«Si en agosto hubiésemos tenido las discotecas abiertas, esto habría sido un desastre»

Por ello hoy mismo, a las 11.00 horas hay prevista frente a las puertas del Ministerio de Sanidad una concentración de pequeñas y medianas empresas (pymes) y trabajadores del ocio nocturno, convocada por la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos (España de Noche). El motivo de la movilización no es otro que presionar momentos antes de la reunión de la Comisión Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y «reclamar la reapertura inmediata al 100% de los locales de ocio (con pistas de baile, etcétera), así como la reactivación armonizada de todas las comunidades autónomas al mismo tiempo», dice el sector. Las diferencias entre autonomías, por horarios y aforos, son palpables. Según la plataforma convocante, se darán cita en el Ministerio de Carolina Darias DJ, promotores, cantaores, bailaoras de flamenco y trabajadores del ocio y los espectáculos. «El sector denunciará el abandono económico que ha sufrido durante los 18 meses de su cierre , y que da el pistoletazo de salida a los diferentes actos de protesta que desde este jueves se sucederán en diferentes comunidades autónomas».

Al otro lado de esta protesta todavía pesan algunos indicadores epidémicos. De recibo es la prudencia que aún invocan médicos y científicos . El profesor emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), Juan José Gestal, enfatiza a ABC que «de las diferentes olas, en pandemia, siempre se ha salido antes de tiempo . Y que las consecuencias variaron con la situación en cada momento». Sí conviene que la mayor parte de la población está inmunizada y eso rema a favor de obra, colige el experto, pero, matiza, «en tanto no deje de circular el virus en el mundo no podremos considerar la pandemia controlada y estaremos expuestos a que pueda surgir una variante con capacidad de escapar de la inmunidad inducida por las vacunas que nos dé un revolcón».

Joan Caylà , miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), subraya, por su parte, que « hay que levantar restricciones con mucho tacto , aún tenemos incidencia elevada y mucha gente por vacunar; si nos precipitamos nos pasará como a Gran Bretaña» . Y se opone a las protestas del sector de la noche, muy contundente, con esta frase: «Si en agosto hubiéramos tenido todas las discotecas abiertas, habría sido un desastre ».

Sí preocupan a los epidemiólogos consultados por este diario las nuevas variantes al acecho, la Mu y la Lambda , después de que la Delta se haya convertido en la responsable del 1 00% de los casos diagnosticados en autonomías como Aragón, Cantabria y Comunidad Valenciana. Joan Carles March , profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, avala también una apertura lenta, paso a paso. «Es verdad que tenemos un alto porcentaje de personas vacunadas, pero tampoco sabemos todo lo necesario sobre la inmunidad (cuánto dura) ni si ello va afectar a algunas poblaciones, sobre todo a las de más edad –detalla y desgrana–. Entre los motivos por los que me planteo que es mejor ir poco a poco son: primero porque empieza el primer curso escolar con la variante Delta, y con la disminución de la distancia entre alumnado que puede conllevar tener más casos de lo que pensamos; segundo, por variantes que no sabemos cómo pueden afectar, en concreto la Mu; tercero, porque empieza el otoño pronto y al venir el frío nos vamos más a los interiores con el riesgo que tiene ello para los contagios; cuarto, porque se está terminando el teletrabajo en muchos sitios con lo que conlleva de incremento de población en los interiores de las empresas y de mayores posibilidades de contagios; y quinto, porque el reinicio del trabajo presencial obliga a un mayor uso del transporte público con lo que de peligro conlleva de mayores acumulaciones de gente y por tanto, mayor facilidad de contagios».

Todo ello podría desembocar, al decir de expertos como March y también de la viróloga del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Margarita del Val , en una «sexta ola, más suave» que el resto, pero sexta, a la postre. El resto de los especialistas también cita la mala 'bicha'. Categórico vuelve a responder Caylà, quien lo ve con ojos pesimistas: «Tenemos mucha gente por vacunar y demasiada gente que no sigue recomendaciones. Tendremos sexta ola ».

Quique Bassat, investigador ICREA (Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados) en ISGlobal, opina que es un buen momento para quitar ya los frenos a actividades lúdicas. «Debemos hacerlo así porque se cumplen los criterios epidemiológicos de incidencia en franco descenso. Lo que no podemos es dejar de monitorizar la situación epidemiológica, y si volviese a empeorar, o se estancase el descenso, entonces replantear si se debe volver a dar un paso hacia atrás», comenta a este periódico.

Bassat discierne de quien opina que se debería haber dejado pasar al interior de los locales para evitar el hervidero de los botellones y las 'no fiestas' en diversos puntos del país. «Una cosa es que los botellones sean eventos hipercontagiadores, pero el ocio nocturno también lo era y encima en interior. La reapertura a principios de verano vino acompañada por muchos brotes que se iniciaron en discotecas, con lo que es evidente que se hizo bien volviendo a cerrarlas. Los botellones no se solucionan reabriendo discotecas , porque son eventos que a menudo ocurren en paralelo», opina el especialista y también pediatra.

Pese al aperturismo en el ocio nocturno, ninguno de los epidemiólogos cree que haya llegado el ansiado momento de decir que estamos frente a la total normalidad. Tanto el profesor Gestal como el investigador Bassat consideran que « aún falta bastante tiempo, pues tendría que estar controlada la pandemia en todo o al menos en la mayor parte del mundo». De la misma opinión es el profesor March. El factor clave que distinguirá la situación actual de la pasada será la vacunación, con casi el 75% de la población inoculada con las dos dosis. Pero, contrapone March, todavía «hay cerca de 5 millones de personas mayores de 12 años sin vacunar y aunque son muchos otra ola sería con menos contagios que las otras y con casos centrados principalmente en los colegios y en los trabajos al terminarse el teletrabajo en su gran mayoría. Esperemos que la vacunación nos ayude a minimizar el riesgo de muertes si se produce esa sexta ola», desea.

«Creo que sigue siendo importante llevar mascarilla en los interiores del trabajo, de bares y restaurantes o de transporte público. También es importante llevarlo en las aulas y cómo no, cuando no cumplimos la distancia de 1,5 metros», recuerda March como un mantra, sabedor de que hay cierta relajación en estas medidas.

¿Una fecha para esa vuelta a la normalidad? En España, agrega Gestal, autor del libro 'Pandemias. Las epidemias que asolaron la Humanidad' (Editorial Bolanda), la 'nueva normalidad' se había fijado en incidencias acumuladas a 14 días por debajo de 25 casos por 100.000 habitantes, y «aún estamos un poquito lejos » de ese escenario.

La mascarilla debe acompañarnos un tiempo más, opinan todos.