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Pilar Manchón (Google): «Si fuera el CEO de una empresa, miraría bien la seguridad de la IA que uso»
Los empleados de Google pueden dedicar el 20% de su jornada laboral a un proyecto de su elección
«Cualquier persona casi sin formación puede hacer cosas maravillosas con la IA»
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Iniciar sesiónLo mejor está por llegar. Sería imposible que usted pensara lo contrario si pudiera compartir un café con Pilar Manchón (Sevilla, 1972). Es la mente pensante detrás de la estrategia de Inteligencia Artificial de Google y está convencida de que esta tecnología puede democratizar el ... acceso a la salud o la educación.
Es una férrea defensora de que la IA está llamada a impulsar nuestro futuro profesional: «cualquier persona, incluso sin formación, puede hacer ahora cosas maravillosas». «Es un momento de empoderamiento y de soñar, de reflexionar hasta dónde puedes llegar con herramientas que te están dando un impulso brutal», asegura.
A la directora sénior de estrategia de investigación de IA de Google le gusta jugar con Nano Banana y es una fan absoluta de Notebook LM. Aguda, perspicaz y muy cercana, trata de no dar demasiadas pistas sobre cómo será el futuro en el gigante tecnológico, pero sí se moja sobre asuntos polémicos como la regulación de estas herramientas o las diferencias de seguridad entre Google, Meta y otros competidores.
Explica que los empleados de Google disponen de un 20% de su jornada para dedicarla a proyectos de su elección y asegura que en la compañía hay equilibrio entre la vida personal y la profesional. Este año enseñó a bailar sevillanas a «un montón de ejecutivas» de Silicon Valley y se las trajo a la Feria de Abril.
Graduada en Lingüística, Manchón creó una 'startup' que desarrolló un asistente personal similar a 'Siri' de Apple. Terminó vendiendo la empresa al gigante Intel porque «ingenuamente» pensó que así podría impulsar su tecnología. Comparte por primera vez cómo vivió la operación: «no fue una mala decisión, pero tampoco la mejor».
—¿Hacia dónde camina la IA de Google?
—Tápate los oídos, ¡me van a echar! (bromea con la compañera de comunicación de Google que la acompaña). Es un momento muy emocionante. Estamos viendo hacia dónde vamos y el potencial que está empezando a despertar. Hay gente que entiende que la calidad del 'prompt' determina la calidad del resultado del sistema. ¡Y también que no todos los modelos son iguales: algunos se desarrollan de forma responsable y están mejor protegidos que otros!
Ahora el reto es inspirar a quienes ya utilizan la Inteligencia Artificial para que comprendan que no solo sirve para facilitar la vida, sino también para crecer, en lo personal o en lo profesional. No solo para los quehaceres del día a día, sino para desarrollarte, ampliar tu capacidad y convertirte en alguien que pueda aportar más en tu campo o en la sociedad.
El reto es usar la IA no solo para los quehaceres sino para crecer en el ámbito profesional
—Al hacer una consulta en Google, ahora aparece como primer resultado una respuesta de Gemini. ¿El buscador va a morir tal y como lo conocemos?
—Ahora mismo primamos la mejor respuesta y el usuario decide cuál le resulta más útil. Los resultados abundan en que mucha gente prefiere las respuestas de IA. Pero lo bonito de esto es que el sistema se va transformando y es bidireccional gracias al uso y el 'feedback'. Es un proceso interesante cuyo final aún desconocemos, pero me parece muy orgánico.
—Tengo colegas frikis de las actualizaciones de las IAs generativas. ¿Qué diferencia a Gemini de sus competidores?
—¡Puf! ¿Cuánto tiempo tenemos? La diferencia fundamental es cómo se está haciendo. No solo importa el objetivo final, sino el camino para llegar ahí. Hemos sido pioneros en desarrollar nuestras herramientas de forma responsable, teniendo en cuenta la selección de datos, los algoritmos que se utilizan, las pruebas que se realizan y los comités éticos que evalúan las actualizaciones. ¡Nunca sacrificamos la calidad ni la seguridad por la velocidad! Si yo estuviera al otro lado de la valla, analizando qué sistema utilizar como CEO de una empresa, no solo miraría la calidad, sino también las garantías de seguridad e innovación.
—¿Cómo ayuda la Inteligencia Artificial a Pilar Manchón en su día a día?
—¡La uso y la abuso! La utilizo en mi día a día para tareas burocráticas y administrativas, como son las presentaciones o informes, pero también me gusta llevar hasta el límite las herramientas nuevas. ¡Intento romperlas! Me interesa probar hasta dónde pueden llegar y, sobre todo, qué puedo hacer con ellas que no debería, para poder prevenirlo o mitigarlo.
—¿Mito o realidad? Los empleados de Google disponen de un 20% de su jornada laboral para formación o proyectos por interés personal.
—Es una realidad. En la mayoría de los casos puedes incluso lanzar una petición interna por un 'TwentyPercenter'. Esta es una persona que dedica el 20% de su tiempo a un proyecto que tú quieres montar y puede trabajar contigo. No tiene que dejar su trabajo normal de todos los días, pero puede involucrarse. Crea una polinización cruzada muy interesante. Imagina a una persona que tiene una inquietud o formación que le encantaría usar. A veces, aunque no tengas un presupuesto, dos o tres 'twentyPercenters' se juntan y crean algo maravilloso. ¡Eso a lo mejor se convierte en un proyecto!
—¿A qué dedica Pilar Manchón su 20%?
—Yo trabajo un 200% y tengo un problema matemático.
—En términos de usuarios, ¿ChatGPT le ha comido la tostada a Gemini por ser el primero en ofrecer un chatbot conversacional?
—Al principio había un uso más experimental, de chatbot, pero ahora se utilizan herramientas mucho más especializadas. Se busca calidad y seguridad. Cuando se entienden los riesgos asociados a ciertas herramientas, cada vez se usa más Gemini.
Cuando se entienden los riesgos de las herramientas de IA, la gente opta por usar más Gemini
—El CEO de Google reconocía hace unas semanas que existe una guerra de fichaje de talento, ¿cómo se retiene a los profesionales?
—Cuando llegas a un nivel de madurez en tu carrera en el que puedes elegir dónde trabajar, eliges normalmente empresas que te inspiran y en las que puedes construir el futuro que quieres. Sobre todo en Inteligencia Artificial, cuando tienes conciencia de qué podría ser y qué debería ser.
Hay una nueva generación de ingenieros muy jóvenes que vienen con valores claros y que quieren trabajar en empresas que vayan a construir ese tipo de sociedad. También es como los fichajes de fútbol, si tenemos al Messi o Ronaldinho de la IA, hay que ofrecer paquetes interesantes. Otro punto clave es la cultura de trabajo: no todas las empresas respetan el equilibrio entre vida personal y profesional.
En Google tenemos un buen equilibrio. No te van a decir nunca que dejes de trabajar, pero sí te van a dar la flexibilidad para que tú rindas a tu ritmo y puedas tener una vida equilibrada.
—¿Cómo convencería a los escépticos de que la IA no es un monstruo que viene a dejarnos sin trabajo?
—Con datos. Si alguien está cerrado de mente, no importan los argumentos porque no va a cambiar de opinión. Pero quienes tienen capacidad de raciocinio pueden entenderlo. ¡Tenemos una gran oportunidad! Es una herramienta que nos empodera a hacer más, más rápido, con mayor calidad y que nos da acceso a cosas que antes ni siquiera podíamos soñar.
Cualquier persona con casi ningún nivel de formación puede hacer cosas maravillosas. Es un momento de empoderamiento y de soñar, de reflexionar hasta dónde puedes llegar con herramientas que te están dando un impulso brutal. Podemos construir un mundo maravilloso y dar acceso a la educación y a salud. El potencial para convertirnos en mejores personas y mejores sociedades es brutal. Ahora bien, hay riesgos asociados, claro que los hay. Cualquier gran herramienta con gran potencial puede ser utilizada de manera inadecuada.
—¿Los gobiernos toman a la Inteligencia Artificial con la seguridad que le corresponde y la están regulando de forma adecuada?
—Desde Google abogamos por una regulación responsable. Debe ser suficiente para mitigar los riesgos y evitar problemas, pero sin ahogar la innovación. Conseguir una regulación perfecta a la primera va a ser complicado para cualquier país. Algunos pecarán de exceso, otros lo harán de forma insuficiente, pero aprenderemos los unos de los otros.
—Desde Estados Unidos nos llegan varias opciones de IA generativa, mientras que en China está DeepSeek. ¿Qué pasa con Europa?
—Europa tiene el potencial para jugar un papel fundamental. Ahora estamos por detrás de los grandes líderes, sobre todo de Estados Unidos, pero no hay razón para no invertir más. Hay que crear incentivos para que los investigadores y desarrolladores no acaben marchándose a terceros países para crecer.
—¿Cómo será el Internet del futuro en Occidente?
—Me voy a poner el sombrero de futurista. Tengo una visión, pero no sé si acabará siendo así, porque yo no soy precisamente la persona promedio. Creo que vamos a llegar a un punto en el que los interfaces van a ser transparentes. Tendremos acceso a mucha inteligencia de forma totalmente natural y contextual. Imagina que estamos aquí y le preguntas a Gemini a qué hora sale mi tren, tal vez se encienda esa pantalla y aparezca la información. Será un mundo empoderado por la IA ambiental. El futuro es emocionante y muy personalizado.
—¿En qué momento pensó que la IA lo iba a cambiar todo?
—Llevo en el mundo de la IA más años de lo que me gustaría admitir (Ríe). Empecé muy joven con los sistemas de diálogo y le vi un futuro interesantísimo. Empecé a imaginar lo que se podría conseguir y, por eso, hice el doctorado para ver en qué dirección se podría avanzar.
—Usted fundó una 'startup' que fue elegida por Intel para lanzar una alternativa a Siri. ¿Cómo se negocia la venta de una empresa con un gigante sin morir en el intento?
—Es igual que un maratón. Hay que tener una estrategia a largo plazo. ¡Siempre estás con una diferencia clara de poder! En las reuniones había 27 personas: 25 representando los intereses de Intel, y mi abogado y yo. Cada uno hacía preguntas muy detalladas, hubo conversaciones que eran casi como los interrogatorios de las películas.
Las reuniones eran a horas intempestivas, ellos estaban en Estados Unidos y yo con un niño pequeñito. Preguntaban sobre partnerships, cultura de la empresa o dinero en el banco. Quieren saber si tienes controlada la gestión de la empresa o si eres una persona de papel y son otros los que hacen el trabajo.
Aprendes muchísimo y es una 'stamina', como decimos en inglés. Fue bonito, era la primera empresa que Intel compraba en España. La legislación española no facilita que empresas como la nuestra se compren por parte de terceros. Hubo incluso conversaciones con el Gobierno porque un Ministerio pedía un informe de otro Ministerio, pero ese otro se negaba a emitirlo. ¡Hubo situaciones kafkianas!
—¿Cuánto tiempo se demoró la operación y personalmente cómo vivió el proceso?
—¡Muchos meses! Fue duro, emocionante y bonito. Las grandes empresas suelen ser un poco timoratas cuando surgen problemas o zonas grises. Cualquier problema o roce con el Gobierno porque faltara un papel podría mandar la operación al traste.
—¿Por qué pensó usted que había llegado el momento de vender?
—Un cúmulo de contextos personales, profesionales y tecnológicos. Nunca había trabajado con una gran empresa y mi percepción de lo que era Intel era muy diferente a la realidad. Inocentemente y de manera muy ingenua, pensaba que tendríamos cierto nivel de independencia y que podríamos conseguir más y más rápido con mayores recursos. ¡No solo íbamos a tener a Intel como inversor sino como cliente y plataforma de lanzamiento!
Como 'startup' y sin saber que no era cierto, lo vi como una oportunidad. ¿Sacrificar tu gran visión de super CEO y hacerlo sola o acelerar su crecimiento tecnológico a través de una plataforma global que en teoría puede hacer que se convierta en algo mundial? Inocentemente pensé que era la mejor opción, pero luego entras en una gran empresa y es otra dinámica. Al final no se lanzó el proyecto original por el que nos habían comprado. Ellos adquirieron nuestro software para lanzar su propia Siri.
—¿Qué consejo le daría a un emprendedor que se pueda enfrentar a un proceso similar?
—Tiene que escuchar a su intuición y a sus 'advisors'. Normalmente te rodeas de un consejo formado por inversores y gente de la industria, pero también está la parte personal. En mi caso, me había divorciado y no le dedicaba suficiente tiempo a mi hijo. Lo vi como una oportunidad de asegurar su futuro sin tener que trabajar 20 horas al día. ¿Mi papel como madre estaba bien o mal? Quise creer en lo que me vendieron de que era una oportunidad para hacer más, pero luego no fue así. No fue una mala decisión, aunque quizás tampoco la mejor.
—¿Volverá Pilar Manchón a España a lo largo de su vida profesional?
—Vuelvo a España unas cinco veces al año. No me sacan de aquí ni con agua caliente, pero a nivel profesional no lo sé. Ahora mismo siento que soy más útil a España desde fuera. Las personas que tenemos las raíces bien profundas, pero que estamos en la diáspora, somos testigos de lo que ocurre en el mundo exterior e intentamos hacer efecto palanca para ilustrar a quienes están aquí sobre cómo pueden beneficiarse.
El otro día me preguntaron si alguna vez me había avergonzado de ser andaluza. Me sorprendió muchísimo. ¿Sabes qué? El año pasado traje a un montón de ejecutivas de Silicon Valley a la Feria de Abril y antes habíamos estado quedando todos los jueves en mi casa para aprender a bailar sevillanas.
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