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VISITA A REPÚBLICA CENTROAFRICANA

El jefe de seguridad del Vaticano viaja a Bangui para comprobar si es posible mantener la visita del Papa

La ONU envía refuerzos urgentes a la República Centroafricana en vísperas del viaje de Francisco

JUAN VICENTE BOO

Ante la situación de violencia continua en la República Centroafricana, Naciones Unidas aprobará el envío urgente a Bangui de 300 cascos azules senegaleses que «llegarán en los próximos días», según anunció el jefe de operaciones de mantenimiento de la paz, Hervé Ladsous.

Aunque el ministro de defensa francés, Jean-Yves Le Drien, ha intentado forzar la anulación del viaje, el Papa desea con todas sus fuerzas visitar ese país los próximos días 29 y 30, precisamente para invitar a la paz a los dos milicias de extremistas, la musulmana y la cristiana, que no se combaten entre sí sino que matan una y otra vez a ciudadanos desarmados de la otra comunidad en un ciclo infernal de represalias.

Los refuerzos que enviará Naciones Unidas son 300 cascos azules senegaleses que forman parte de una fuerza de intervención rápida de la ONU basada en Costa de Marfil. Se suman a la misión MINUSCA, compuesta por unos 10.000 soldados y 1.500 policías, absolutamente incapaz de desarmar a las dos milicias armadas que se han repartido el país.

Aunque es posible proteger un perímetro móvil en torno al Papa, ni los 900 soldados franceses de la operación «Sangaris» ni los 12.000 efectivos de la MINUSCA están en condiciones de garantizar la seguridad de decenas de miles de personas en los encuentros con Francisco en Bangui el 29 y 30 de noviembre, última etapa de un viaje que dará comienzo en Kenia el día 25 y continuará después en Uganda.

Es también dudoso que puedan garantizar la seguridad del Papa en su prevista visita a la mezquita de Bangui, situada en el barrio-fortaleza «Point- Kilometre 5», de donde salen las represalias y contra represalias de los extremistas musulmanes.

El comandante de la Gendarmería Vaticana, Domenico Giani, viajará el viernes a Bangui para estudiar la situación sobre el terreno con los jefes de la MINUSCA, según informo el diario italiano «Corriere della Sera».

El gobierno provisional de la República Centroafricana carece de poder. Como el ejército está desmovilizado y desarmado, el territorio nacional se lo reparten entre la milicia Seleka («Alianza») musulmana, y la milicia anti-Balaka («anti-Machete»), formada por cristianos y animistas como respuesta a las matanzas, pero que se ha comportado de la misma manera cruel contra la población musulmana.

El resultado es que en un país de sólo cinco millones de habitantes hay un millón de refugiados, y la mayor parte de la población vive bajo el miedo. Las milicias han reclutado forzosamente a más de diez mil «niños soldado».

La Seleka controla tan sólo la parte centro oriental del país –donde se extraen los diamantes- , mientras que los anti-Balaka dominan casi todo el resto del territorio, incluida la mayor parte de la capital, donde los crímenes de ambos grupos suman desde primero de octubre más de setenta muertos y docenas de casas incendiadas.

Según el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, el Papa quiere ir a la República Centroafricana precisamente para intentar ayudar en una situación de grave desastre. El «número dos» del Vaticano confirmó que «el programa del viaje no se ha cambiado. Se verá más adelante, según la situación en ese momento, si es posible realizar la tercera y última etapa en la República Centroafricana».

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