Los centros de investigación quieren reabrir:«Abren peluquerías y nosotros no, es ridículo»

Para algunos investigadores este tiempo de confinamiento ha sido una oportunidad de oro para redactar «papers» (estudios científicos), poner en limpio resultados y avanzar en sus investigaciones. Los más teóricos han podido mantener el mismo ritmo que en sus centros de trabajo. Pero hay muchas investigaciones que no pueden esperar más tiempo aparcadas a la espera de que sus territorios avancen en la desescalada.

En la fase 0 en la que están Madrid y Barcelona, los dos polos de la investigación biomédica en España, la actividad está restringida y en algunas instituciones detenida por completo. «No hay ningún centro trabajando al cien por cien, ni siquiera los que están en zonas de fase 1. Todos están al ralentí, hibernados. Al principio tenía sentido, ahora cuando ya se ha permitido abrir locales comerciales y peluquerías, no hay razones objetivas para estar parados», denuncia Xosé Bustelo, presidente de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (Aseica). Bustelo trasladó esta inquietud ayer a la Reina Letizia durante la reunión que mantuvo con las principales organizaciones médicas y asistenciales del cáncer, preocupados también por la situación de los pacientes oncológicos.

Dos meses de parón para muchos equipos de investigación no se miden como una pérdida laboral de 60 días. «En algunos grupos pueden significar entre seis meses y un año de retraso» , calcula.

Si alguien sabe de bioseguridad o de cómo manejarse con mascarillas, guantes o equipos de protección individual (EPI), es el personal científico de laboratorio. «Los investigadores son personas responsables y con medidas de precaución podríamos volver a la actividad plena», defiende Perla Wahnón, presidenta de la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce). Wahnón plantea la reapertura de centros como un motor económico , pero necesita una actividad continua. «La investigación no se ha considerado una actividad esencial como la alimentación, pero desde mi punto de vista lo es más que la apertura de un bar», insiste. La responsable de la Cosce es catedrática de Química Física. A su trabajo científico no le afecta el teletrabajo, pero en este tiempo no ha parado de recibir llamadas de investigadores lamentándose por el trabajo perdido.

En el Centro de Regulación Genómica, que dirige Luis Serrano, la actividad también se redujo a servicios y proyectos esenciales. Ahora se está permitiendo volver, con mucha cautela. Se ha dado luz verde a los equipos con proyectos prioritarios. «Mantenemos cerrada la cantina, no hay fuentes de agua, hay muchos controles , el nivel de ocupación es bajo y sigue en teletrabajo quien puede. No somos irresponsables, creo que es el momento de abrir la mano. Si abres una peluquería cómo no vas a dejar a un centro de investigación. Es ridículo», afirma. Cataluña será la primera en flexibilizar esta situación y aunque no pase de fase, permitirá la apertura de centros asociados a las Universidades, los que más han sufrido el parón.

El Ministerio de Ciencia reconoce que la pandemia ha ralentizado la investigación como ha ocurrido en otros países. Por esa razón se han ampliado los plazos de ejecución y justificación de proyectos hasta el 31 de ciembre, aseguran. «No ha habido cierres», aseguran desde el Ministerio y ponen como ejempo la actividad del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que ha superado el 85% en este tiempo.