El Papa regala por sorpresa pequeños libros de oraciones a los niños de Roma

La alegre cita con los «Bambinelli» es una fiesta familiar, pues los padres o abuelos acuden con los niños a la plaza de San Pedro para la bendición de las pequeña imágenes justo al final del Ángelus del domingo. Siguiendo la costumbre romana, esas imágenes del niño Jesús «Bambino» no se ponen en el pesebre hasta la noche del 24 de diciembre.

El Papa pidió a los niños que cuando recen delante del nacimiento «acordaos también de mí como yo me acuerdo de vosotros».

El Santo Padre comentó satisfecho e invitó a repetir juntos como slogan el texto de una gran pancarta desplegada en la plaza: «Con Jesús, la alegría es de casa». Hacía referencia al espíritu del «domingo de la alegría» que precede en dos semanas a la Navidad.

En esa línea, comentó también al margen del discurso escrito la importancia de estar alegres pues «nunca se oyó hablar de un santo triste ni de una santa con cara fúnebre».

Con una gran vela encendida en la mano, envió saludos a los polacos que encienden la «vela de Navidad», una antigua costumbre hospitalaria. La familia que la pone encendida en la ventana la noche del 24 de diciembre invita a entrar a personas sin hogar o, espiritualmente, invita a entrar a Jesús.

La plaza de San Pedro desbordaba ya ambiente de fiesta. El árbol de Navidad, llegado hace unos días de Calabria, luce ya buena parte de sus adornos, y la estructura para el gran nacimiento monumental rodea ya el obelisco en el centro de la plaza.