acumulada y viento.

La peor parte se la llevó Lahaina, una localidad en el oeste de la isla, con gran importancia histórica. El incendio llegó hasta sus calles y, en pocas horas, calcinó buena parte de la localidad. En la mañana del jueves la cifra de muertos ha alcanzado las 55 personas, y son más de mil las desaparecidas. El condado de Maui ha detallado que el fuego que devasta Lahaina se encuentra controlado en un 80%, mientras que el incendio de Pulehu —en el área de Kihei— estaba controlado en un 70 % y la contención del desatado en la zona de Upcountry aún estaba siendo evaluada por los bomberos.

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«Mientras continúan las labores de extinción, hoy se han confirmado 17 víctimas mortales más en medio del activo incendio de Lahaina», que se suman a los 36 fallecidos, informó en un balance oficial el Condado de Maui. A última hora de la jornada confirmó a través de Twitter otros dos fallecimientos, lo que eleva la cifra total a 55.

«El pueblo entero ha quedado devastado», dijo la vicegobernadora de Hawai, Sylvia Luke. La devastación es «generalizada», reaccionaba la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, en sus siglas en inglés), que ha movilizado efectivos para dar respuesta al desastre natural. 

Las llamas pulverizaron más de 270 edificios de Lahaina, que fue capital del reino original de Maui y del Reino de Hawái en la primera mitad del siglo XIX, cuando apenas la única presencia occidental en el archipiélago era la de misioneros cristianos.

La estructura de madera de la iglesia histórica de Waiola, en el centro de la localidad, en pie desde principios del siglo XIX, se convirtió en una antorcha. «Es muy triste, me parte el corazón», dijo Tama Kaleleiki al medio local 'Maui News' ante los restos de cenizas en los que se había convertido el templo. «Solo espero que la iglesia tenga la fortaleza de superar esto».

El de Lahaina no fue el único incendio en Maui. Otras zonas menos pobladas también sufrieron incendios descontrolados. Y la isla de Hawái, la mayor y la que da nombre al archipiélago, tuvo a su vez fuegos, aunque de menor intensidad. Allí, las órdenes de evacuación ya se habían retirado el miércoles por la noche y no había dificultad para moverse por la isla.ss

En Maui la situación fue muy distinta. La velocidad de las llamas, empujadas por los vientos de cola del huracán Dora, situado a cientos de kilómetros de la isla, pero que se dejaba notar, no permitió a muchos vecinos de Lahaina tener la capacidad de reaccionar. Algunos murieron atrapados por las llamas. Otros consiguieron salvarse encontrando refugio en el Océano Pacífico. Cerca de medio centenar de personas fueron rescatadas en el agua o en la orilla por la Guardia Costera.

El presidente Joe Biden declaró en la mañana del jueves el estado de catástrofe natural para Hawái, lo que permitirá liberar «fondos federales a disposición de los afectados en el condado de Maui», explicó la Casa Blanca en un comunicado.

Además, la red hospitalaria de la isla está «saturada» por los pacientes con quemaduras y personas que inhalaron humo, según la vicegobernadora de Hawái, Sylvia Luke, que describió la situación como «dramática». Por si fuera poco, todos los sistemas de telefonía en Maui colapsaron y se suspendieron los servicios básicos.

Los lugareños han indicado a los medios que las ordenes de evacuación llegaron demasiado tarde, siendo este uno de los motivos que ha provocado que la cifra de desaparecidos sea tan elevada.

Los incendios han forzado a que más de dos mil personas tuvieran que pasar la noche en refugios habilitados por las autoridades. Cientos de personas más no tuvieron más remedio que dormir en sus coches. Todos acompañados de lo poco que les dio tiempo a rescatar de sus hogares. Y cerca de 12.000 estuvieron sin electricidad.

«En Lahaina parece como si hubiera caído una bomba. No queda nada», explicó Laren Gartner, propietaria de un restaurante y una cervecería en la localidad a la CNN. «El pueblo entero es una escombrera».

«Fue un infierno total, el Armageddon», contó Tad Craig a 'The New York Times'. En su huida del centro de Lahaina, vio como explotaban los tanques de gas y el humo se metía por todos lados. A Craig, como a muchos vecinos de Maui, les preocupa su futuro. Él es un fotógrafo de bodas y depende de los turistas. «¿Cómo voy a pagar las facturas el mes que viene? ¿Y dentro de dos meses?».

Maui es una de las joyas del archipiélago de Hawai. Para algunos, la mejor isla para visitar. El turismo supone el 80% de los ingresos de sus habitantes y el 75% de los empleos en el sector privado. Es además, un refugio adorado por multimillonarios. Aquí tienen casa, entre otros, Jeff Bezos y Oprah Winfrey.

Los incendios han supuesto una situación caótica para los miles de turistas que estaban visitando la isla. Cientos de ellos estaban atrapados en el aeropuerto, ante la imposibilidad de encontrar vuelos para todos y entre problemas de visibilidad para los aviones.

Las autoridades insistían en que el resto de islas están abiertas para los turistas y muchos de los que estaban en Maui han encontrado acomodo en otras, como Kauai u Oahu. Según la CNN, 11.000 personas fueron evacuadas el miércoles, mientras se esperaba que a lo largo de la jornada del jueves salgan de la isla al menos otras 1.500.

Las causas de los incendios todavía no han sido determinadas con exactitud, pero Maui sufría condiciones favorables para el fuego, como ha ocurrido en otras partes del planeta esta temporada. El 16% de la isla se encuentra en situación de sequía severa, lo que ha convertido buena parte de su territorio en combustible.

Los expertos también apuntan a cambios en el uso del terreno. Las plantaciones de piña o de caña de azúcar que durante décadas ocuparon buena parte de la isla desparecieron en su mayoría a finales del siglo pasado. En su lugar, han crecido praderas de hierba que son de gran riesgo para el fuego.

Entre la devastación, una joya de Maui podría haber sobrevivido: se trata de un árbol banya, traído desde India en 1873 para conmemorar el medio siglo de presencia de una misión protestante en la isla. Entonces no llegaba al metro y medio de altura, ahora tiene dieciocho, y un volumen similar al de una bloque de apartamentos. El árbol quedó churruscado por el fuego, pero en pie. «Se dice que si las raíces están sanas, probablemente volverá a crecer», dijeron las autoridades locales. Es algo que también sirve para el futuro de la isla.ss