«Los Estados se han dejado arrastrar por los activistas trans»
Un mediático libro alerta sobre las consecuencias en todos los niveles de crear «fábricas de niños trans»
Céline Masson, una de las autoras, denuncia que en países como España «la militancia transgénero consigue imponer sus criterios»
Corresponsal en París
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Iniciar sesiónCéline Masson y Caroline Eliacheff, psicólogas, psicoanalistas, profesoras universitarias, han abierto un incesante debate que afecta a la matriz misma de nuestras sociedades: a su modo de ver, la militancia transgénero se ha transformado en una suerte de «terrorismo intelectual» que utiliza «métodos fascistas» ... para modificar los comportamientos individuales y colectivos en el terreno crucial del cambio de sexo, a edades muy tempranas.
Comportamientos individuales que tienen un efecto devastador para la matriz social de la familia y el funcionamiento, correcto o perverso, de instituciones sanitarias (públicas y privadas) y de las instituciones judiciales, responsables del orden institucional de las sociedades y el Estado.
La primera edición francesa de 'La fábrica de los niños transgénero' (Ediciones Deusto), el ensayo de Céline Masson y Caroline Eliacheff, abrió hace meses un debate nacional y europeo que no ha dejado de crecer y que plantea, como su nombre indica, cómo desde las instituciones se están adoptando las teorías transgénero.
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Céline Masson explica por lo menudo los mecanismos perversos de la «ideología» y la «autodeterminación de género», ofreciendo «soluciones» perversas a niños y adolescentes con problemas de identidad relacionados con la transición de la pubertad y la adolescencia.
-Si la comprendo bien, las redes sociales pueden convertirse en un peligro para salud física y moral de nuestras sociedades.
-Redes sociales e influencers pueden ejercer y ejercen influencias perversas y dañinas sobre niños y niñas, los más frágiles, provocando desastres íntimos, que afectan al futuro de personalidades que pueden sufrir daños irreversibles, en el terreno físico y en el terreno moral, con graves consecuencias para las familias y la sociedad. En muchos casos, los primeros tratamientos psicológicos pueden derivar hacia tratamientos hormonales e intervenciones quirúrgicas causando daños físicos y psicológicos irreversibles, de por vida.
-El consumo de juegos y televisión puede agravar esos problemas en los niños.
-Sí. Hace tiempo que se llegó a alcanzar cotas de alerta. Es urgente advertir de la importancia del consumo indiscriminado de imágenes, programas y juegos, que perturban la formación de muy mala manera.
-¿Las terapias médicas pueden provocar tragedias irreversibles?
-Continúa creciendo de manera llamativa y alarmante, en los EE. UU. y Europa, el caso de adolescentes y jóvenes que comenzaron a recibir y consumir productos y tratamientos médicos que cambiaron su vida. Con relativa rapidez, descubrimos a chicos que tomaron productos que bloquearon su pubertad, tomando hormonas del sexo opuesto, para desarrollar pechos, para desarrollar atributos femeninos, o testosterona, para desarrollar características sexuales masculinas. Una vez utilizados esos productos, o recurrido a esas terapias, se corre el riesgo de sufrir sus consecuencias perdurables. Las decisiones precipitadas se convierten en tragedias para toda la vida.
-En su libro, usted y la doctora Caroline Eliacheff denuncian un clima de «terror intelectual», en Francia y otros países.
-La publicación de nuestro libro ha abierto un debate de fondo. Y hemos descubierto, estamos sufriendo, el terrorismo intelectual, efectivamente, de los activistas transgénero. Han conseguido que se anulen nuestras conferencias. En Lille, en París, los activistas utilizaron todo tipo de recursos perversos, impidiendo que pudiésemos hablar, discutir libremente. Los activistas transgénero utilizan métodos fascistas: descalificar a quien no piensa como ellos, lanzando acusaciones falsas, utilizando la mentira sin escrúpulos, manejando la desinformación a la manera fascista, con el fin expreso de imponer sus criterios.
-¿En cierta medida algunos Estados también son víctimas de ese mismo «terror intelectual»?
-Los Estados intentan defender su «independencia» y sus criterios propios. Pero, en la práctica, partidos, personalidades o influencers se han dejado arrastrar por la falta de criterio de los activistas transgénero, creando situaciones complejas y peligrosas.
-Ante ese problema, tengo la impresión que la comunidad científica está dividida… ¿Me equivoco?
-En la comunidad científica son muy mayoritarios los partidarios de un diálogo recto, honesto y equilibrado. Pero los científicos más escrupulosos pueden ser desbordados por la militancia y los influencers, muchos médicos sin escrúpulos. Es más fácil leer y difundir basura que reflexionar y adoptar posiciones científicamente responsables.
-Desde el punto de vista jurídico internacional, algunos tribunales, en el Reino Unido, por ejemplo, han advertido de los riesgos de los problemas de fondo. Keir Starmer, líder del partido laborista inglés, ha tomado posición contra el gobierno de Escocia, diciendo que, a su modo de ver, a los 16 años todavía se es demasiado joven e inmaduro para cambiar de género.
-Efectivamente. La 'British Psychololgial Society' también ha advertido de riesgos profundos. En su día, los más altos tribunales ingleses dieron la razón a Keira Bell, un joven que había decidido cambiar de sexo muy prematuramente, querellándose contra la clínica que lo trató de manera irresponsable, ofreciéndole tratamientos y manipulaciones que han perturbado su vida de manera muy profunda. Hay muchos otros casos, pero en algunos países, como en Francia y quizá en España, la militancia transgénero consigue imponer sus criterios, peligrosos.
-¿Legislar en este terreno corre el riesgo de agravar problemas muy profundos?
-Cómo dudarlo. Allí donde los activistas transgénero son mayoritarios, el problema se instala rápidamente en la justicia, la sanidad y la vida pública, con efectos perversos que pueden ser muy duraderos.
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-Ante estas cuestiones, Europa misma está muy dividida… ¿Puede y debe intervenir la Comisión europea ante el riesgo de agravación?
-A día de hoy, una mayoría de Estados se someten a los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Quizá sean harto insuficientes. Quizá sea urgente que estas cuestiones, de inmenso calado moral, físico, familiar, espiritual y cultural sean tratadas al máximo nivel, en la Unión Europea, con el máximo rigor científico y la más absoluta independencia, para intentar advertir a nuestras sociedades, para asumir colectivamente problemas que afectan al futuro de nuestras culturas.
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