Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería: «Aún se trata a las enfermeras como 'chicas para todo'»
El presidente de las enfermeras denuncia que la actual categoría profesional del colectivo es «injusta»
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Madrid
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Iniciar sesiónQue las enfermeras sean partícipes de las decisiones que afectan al sistema sanitario es una de las principales tareas que Florentino Pérez Raya se propuso cuando llegó a la presidencia del Consejo General de Enfermería (CGE) hace ya siete años. Para ello, afirma, intenta ... no dar un solo paso sin conocer la opinión de los colegios profesionales a los que representa. Y una de las reclamaciones que más escucha es también la que él, como enfermero, más defiende: la necesidad de cambiar la categoría profesional del colectivo. Por esta «injusticia», denuncia, una enfermera puede ser consejera de Sanidad de una comunidad autónoma, pero no dirigir un centro de salud, por ejemplo.
—¿Cuál es el principal problema con la categoría profesional?
—En la Administración General del Estado hay diferentes categorías de reconocimiento a profesionales que empiezan por el grupo A1 y van hacia categorías inferiores. El grupo A1 comprende por ejemplo a médicos o abogados. Y en el A2 estamos la Enfermería, Fisioterapia, Podología, etc. Esto es así por la Ley de ordenación de las profesiones sanitarias, la ley de leyes en la sanidad, que es de 2003. A unos se les considera licenciados y a otros como nosotros diplomados. Pero es del año 2003 y estamos en 2024. Hace 21 años que se promulgó y en este tiempo ha cambiado en Europa la regulación de los profesionales a nivel académico y se nos cataloga a todos como graduados, pero la ley no se ha modificado. Estamos a la espera y reclamando que se modifique para homogeneizar esta situación.
Lo que reivindicamos es que si todas las profesiones somos ya graduadas, tendremos que estar en el mismo grupo. No hablamos de retribuciones. Dentro de ese grupo no tiene por qué ganar igual el enfermero que el médico, pero sí tener la misma categoría profesional.
—¿Y qué implicaciones tiene esto en el día a día de una enfermera?
—Hay un problema gordo y es que aunque hay consejeras de Salud que son enfermeras, cuando nosotros accedemos a otro puesto importante y de responsabilidad como gerente de hospital, el nombramiento siempre es recurrido porque dicen que no tenemos la categoría profesional para serlo. Quien lo recurre sabe que sí tenemos la capacidad, como nosotros sabemos las capacidades que tienen el resto de colectivos, pero el que no lo sabe es el juez, que en el momento que le llega la reclamación se va a la legislación y dice: 'ah, es que esta persona tiene la categoría A2 y el puesto es para un A1'. Y casi siempre juzgan con derecho a eso, lo que es totalmente injusto, porque la profesión está más que capacitada para acceder a puestos de responsabilidad.
—La actual ministra de Sanidad, Mónica García, se ha abierto a este cambio, ¿cree que lo hará?
—Yo creo que es sincera cuando dice eso y creo que en su parcela ella lo aprobará y lo presentará a los órganos que corresponda. El problema son los demás, porque no depende solo de Sanidad, también depende de Economía, Hacienda... y no sabemos qué pegas pueden ponernos. Porque lo primero que todo el mundo asume es que si se sube de categoría habrá una retribución muy grande, pues somos ya 345.000 enfermeras y enfermeros. Pero no se trata de eso. Eso es cuestión de hablarlo y discutirlo e incluso de establecer plazos en varios años, por lo que de golpe no causa ningún problema. Pero hay que lograrlo porque la profesión no está contenta con esta situación.
—¿Y el resto de leyes sanitarias sí se ajustan a la situación actual?
—Hay otras que también es necesario modificar, como la Ley del Medicamento, que es muy antigua. No se puede entender que los enfermeros todavía tengamos que estar supeditados a determinadas normas para hacer lo que habitualmente hemos hecho. Hay cosas que yo ya hacía en los años 70 y ahora me dicen que no las puedo hacer. Esto hay que regularlo. Hay naciones europeas donde hay centros en los que no existe ni un solo médico, solo enfermeras y son las que prescriben. Tenemos que empezar a lograr eso. Pero hablamos no de cuestiones médicas, sino de cuestiones sanitarias, de cuidados. Y lo podemos hacer perfectamente, pero necesitamos tener un respaldo jurídico.
Nuestra reivindicación es que nosotros seamos igual que el resto de los prescriptores que están en la Ley del Medicamento. No vamos a tratar a un enfermo en cosas que no sean de nuestra competencia, hay un equipo sanitario y sabemos lo que cada profesional tiene que hacer. No nos extralimitamos en nada. Pero tienen miedo de que eso pueda llegar alguna vez.
—¿Quién tiene miedo?
—Normalmente son los médicos. Pero yo cuando hablo con ellos de estas cuestiones, que suele ser con los estamentos superiores, no hay ni el más mínimo problema. Y los que están en Atención Primaria tampoco, porque trabajan en equipo y saben perfectamente la capacidad que tienen las enfermeras.
—¿Qué problema hay con la especialidad en Enfermería?
—Hay bastantes enfermeras especialistas, pero de poco sirve porque luego no se contratan por especialidad. Hay algunas comunidades que sí, sobre todo a matronas o en Pediatría, pero en la mayoría las enfermeras son las 'chicas para todo' y lo mismo les da que estén en un quirófano que en una sala de reanimación. Nosotros servimos para todo y los médicos sabemos que no, que los contratan por especialidad, y eso es lo que nosotros pretendemos.
—¿Qué opinión tiene del nuevo decreto por el que la CNMC evaluará el código deontológico de los colegios profesionales y consejos generales?
—En la parte sanitaria estamos en desacuerdo y Unión Profesional también se ha pronunciado en contra. Es una cosa totalmente ilógica porque el Gobierno siempre ha delegado que las profesiones podamos vigilar a nuestros profesionales para que el trato que a los enfermos sea totalmente correcto y si no tenemos el poder de sancionarlos, incluso descolegiándolos y expulsándolos de la profesión. Siempre ha sido muy correcto todo y nunca ha habido ningún problema. Es una forma intervencionista del Gobierno que por desgracia estamos viendo. Yo en Europa no conozco que esto sea así en absoluto.
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