Una viuda rumana agraciada con el Gordo: «Ha sido mi marido desde el cielo»

Sodeto es la estampa viva de la mayor fortuna concentrada en lo más pequeño, un sencillo pueblo de la comarca de Monegros en el que viven unas 60 familias. La suerte llegó a Sodeto de la mano de la Asociación de Amas de Casa : vendió 1.200 participaciones de cinco euros que se han traducido en 120 millones de euros en premios, a 100.000 cada participación o, como decía la viuda Ana hablando aún en pesetas, «16 millones».

Otro de los agraciados por el Gordo de Grañén es un parado al que se le había acabado la prestación. Se llama Joaquín. Su padre murió hace dos años y la falta de trabajo mordía su vida. Ayer, la lotería le dio oxígeno: 800.000 euros gracias a ocho participaciones que había comprado.

Quien no está en la lista del multimillonario reparto es justo quien vendió el gran premio, la propietaria de la administración de lotería de Grañén , María Pilar Azagra. «Yo no me quedé ningún décimo, pero no pasa nada, es normal, los loteros tenemos asumido que no podemos coger de todos los números que vendemos», contaba a ABC con resignación, pero también con la alegría de haber pasado a la historia por ser la que, en 2011, vendió el mayor premio de la historia de la lotería en España.

Horas después de que el bombo saliera el Gordo —muy madrugador este año—, María Pilar Azagra seguía hecha un manojo de nervios. «Aún no sé cuánto he repartido en total. Sé que devolví varios décimos, pero aún no sé cuántos... Diez, doce, quince, no sé, una docena...». Pero una docena no es nada cuando se han puesto a la venta 1.800 décimos del Gordo de Navidad . Puñado de euros arriba, puñado de euros abajo, la lotera de Grañén ha repartido del orden de 715 millones de euros desde un municipio que no pasa de los 2.000 habitantes entre el propio núcleo de Grañén y el resto de poblaciones que pertenecen al mismo término municipal.

Por cierto, el dicho de que «la suerte te llega, no hay que buscarla» es relativo. Puede dar fe de ello un vecino de Huesca que se hizo con cuatro décimos del 58268 «in extremis», a última hora del miércoles, justo cuando la lotera ya estaba preparando las devoluciones. «Me llamó por teléfono un señor de Huesca y me dijo que no cerrara, que le esperara porque quería comprarme lotería». Lo curioso es que no era cliente de la administración de Grañén , pero insistió en ir allí para comprar unos décimos y, además, en concreto del número que ha sido agraciado con el Gordo. «Me pidió ese número y me dijo que se los guardara», explica la lotera. Poco después, este hombre acudió y compró cuatro décimos que, entre los cuatro, se han llevado 1,6 millones. Todo apunta a que este vecino de Huesca era cliente del bar de la capital oscense que había vendido participaciones de ese número y él, al quedarse sin ellas, recurrió directamente a la administración de la que habían salido los décimos.