Las residencias ven en la tercera dosis la esperanza para frenar los contagios
Los casos positivos en centros de mayores se han multiplicado por ocho en tan solo dos semanas
El sector rechaza que se vuelvan a implantar restricciones como la limitación de visitas o el aislamiento
Estos son los efectos secundarios de la vacunación en España
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Iniciar sesiónAncianos comiendo solos en sus habitaciones o sin poder abandonar los centros para salir a pasear. Son imágenes que Julia Gurruchaga, directora ejecutiva de varias residencias y centros de día en Cantabria, recuerda con pena y no quiere volver a vivir . El aumento de ... contagios experimentado durante las últimas semanas en las residencias de mayores, sin embargo, no le deja ser tan optimista como le gustaría, pues el temor a que se repitan algunas de las peores escenas vividas durante el inicio de la pandemia no desaparece. «Vemos lo que está sucediendo en otras comunidades como Cataluña y aunque nosotros estemos mejor a nivel de casos entre residentes, vemos lo que puede venir. Hay cierto miedo», lamenta en conversación telefónica con ABC.
Gurruchaga, que también es presidenta del Círculo Empresarial de Servicios de Atención a la Dependencia de Cantabria (Cesade) se ha enfrentado en las últimas semanas a varios brotes de coronavirus que afectaron a ancianos. En el del centro de día de San Vicente de la Barquera, recuerda, tres mayores tuvieron que ser ingresados y hubo también un fallecimiento. Ahora mismo, afirma, también hay algún caso en uno de los centros que se encuentran bajo su responsabilidad, aunque las pruebas a todos los residentes y empleados quedaron atrás con la vacunación. «Hay miedo de que haya más contagios de los que se conocen», admite.
El sector de las residencias de mayores confía en que los nuevos contagios sean excepcionales, algo que después de que tanto usuarios como trabajadores fueran vacunados con pauta completa empezó a verse. Sin embargo, con el repunte de infectados se plantean la necesidad de una tercera dosis del fármaco contra el virus para frenarlo. Así lo explica Cinta Pascual, presidenta del Círculo Empresarial de Atención a las Personas (Ceaps), una de las patronales de las residencias. Pascual asegura que han trasladado tanto al Ministerio de Sanidad como a las comunidades autónomas la necesidad de estudiar si es conveniente que los ancianos reciban un tercer pinchazo. «Parece ser que a los nueve meses correspondería una tercera dosis, pero queremos que se haga un estudio inmunológico, muy concreto, para que los residentes la reciban si la necesitan. Queremos que se mida el nivel de inmunidad en las residencias, pero no se está haciendo», señala. De momento, no se ha recibido respuesta.
La ciencia aún no ha marcado el camino a seguir en este aspecto. La farmacéutica Pfizer anunció la semana pasada que, según datos preliminares de un estudio, una tercera dosis de su vacuna contra el coronavirus produce niveles de anticuerpos contra la variante Delta cinco veces más altos en personas de entre 18 y 55 años y 11 veces más altos en los de entre 65 y 85 años. A falta de mayor evidencia, Israel se ha adelantado y ya administra este tercer pinchazo a mayores de 60 años.
Ocho veces más
Pero mientras se estudia el efecto de ese tercer pinchazo, las residencias españolas no pueden escapar del aumento de casos de Covid-19 que sufre España desde el inicio del verano. Según el último informe publicado por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) –que actualiza los datos semanalmente– en la semana del 19 al 25 de julio hubo 1.029 residentes infectados en 256 centros. Esta cifra supone que los contagios se multiplicaron por ocho en solo dos semanas, pues en el período que va entre el 5 y el 11 de julio el total de usuarios de residencias de mayores positivos fueron 123, mientras que los centros que contaban con algún caso eran 44. La tasa de infectados por cada 10.000 residentes también pasó del 4,17% entre el 5 el 11 del pasado mes hasta el 34,76% dos semanas después.
También los fallecimientos aumentaron en la semana del 19 al 25 de julio hasta los 37, 30 más que la semana anterior, cuando hubo siete muertos. Además, quince días antes de este incremento, entre el 5 y el 11 de julio, se logró un hito que no se había conseguido en toda la pandemia: cero fallecidos.
«Estamos viendo que aunque tenemos un nivel de inmunidad interna muy grande vivimos en comunidad y por tanto cuando el nivel de contagios en el exterior es muy alto entra en los centros, aunque estemos totalmente vacunados», asume Cinta Pascual, que insiste en que el efecto de los pinchazos se observa sobre todo en que muchos de los ancianos infectados no tienen síntomas o pasan la enfermedad de forma muy leve.
Quince días después de que se lograra el hito de una semana sin fallecidos en residencias, los centros de mayores registraron 37
Sin embargo, reconoce que al tratarse de personas vulnerables, «algunas en el final de su vida», una febrícula les afecta, de manera que algunos acaban requiriendo de hospitalización. Aun así, explica, la situación, afortunadamente, no tiene nada que ver con la vivida durante las anteriores olas , «y eso es porque la vacuna funciona muy bien».
Pero aunque el nivel de contagios no llegue al experimentado anteriormente, la preocupación sigue ahí. También la decepción, pues la sensación que se vivía hasta hace bien poco en el interior de las residencias de ancianos era que, aunque aún no había que volver a la normalidad anterior a la pandemia, el virus ya estaba superado. «Nos ha sentado mal. El hecho de ver que el coronavirus afecta a los residentes, aunque sea en menor medida, está siendo muy duro. Lo que más me preocupa es que parece que estamos dando un paso hacia atrás», lamenta la presidenta de Ceaps.
Test de detección
Y ese paso atrás se observa sobre todo en la necesidad de implantar de nuevo algunas de las restricciones que el avance de la campaña de vacunación permitió flexibilizar. Por ejemplo, Cataluña, que encabeza el número de infectados en residencias de mayores –406 entre el 19 y el 25 de julio– ya ha limitado las salidas de los centros.
«Estamos completamente en desacuerdo con volver a aislar a las personas en sus habitaciones», sentencia Pascual, que aboga por no acabar tampoco con las visitas de familiares e instaurar las pruebas de detección del virus para todos aquellos que accedan a los centros.
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