El Cantábrico, a 20 grados: el desconcertante calor del Atlántico llega a las costas españolas
En el norte, el agua presenta anomalías de hasta 4 grados. También el Mediterráneo presenta temperaturas más propias del mes de julio
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Dos meses insólitos en el océano desatan las dudas científicas
Madrid
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Iniciar sesiónLo que está ocurriendo este año en los océanos no tiene todavía una explicación científica clara. Se ha producido un calentamiento rápido, repentino y que abarca grandes áreas no solo en el Pacífico, fruto del fenómeno natural de El Niño, sino también en ... el Atlántico Norte, sin una sola causa que lo explique todo. Las aguas españolas no han quedado al margen de la tendencia. En el Cantábrico, el agua se acerca a los 20 grados, cuando debería estar a 16. También en el Mediterráneo se ven valores más propios de julio, cerca de los 23 grados.
«Esto se está observando en muchas zonas oceánicas de la Tierra, hay anomalías positivas de temperatura», cuenta el meteorólogo de Meteored, José Miguel Viñas. Los últimos datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) indican que los valores de la superficie global del océano fueron de récord en mayo, lo que supone ser el segundo mes consecutivo en el que los registros superan, y con mucho, las marcas previas.
En la costa norte de España, es «realmente llamativo», dice Viñas, situarse a 20 grados cuando lo normal son 16 grados en estas fechas. «Desde que hay registros, nunca a comienzos de junio había tenido una temperatura tan alta», valoraba la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) esta semana. En los próximos diez días, además, los valores podrían escalar incluso más, con anomalías por encima de los 5 grados.
Las razones detrás de esta tendencia no están claras, aunque una de las hipótesis que manejan los científicos es un debilitamiento de los vientos del Atlántico, que al 'remover' el agua normalmente ayudan a enfriar la superficie. «Las causas del calentamiento habría que buscarlas en el caso del Atlántico en circulaciones atmosféricas perturbadas por la presencia de anticiclones más al norte de lo habitual y sobre Escandinavia», explica a ABC José Luis Camacho, portavoz de Aemet. Esto, además, afecta a los diferentes ramales de la corriente del Golfo.
Porque la situación general del Atlántico no es normal. «Hablamos de que en algunas zonas están a 3, 4 o 5 grados por encima de lo normal y manteniéndose en el tiempo. Y eso es lo que no se puede explicar por el comportamiento normal que tiene la atmósfera o corriente oceánica. Tiene que haber algo que está provocando eso, y eso se tiene que investigar», dice Viñas.
En cualquier caso, los dos meteorólogos apuntan a la huella de fondo del calentamiento global. «Explica una parte del calentamiento de las aguas superficiales del Atlántico y el Mediterráneo», dice Camacho.
Mediterráneo
El Mediterráneo, por su parte, también presenta anomalías de hasta 3,5 grados en algunas zonas, pero no se corresponden a la situación del Atlántico. «El Mediterráneo tiene una dinámica propia, con entrada de agua atlántica por el estrecho de Gibraltar que normalmente está más fresca. Aunque llegue con mayor temperatura el impacto global no va a ser grande», explica Francisco Pastor, investigador del área de Meteorología y Climatología del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM).
En realidad, existen muchas causas posibles para las olas de calor marinas, cuenta. Su aparición puede responder tanto a procesos marinos como atmosféricos. Es decir, pueden producirse por la llegada de masas de agua más cálidas transportadas por la circulación de las corrientes marinas o porque el agua no se mezcle y sea más cálida en la parte superficial, por ejemplo. Pero también se puede dar por la ausencia de vientos (cuanto más intensos, más favorecen que el agua se mezcle y enfríe) o a variaciones en la radiación solar, en la humedad o calor de la atmósfera.
¿Qué hay detrás del calor en el Mediterráneo? Habrá que estudiarlo, aunque el Mare Nostrum está sufriendo «un ascenso continuo desde hace al menos 40 años, acelerado en los últimos 20», explica Pastor. Las olas de calor marinas son más frecuentes y extremas. De hecho, un estudio del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) detectó que, entre los años 2015 y 2019, el Mediterráneo experimentó una ola de calor cada año. El efecto directo fueron muertes masivas de especies. En el norte de España, en cambio, el aumento de temperaturas ya se ha vinculado a la caída de especies como el gallo.
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Pese a todo, lo que ocurra este verano con la temperatura de las aguas españolas todavía está por ver. Ya en 2022 se alcanzaron cifras cercanas a los 30 grados cerca de Baleares, algo inédito. «Tenemos muchos números para batir récords en el Mediterráneo», dice Camacho, mientras que «en el Atlántico dependerá del comportamiento de las corrientes».
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