El «chollo» de vivir de la Unión Europea

Aprobar una oposición para trabajar en un organismo de la UE puede suponernos un salario mensual de 4.500 euros sin experiencia previa. Si, además, contamos con años de profesión en el curriculum, nuestra retribución mensual podría llegar a los 5.800€

El «chollo» de vivir de la Unión Europea ABC

INMA ZAMORA

Los jóvenes españoles emigran. Para muchos, se trata de la mejor opción después de años de estudios y escasas posibilidades en un país, el nuestro, que a pesar de haber comenzado a recuperarse del azote de la crisis todavía cuenta con la segunda mayor tasa ... de desempleo juvenil de la eurozona —54,7%—, solo por detrás de Grecia. Pero emigrar no es un camino fácil. No son pocos los que han «huido» de España en busca de la tierra prometida y que, al llegar a su destino, se han topado de bruces contra una realidad que solo les prometía la misma precariedad laboral de la que escapaban. Otros, no en vano, han corrido mejor suerte y han logrado hacer carrera en otros países que, por fortuna, sí han sabido aprovechar nuestro ingente excedente de talento.

Ante este inseguro «búscate la vida» se perfila otra alternativa, la de optar a una carrera profesional bien remunerada dentro de una de las instituciones de la Unión Europea. La opción es más que jugosa: suculentos salarios y la posibilidad de acceder a un puesto sólido y duradero hacen que cada año sean más los candidatos a estas duras oposiciones que, en su convocatoria para 2014, se centrarán en las áreas de Contabilidad y Gestión Financiera, Economía y Finanzas y Asuntos Jurídicos. Aunque el alto número de participantes hace que las pruebas sean realmente complejas, lo cierto es que el sacrificio merece la pena, pues los candidatos que superen satisfactoriamente el examen podrían optar a un sueldo de hasta 5.800€, algo que hoy es una auténtica quimera en España.

Tal y como explica a ABC la Representación Permanente de España ante la Unión Europea (REPER), «cada vez es mayor el número de jóvenes españoles que se interesa por las oportunidades de empleo en instituciones de la UE», aunque desde el organismo consideran un error hablar de emigración, pues «trabajar en la administración europea es trabajar en una administración que es, en cierto modo, nuestra». Por su parte, CEF (Centro de Estudios Financieros) , especializado en la preparación de este tipo de oposiciones, apunta a este diario algunas de las claves de las pruebas, encaminadas a buscar dos tipos de perfiles: administradores y asistentes. «Mientras que los primeros se dedicarán a la elaboración de políticas y a la aplicación de la legislación europea, los segundos se centrarán en tareas destinadas al apoyo de los administradores (secretaría, contabilidad...)».

No es necesario tener experiencia

Desde el centro de estudios señalan, además, que no todos los candidatos a funcionarios en la Unión Europea deben tener experiencia previa: «Por una parte se encuentran los aspirantes más jóvenes, de entre 22 y 30 años, con un título universitario pero sin experiencia laboral. Este tipo de candidato tiene sus propias plazas reservadas y para las que no se solicita experiencia alguna. Por otra parte se encuentran los candidatos senior, de 30 y 35 años en adelante, también titulados y con una experiencia de al menos seis años. En este perfil se encuentran profesionales con pocas posibilidades de promoción en sus empresas, así como aquellos que apuestan por internacionalizar sus carreras».

«La selección no se basa en conocimientos teóricos»Pero vayamos al examen. ¿Cómo son las pruebas de acceso que debemos superar si queremos trabajar para la UE? Lo primero que deberemos tener en cuenta a la hora formar parte de este proceso selectivo es el hecho de que se trata de una prueba sustancialmente distinta a cualquier examen para un puesto público en España. Como explican desde la REPER, «el proceso no se basa en conocimientos teóricos, sino que se evalúa la capacidad de razonamiento de los candidatos y sus competencias para resolver problemas, comunicarse eficazmente... También se mide lo que llamamos "resiliencia", es decir, la capacidad del candidato para asumir situaciones de presión y elevadas cargas de trabajo». Mientras que para ser funcionario en España es preciso estudiar a fondo un temario, «para la Unión Europea no hay que memorizar ni una sola página, pues no es una selección basada en conocimientos, sino en competencias», afirman desde CEF.

Aprobar, no en vano, no es sinónimo de incorporación inmediata a un puesto de trabajo como sí ocurre en España. Esta, según la REPER, una de las diferencias básicas entre aprobar una oposición en nuestro país o en la UE, pues «mientras en el primer caso el candidato ocupa un puesto casi inmediatamente, en el segundo, el laureado -que es como se denomina en jerga comunitaria al candidato exitoso- se integra en una lista de reserva a la que acuden las instituciones para reclutar a los aspirantes. Estos suelen tardar un promedio de seis meses antes de comenzar a trabajar definitivamente».

«El sol no da de comer»

Alejandro Miñano es uno de los jóvenes que el pasado año superó estas duras oposiciones y que hasta hace poco tiempo ha permanecido en lista de espera. El próximo mes de enero, este licenciado en Administración y Direccion de Empresas e Ingeniero Técnico en Informática de Sistemas comenzará su trabajo en el Parlamento Europeo tras una larga carrera como asesor fiscal en una firma de Barcelona. «No creo que regrese a España», asegura tajante Miñano. «Todo el mundo me dice que tema del clima puede ser una de las cosas duras de vivir en Bruselas pero, como dice mi mujer, a nosotros el sol no nos da de comer». Como Alejandro, actualmente hay cerca de otros 4.000 españoles trabajando en instituciones de la Unión Europea, sobre todo en la Comisión, donde trabajan cerca de 2.300 españoles según datos de la REPER.

Solo un 3% de los aspirantes pasa a la segunda faseRespecto al porcentaje de aprobados, desde CEF destacan que la principal dificultad de estas pruebas estriba en el hecho de que cada vez sean más los candidatos que intentan optar a una plaza. «De todos los que se inscriben, apenas un 3% de los aspirantes acaba siendo invitado a participar en la segunda fase de las pruebas».

El salario es, sin ninguna duda, uno de los aspectos más atractivos a la hora de optar a un puesto en la Unión Europea. En la actualidad, el sueldo base de un funcionario de nuevo ingreso con categoría de Administrador se aproxima, según la REPER, a los 4.500 euros y supera los 3.000 euros si se trata de un asistente. A esta cantidad pueden añadirse complementos familiares y de expatriación y aplicarse además descuentos por seguro médico, cotización al régimen de pensiones e impuestos comunitarios. Según CEF, si se tiene experiencia «el sueldo puede llegar a los 5.800 euros además de la obtención de grandes beneficios, como la escolarización gratuita de los hijos, la exención del pago del IVA...». Sin olvidar que el precio de la vida en países como Bélgica es ciertamente mayor que en España, lo cierto es que optar en nuestro país a un salario proporcional tampoco se antoja sencillo.

De chollo, nada

María Auxiliadora Toro es una de las aspirantes a un puesto de trabajo en la UE en 2014. Como le ocurrió a Alejandro, María no opta a este trabajo desde el desempleo, pues desde hace nueve años trabaja como traductora en la administración pública. Es el escaso reconocimiento de su profesión en España lo que la lleva a emigrar, así como la alta remuneración de la que disfrutaría trabajando en Europa. «En España la labor del traductor no está reconocida y muchos no la entienden como una actividad para la que se requiere una formación especializada, pues se tiene la creencia que con pasar un verano en un país extranjero es suficiente».

Sobre la diferencia de salarios con respecto a Europa, María se muestra clara al asegurar que el chollo en la UE no es tal ya que, en realidad, la remuneración a la que se opta al aprobar una oposición de este tipo fuera de España debería ser muy similar en nuestro país. «Debemos empezar a funcionar como Europa y revisar a conciencia las categorías laborales para que la remuneración corresponda a la formación de los profesionales». La solución, para esta traductora, es más que urgente: «Quiero ser optimista y pensar en el potencial humano que hay en España, por lo que espero que llegue el día en podamos estar a la altura de Europa, aunque yo no llegue a verlo».

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