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Evitar el caos climático pasa por desterrar los combustibles fósiles

Sin una reducción drástica de las emisiones, los impactos serán “graves, generalizados e irreversibles a nivel mundial”, concluye el Panel Intergubernamental del Cambio Climático

Evitar el caos climático pasa por desterrar los combustibles fósiles efe

a. acosta

No hay otro camino para evitar un aumento de temperatura de 2ºC sobre el nivel preindustrial, límite considerado como seguro por los científicos, que llegar a un nivel de cero emisiones cerca de 2100, para lo que habría que reducirlas entre un 40 y un 70% en 2050 y desterrar definitivamente los combustibles fósiles de nuestra vida. Esto es, no valen las medidas tintas. Y además, estos cambios hacia una economía baja en carbono deben empezar cuanto antes.

Este es el panorama que dibuja el Informe de Síntesis de la quinta Evaluación del Panel Intergubernamentel del Cambio Climático (IPCC), que se ha hecho público en Copenhague, y que viene a confirmar que “la influencia humana en el sistema climático es evidente y cada vez mayor, con impactos observados en todos los continentes”. Si no se controla, el cambio climático aumentará la probabilidad de impactos severos, generalizados e irreversibles para las personas y los ecosistemas. Sin embargo, hay opciones para actuar y si se ponen en marcha estrictas acciones de mitigación esos impactos podrán mantenerse dentro de un rango manejable, advierte el informe.

Esta síntesis recoge las conclusiones de los tres informes anteriores, en los que han trabajado más de 800 científicos y que se han publicado en los últimos 13 meses, y que suponen la evaluación del cambio climático más completa hasta la fecha.

El documento deja claro que sin esfuerzos de mitigación adicionales a los existentes hoy en día, e incluso con medidas de adaptación, el calentamiento a finales del siglo XXI nos sitúa en un riesgo muy alto de impactos graves, generalizados e irreversibles a nivel mundial. Los diferentes escenarios analizados en el informe muestran que para tener una oportunidad probable de limitar el incremento de la temperatura media global a los 2ºC -hay que tener en cuenta que desde 1880 ya se ha incrementado en 0,85ºC- la concentración de CO2 en la atmósfera debería rondar las 450 partes por millón (ppm) en 2100 (el valor actual está en 402). Para ello habría que reducir las emisiones entre un 40 y un 70 por ciento con respecto a 2010 a mediados de siglo, y a casi cero para final del siglo. Y estas reducciones “sustanciales” en las emisiones solo pueden lograrse a partir de cambios a gran escala en los sistemas energéticos y en el uso del suelo.

“Tenemos los medios para limitar el cambio climático”, dijo Rajendra Pachauri, presidente del IPCC. “Las soluciones son múltiples y permiten la continuidad del desarrollo económico y humano. Todo lo que necesitamos es la voluntad de cambio”.

En este sentido, el documento recoge que a final de siglo los combustibles fósiles deben quedar desterrados a no ser que su uso vaya acompañado de técnicas de captura y almacenamiento del CO2 resultante de su quema. Además, el panel de expertos recomienda triplicar las energías renovables en los próximos 40 años; reconoce como necesaria la energía nuclear, aunque advirtiendo sobre “la seguridad, los riesgos de proliferación de armas nucleares y la seguridad en la gestión de los residuos”; y considera al “fracking” como tecnología puente hasta 2050, pero más allá de esa fecha tendrá que incluir captura y almacenamiento de CO2.

Y es que los expertos del IPCC calculan que sin esfuerzos adicionales para reducir las emisiones, el aumento de la temperatura media global a final de siglo se dispararía como valor medio más probable entre 3,7 y 4,8ºC sobre el nivel preindustrial.

El ritmo de subida se ha ralentizado

El informe confirma que el calentamiento del sistema climático es “inequívoco” y desde 1950 ha sufrido “cambios que no tienen precedentes a lo largo de décadas y milenios”. Las últimas tres décadas han sido más calurosas que cualquier otra anterior desde 1850. Y el periodo 1983-2012 es probablemente el periodo de 30 años más cálido en los últimos 1.400 años en el Hemisferio Norte. No obstante, el documento reconoce que el ritmo de la subida de la temperatura en superficie ha sido menor en los últimos quince años (1998-2012) con respecto a la media de 1951-2012 (con un aumento de 0,05ºC por década frente a 0,12ºC), pero lo achaca a que la variabilidad natural en periodos cortos no refleja la tendencia a largo plazo.

La clave ahora está en qué momento después de mitad de siglo las emisiones netas deben caer a cero. Achim Steiner, director del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), dijo en declaraciones a Reuters que “esto será lo que acabe diseñando la aritmética de las acciones nacionales”. Hay que repartirse las emisiones que nos quedan por emitir y hasta cuándo. El tope para poner los compromisos nacionales negro sobre blanco es la Cumbre del Clima en París en diciembre de 2015.

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