La temeridad ante la Naturaleza desatada tendrá un precio
Tras los últimos incidentes fatídicos, Galicia desarrolla una ley para sancionar las conductas imprudentes de quienes se aproximen al mar cuando haya alerta de temporal
a. coco/a. carra
Las borrascas siempre han castigado el norte de España. Y siempre que las olas gigantes han batido su litoral, la gente se ha acercado para ver a la Naturaleza desatada. Pero ahora parece que se aproximan mucho más. Convertirse en fotógrafo de fenómenos extremos o ... hacerse un «selfie» con una ola gigante a la espalda se están convirtiendo en una moda; en ocasiones, mortal. El estupor ante determinados comportamientos en las últimas emergencias ha llevado a la Xunta a preparar una norma que los sancione. Solo en Galicia han muerto arrastradas por las olas en estos meses tres personas de una misma familia en Valdoviño (La Coruña) y un adolescente en Foz (Lugo). A estos hay que sumar -según datos de Salvamento Marítimo- tres personas muertas en Las Palmas, dos en Tenerife, una en Finisterre, una en Bilbao, una en Huelva, una en Barcelona, una en Gijón y otra en Palma; todas ellas muertas o desaparecidas por «caídas al agua desde tierra». Y pese a lo que pudiera parecer, desde el centro de Salvamento Marítimo de La Coruña afirman que «no son personas ajenas a la zona sino vecinos del lugar que se confían, se acercan demasiado y el mar los sorprende».
Protección Civil siempre ha insistido en la importancia de «todo tipo de medidas preventivas, especialmente ante algunos comportamientos». Pero visto que las alertas decretadas no han disuadido a los ciudadanos, la Xunta quiere desarrollar y ejecutar una ley de 2007 que contempla sanciones entre 15.000 y 600.000 euros para las infracciones muy graves, como «no respetar las instrucciones de la autoridad de protección civil durante una emergencia declarada». Es decir, lo ocurrido con los ya denominados «turistas de temporal», que se acercan a fotografiar el mar embravecido.
El País Vasco cobra por cada agente, coche, helicóptero o barco si había alertaDe estar desarrollada esta ley para junio, como prevé la Xunta, Galicia tomaría la delantera incluso a comunidades como la valenciana, que ya regulan la repercusión de costes si la movilización de recursos de emergencias se debe a una negligencia, o el País Vasco , donde -informa Itziar Reyero- se cobra «cuando el rastreo, rescate o salvamento se produce en situación de alerta naranja o roja por fenómenos meteorológicos adversos». Incluso las cantidades están perfectamente tasadas en esta comunidad: «37,08 euros por cada agente, 39,14 por cada vehículo, 2.155,79 por helicóptero y 2.077,51 si interviene una embarcación de más de 18 metros de eslora».
Conductas irresponsables
Pero la mar no es el único entorno hostil ni el único ámbito al que se extiende el debate de las sanciones por conducta temeraria. En la montaña también se producen muchas incidencias que terminan en desgracia. Álvaro Zorzo, del Grupo Especial de Rescate en Altura de los Bomberos de la Comunidad de Madrid, donde este pasado domingo falleció un montañero bajo un fuerte temporal de viento, explica que no hay un perfil concreto para quienes son socorridos.
El problema está en calificar qué es negligencia«Los hay que van muy bien equipados y simplemente han calculado mal el regreso, y quienes se adentran sin el material apropiado. Yo he llegado a advertir a un excursionista de que no debía subir a la alta montaña, en pleno invierno, sin guantes y con zapatillas deportivas. Y la respuesta fue que quién era yo para decirle nada». Pero, aunque conductas como esa pueden obligar a movilizar efectivos y a que los equipos asuman riesgos personales, desde la Comunidad de Madrid rechazan la idea de cobrar por los rescates. El argumento es que, una vez que se decide crear esos equipos, «el coste es el mismo tanto si actúan como si no lo hacen. Los helicópteros se contratan por años y el personal cobra igual por estar de guardia que en la cumbre». Además, está el tema de la calificación de qué es negligencia.
Atención en la montaña
Desde la Federación Madrileña de Montañismo , su portavoz, Jorge Cruz, dice que «basándose en si ha habido una planificación de la ruta, si se ha hecho en solitario, bajo condiciones climatológicas adversas o sin llevar el equipamiento adecuado, se puede determinar si hubo negligencia, imprudencia o error. Aunque desde las Federaciones -subraya- siempre hemos dejado claro que nuestra apuesta es por la información y la formación. Hace tiempo que reclamamos de las autoridades más atención hacia la montaña, con una afluencia creciente año tras año. Un código de colores como el de las banderas de las playas, o una mejor señalización de los senderos, evitaría muchos sustos».
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