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Muere Hans Küng, el más crítico de todos los teólogos

Ordenado sacerdote a los 26 años y ya profesor de teología en Tübingen a los 32, vivió un momento culminante de su vida como uno de los expertos del Papa Juan XXIII

Hans Küng en una imagen de 2005 EPA
Rosalía Sánchez

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Un popular chiste alemán dice que tres cardenales se presentan en Tübingen y llaman la puerta de la casa de Hans Küng, el más crítico de los teólogos, para anunciarle: ¡serás Papa! A lo que Kung responde con displicencia: prefiero no aceptar, porque entonces ya ... no sería infalible. La infalibilidad del Papa, que Küng atacó durante décadas, siempre mordaz y con brillantes argumentos teológicos, eclesiásticos y exegéticos, fue una de las obsesiones de este erudito de nacimiento suizo, al que la Iglesia Católica retiró la licencia para enseñar desde 1979 y que ha muerto ahora, a los 93 años de edad. Pero el chiste alude también a la legendaria vanidad de Küng, del que se dice que llegó a erigir un busto de sí mismo en su jardín. Hasta sus últimos años, disfrutaba dejando anonadados a los periodistas a los que concedía entrevistas, saltando grácilmente del griego, al latín y al hebreo, entrecruzando citas de Pablo y de Kant con anécdotas eclesiales del siglo V y detalles de los entresijos del Concilio Vaticano II, en el que influyó notablemente. En su adolescencia estudió con Ratizinger, al que seguiría rebatiendo durante décadas y cuyo ascenso al Papado vivió como una afreta personal, pero Benedicto XVI nunca dejó de reconocer la erudición y la inteligencia de Küng, así como su valor para luchar contra creencias y tradiciones a la que, en conciencia, solo podía negar con la cabeza.

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