El Papa Francisco se enfrenta a su semana más intensa con un estado de salud precario
A sus 87 años, a la «leve gripe» que le impide leer sus discursos desde hace un mes, se suman los problemas que le restan movilidad
Desde este Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección le esperan nueve grandes ceremonias
Los achaques de salud juegan dos malas pasadas al Papa
Los problemas de movilidad del Papa se han hecho más evidentes en las últimas audiencias en la plaza de San Pedro cuando ha tenido dificultades para subir al papamóvil
«Ahora seguiremos la catequesis de hoy, que seguirá la serie sobre los vicios y las virtudes. Le he pedido a monseñor Giroli que la lea, porque yo todavía no puedo», explicó el Papa este miércoles durante la audiencia general. Se cumple un mes de ... la «leve gripe» que agarró Francisco durante sus ejercicios espirituales, y que desde entonces prácticamente siempre le ha impedido leer discursos largos, con la excepción de los ángelus del domingo desde su ventana.
Aunque el Papa mantiene su agenda de trabajo con normalidad, -de hecho, este jueves estuvo casi 45 minutos con Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía-, sigue sin poder pronunciar largos discursos en público. Tampoco lo hace durante encuentros con grupos menos numerosos en el Palacio Apostólico, pues en esos casos el Pontífice está optando por entregar el discurso escrito o solicitar a un colaborador que lo lea.
A sus 87 años, aparte de esas dificultades para leer textos largos en voz alta, en las últimas semanas parecen haber aumentado las molestias que le impiden caminar. Lo cierto es que en marzo el Papa ha usado la silla de ruedas en más ocasiones de las habituales, y aparentemente está evitando hasta el más mínimo desplazamiento imprescindible.
A pesar de todo, su portavoz ha confirmado que presidirá las nueve grandes citas que tiene por delante esta maratoniana Semana Santa, y que la única incógnita es si leerá o no personalmente la homilía o el discurso previsto. Lo más probable es que con serenidad tome la decisión en el último momento, consultándose con las personas que atienden su salud. En el entorno del Papa Francisco, que acaba de conmemorar el 11 aniversario de su pontificado, quitan importancia a esta limitación y subrayan que el Pontífice está dando prioridad a la cercanía física a las personas.
Curiosamente, el año pasado se planteó una situación parecida justo antes de Semana Santa, pues el mismo Viernes de dolores el Papa fue dado de alta del hospital Gemelli, donde estuvo ingresado a causa de una infección respiratoria, y esa misma mañana confirmó sorprendentemente que celebraría la misa del Domingo de Ramos en la plaza.
Este año no se ha puesto en ningún momento en duda su presencia del Papa en la ceremonia del Domingo de Ramos. La ceremonia arranca a las diez de la mañana desde el obelisco que hay en el centro de plaza de San Pedro. Allí el Papa bendice las palmas y ramas de olivo y luego se traslada en papamóvil a la zona del altar.
El Vaticano calcula que asistirán unos 60.000 peregrinos a la ceremonia, entre ellos varios miles de españoles. También ha comunicado que algunas de las palmas que se utilizarán proceden de España, y son regalo de un centro neocatecumenal de Madrid.
El lunes es fiesta en el Vaticano y es una buena noticia porque Francisco podrá descansar y recuperar fuerzas para la intensa agenda que le espera. El miércoles por la mañana tendrá la audiencia general con una catequesis sobre las ceremonias del Triduo Pascual.
El Jueves Santo el Papa tiene dos importantes ceremonias. A primera hora de la mañana celebra la Misa crismal en la basílica vaticana en presencia de todos los sacerdotes de Roma. En esta eucaristía renuevan sus promesas sacerdotales y reflexionan sobre el vínculo espiritual con el sucesor de San Pedro.
Por la tarde, el Papa se trasladará a una cárcel de mujeres de Roma, la «Casa Circondariale di Rebibbia», donde celebrará la «Conmemoración de la Cena del Señor» en recuerdo de la institución de la Eucaristía y lavará los pies a doce personas.
Vía Crucis en el Coliseo
El Viernes Santo, Francisco participa en los oficios en la basílica de San Pedro, pero es tradicional que haga la homilía el «predicador de la Casa pontificia», el cardenal Rainiero Cantalamessa. Cuando haya anochecido, el Papa suele trasladarse al Coliseo de Roma para presidir el rezo del Vía Crucis. Este año empieza a las 21:15. En 2023 evitó desplazarse hasta allí por indicación médica, y, aunque aún figura en su agenda, se da por seguro que también este año lo seguirá desde su casa.
Si en el pasado, Juan Pablo II solía celebrar la Vigilia Pascual del Sábado Santo en el Vaticano en torno a las diez de la noche, ya desde los últimos años de su pontificado pasó a celebrarse unas horas antes. Este año la ceremonia comenzará a las 19:30 horas, en el atrio de la basílica de San Pedro, con la breve ceremonia del encendido del fuego y bendición del cirio pascual. También el Papa tiene previsto asistir y bautizar y dar la primera comunión a un grupo de adultos.
Su Semana Santa concluirá el Domingo de Resurrección con dos ceremonias: una misa en la plaza de San Pedro, sin homilía, seguida por el largo discurso pascual y la bendición Urbi et Orbi desde el balcón central de la basílica, para rezar por la paz en las zonas del mundo más afectadas por la guerra.
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Una agenda agotadora para cualquier persona, que pondrá una vez más a prueba la resistencia del Papa Francisco.
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