Guerra de Trump contra sus expertos médicos, en plena expansión de la pandemia

Es, además, el verano de la reelección de Trump y el repunte de infecciones -en algunos casos, en estados clave para las presidenciales- ha calentado todavía más la reacción política a la pandemia . El mejor ejemplo es algo que sería inexplicable en otros tiempos: el presidente del país trata a los expertos médicos de su Administración como rivales políticos.

Esta semana, Trump ha redoblado los ataques contra Anthony Fauci , la autoridad médica de EE.UU. sobre coronavirus como director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas. Fauci lleva en el cargo desde el Gobierno de Ronald Reagan y ha trabajado para seis presidentes -de todos los colores políticos- durante más de tres décadas. Es una figura conocida y respetada en los hogares de EE.UU.: en una reciente encuesta de ‘The New York Times’ y Siena College, el 67% aseguraba que confiaba en Fauci sobre Covid-19, mientras que el 26% decía lo mismo sobre Trump.

Fauci es también una voz independiente, que asesora a la Administración en el ámbito en el que es el experto, pero está separado de sus intereses políticos. Aunque ha hecho equilibrios para no contradecir a Trump en sus opiniones sobre Covid-19 durante la crisis, ha mostrado distancia en asuntos como la efectividad de la hidroxicloriquina -el fármaco no probado que ha promocionado el presidente-, la duración de la pandemia -Trump pronosticó que el país estaría «en marcha» en Semana Santa- o el levantamiento acelerado de restricciones en los estados.

Ahora, a menos de cuatro meses de la cita con las urnas para la reelección, las opiniones de Fauci son cada vez más incómodas para Trump. La postura del presidente es minimizar el impacto de la pandemia, defender que la gestión ha sido impecable -a pesar de las cifras de casos y víctimas y del actual repunte- y buscar la reactivación económica lo antes posible para que perjudique lo menos posible sus opciones electorales.

Fauci, al contrario, ha elevado el tono sobre la gravedad de la pandemia. Frente al aliento para la reapertura de la Administración Trump y de muchos gobernadores republicanos, el médico hablaba a finales del mes pasado del «crecimiento alarmante» de casos en algunos estados, una tendencia que solo ha empeorado desde entonces.

Frente al discurso triunfalista de Trump, que asegura que EE.UU. ha reaccionado mejor que cualquier otro país, Fauci reconoció la semana pasada en una entrevista con el podcast ‘FiveThirtyEight’ que «como país, cuando nos comparamos con otros países, no creo que se pueda decir que lo estemos haciendo muy bien . Simplemente no es así».

El enfriamiento entre Trump y Fauci se ha materializado en que el presidente no ha mantenido ninguna sesión informativa con su experto médico en más de un mes, mientras que eran habituales al comienzo de la crisis. Ahora, el presidente ha ido más allá y ha atacado directamente a la autoridad de su Administración en coronavirus.

En una decisión sorprendente, la Casa Blanca distribuyó a los medios esta semana un documento con una «larga lista» de los errores que ha cometido Fauci durante la crisis, al estilo de lo que se hace, por ejemplo, con rivales electorales en campaña. Por ejemplo, las declaraciones del experto del pasado febrero en las que daba pocas opciones a que hubiera contagio asintomático, lo que se ha demostrado falso. U otras, en el mismo mes, en las que decía que los estadounidenses «no tienen necesidad de cambiar nada en su día a día» (pero no incluía advertencias, en la misma entrevista, a que el riesgo podría crecer y que podría producirse un «gran brote»). Fauci también dijo al principio que la mascarilla no era necesaria para el público general, aunque sus defensores explican que lo dijo porque no había existencias para su uso generalizado y había que reservarlas para el personal sanitario (Fauci utiliza la mascarilla en público de forma consistente, al contrario que Trump, que lo ha rechazado y solo se la ha puesto en público una vez, la semana pasada).

El documento seguía la línea de una declaración de la semana pasada de Trump sobre Fauci: «Es un buen hombre, pero se ha equivocado muchas veces» . Después, la Casa Blanca aclaró que la intención no era desacreditar a Fauci sino recordar al público que es un experto entre muchos y que hay que escuchar también a otras voces.

No ha sido el único ataque, ni el único experto. Dan Scavino , asesor de comunicación de Trump en la Casa Blanca, compartió en Twitter una viñeta que mostraba a Fauci como un grifo -con un juego de palabras con ‘faucet’, ‘grifo’- del que se escapaban medidas radicales contra la pandemia. El propio Trump compartió un mensaje en el que se acusaba de «mentir» a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés), la rama de sanidad pública del Gobierno de EE.UU.

Ayer, cuatro ex directores de los CDC acusaron a Trump de politizar el organismo en una tribuna en ‘The Washington Post’: «No recordamos en todos nuestros cargos una sola vez en el que la presión política llevara a un cambio en la interpretación de las evidencias científicas».