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El Vaticano expulsa del sacerdocio al excardenal McCarrick tras las acusaciones por abusos

Nunca fue sancionado por Benedicto XVI, que solo le había «exhortado fuertemente a no hacer viajes ni apariciones públicas»

El excardenal Theodore McCarrick, en una imagen de 2013 REUTERS
Juan Vicente Boo

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La Congregación para la Doctrina de la Fe ha expulsado del sacerdocio al excardenal y arzobispo emérito de Washington Theodore McCarrick tras ser acusado de abusos sexuales a menores y seminaristas, informó hoy la oficina de prensa de la Santa Sede en un comunicado. La Congregación para la Doctrina de la Fe considera a McCarrick culpable de abusos a menores y a adultos con la agravante de abusos de poder y por eso le impone la pena de la reducción al estado laical, se lee en el comunicado oficial. «El Santo Padre reconoció la naturaleza definitiva , de acuerdo con la ley, de esta decisión, que hace que el caso sea resuelto, es decir, no sujeto a una nueva apelació», añade.

La nueva sanción se une a las anteriores, que eran ya muy fuertes, la prohibición de todo ministerio o actividad en público y la expulsión del cardenalato , tomadas por el Papa Francisco poco después de que llegasen al Vaticano las primeras denuncias de abusos de menores, -tocar indebidamente monaguillos-, cometidos por McCarrick hace 47 años cuando era un joven sacerdote en Nueva York.

El prelado americano era el segundo cardenal suspendido por Francisco después de haberlo hecho en 2015 con el arzobispo de Edimburgo, Kevin Patrick O’Brien, por haber abusado sexualmente de sacerdotes, mayores de edad pero subordinados al arzobispo. O’Brien, a quién ordenó además abandonar Escocia, falleció en 2018.

El caso de McCarrick es mucho más notorio por haber sido del 2001 al 2006 arzobispo de Washington, el cargo de mayor visibilidad en la Iglesia de Estados Unidos por la relación con el presidente.

Theodore McCarrick (Nueva York, 1930), fue ordenado sacerdote en 1958 y nombrado obispo auxiliar en 1977. Su carrera eclesiástica despega cuando Juan Pablo II lo nombra obispo de Metuchen en 1981 y arzobispo de Newark en 1986.

Los abusos de seminaristas se produjeron en esas dos diócesis del estado de New Jersey. La primer a denuncia conocida fue presentada a su sucesor al frente de la diócesis de Metuchen en 1994 por el entonces sacerdote Gregory Littelton, quien recibió una indemnización de la diócesis en 2007.

Al parecer, nadie presentó ninguna denuncia en la nunciatura hasta el año 2000, cuando Juan Pablo II nombró a McCarrick arzobispo de Washington, y poco después cardenal en 2001. Aunque nadie ha denunciado en público comportamientos indebidos en su etapa de arzobispo de Washington, el Papa Benedicto XVI conocía probablemente los que habían aflorado de etapas anteriores, y probablemente por eso aceptó su renuncia enseguida en 2006, poco después de que cumpliese los 75 años.

La primera denuncia pública por abuso de seminaristas fue presentada en 2008 cuando el ex sacerdote Richard Sipe colgó en Internet una carta abierta a Benedicto XVI. La archidiócesis de Newark le indemnizó y Sipe colgó parte del texto en la Red en 2010.

Un arzobispo retirado

En esas fechas, el entonces cardenal McCarrick era un arzobispo retirado, y Benedicto XVI no le impuso ninguna sanción sino que, según una carta publicada el 7 de octubre de 2018 por el cardenal canadiense Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de Obispos: «después de su jubilación en 2006, el ex cardenal fue fuertemente exhortado a no hacer viajes y no aparecer en público para no provocar nuevos rumores respecto a él». También se le indicó que dejase de residir en un seminario de Washington, y fue necesario insistirle hasta que por fin se trasladó.

La ausencia de cualquier sanción formal la confirma el comportamiento del arzobispo Carlo María Viganò, nuncio en Washington de 2011 a 2016, quien participó en numerosos actos públicos e incluso homenajes a McCarrick sin hacer el mínimo esfuerzo por aplicar la «fuerte exhortación» de Benedicto XVI a que llevase una vida privada. Por eso no se comprende que en agosto de 2018 acusase a Francisco de levantar sanciones pues ha sido el único pontífice que las ha impuesto.

La medida de Benedicto XVI era solo una exhortación verbal, pues, según la carta del cardenal Ouellet, que revisó los archivos, «no hay ningún documento firmado por uno u otro Papa (Benedicto XVI o Francisco) sobre este asunto, ni ninguna nota de audiencia de mi predecesor , el cardenal Giovanni Battista Re, que diese mandato para obligar al arzobispo emérito McCarrick al silencio y a la vida privada».

La caída de McCarrick no se produjo hasta 2018, cuando las denuncias de antiguos monaguillos víctimas de tocamiento en 1971 fueron presentadas a la archidiócesis de Nueva York. Según el cardenal Timothy Dolan, «los resultados de la investigación fueron trasladados al Consejo de Revisión Archidiocesano, un grupo de profesionales expertos que incluye juristas, expertos en actividad policial, padres, psicólogos, un sacerdote una religiosa. El Consejo considera las acusaciones creíbles y comprobadas».

La información fue enviada al Vaticano , y el 20 de junio de 2018 se hacía público que el Papa Francisco suspendía a McCarrick de toda actividad sacerdotal en público mientras continuaba estudiando su caso. Poco después le expulsaba del cardenalato.

El 6 de octubre de 2018, mediante un comunicado del Vaticano, el Papa confirmaba que «no se pueden tolerar ni los abusos sexuales ni su encubrimiento, y un tratamiento distinto para los obispos que los han cometido o encubierto representa una forma de clericalismo que ya no es aceptable».

Anunciaba también que había ordenado «revisar por completo toda la documentación de los archivos de los departamentos y oficinas de la Santa Sede» sobre el antiguo arzobispo de Washington, y adelantaba que «del examen de los hechos y las circunstancias podrían salir a la luz decisiones que no serían coherentes con el tratamiento actual de estas cuestiones».

Resulta muy difícil de pensar que Juan Pablo II hubiese promovido a arzobispo de Washington en el año 2000 y a cardenal en 2001 a una persona de la que hubiese recibido denuncias creíbles de abuso sexual de seminaristas.

Por aquellas fechas la salud del Papa Wojtyla era ya precaria, y buena parte de la información que debería llegarle era filtrada por el entonces secretario de Estado, Ángelo Sodano, el vicesecretario Leonardo Sandri, y el secretario privado, Stanislaw Dziwisz.

Theodore McCarrick se trasladó el año pasado a vivir en un lugar remoto: el convento de San Fidel en Victoria -un pueblecito rural de solo 1.200 habitantes en el estado de Kansas-, bajo la supervisión del obispo de la diócesis de Salinas, Gerald Vincke, quien confirmó el pasado septiembre que estaba «confinado en el convento para hacer penitencia y plegaria».

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