Muere el guitarrista Paco de Lucía

Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Premio Príncipe de Asturias de las Artes, Doctor Honoris Causa en las Universidades de Cádiz y por el prestigioso Berklee College of Music of Boston… pocas menciones se pueden decir que no se sepan de este genio que conquistó a públicos de todo el mundo desde que con ocho años su padre, Antonio Sánchez Pecino, le puso una guitarra encima por primera vez y le obligó a aprender como método de supervivencia en unos tiempos, los años cincuenta, muy duros para su familia. Paco era el más pequeño de cinco hermanos -María, Ramón, Antonio y Pepe-, fruto del matrimonio entre el algecireño Antonio Sánchez y la portuguesa María Gomes. Aprendió a tocar siguiendo la escuela del Niño Ricardo, de la que tanto su padre como su hermano Ramón eran grandes intérpretes, pero pronto abrió su mente a otras referencias. Formó un grupo infantil con su hermano Pepe llamado «Los Chiquitos de Algeciras», con el que obtuvieron un premio en Jerez y grabaron un disco. Muy joven aún conoció a Camarón, que sería su compañero más determinante. Para entonces ya estaba Paco explorando nuevos caminos para la guitarra gracias a una gira que había hecho con el Ballet de José Greco por América, lo que le había permitido descubrir a Sabicas en Nueva York, una de sus principales influencias. A partir de este encuentro el concepto guitarrístico del algecireño cambió. Pasó de ser un intérprete de la escuela clásica a un creador. Y entonces agradeció las horas obligatorias que su padre lo había tenido en el salón de su casa de Algeciras ensayando la técnica, ya que pudo ponerla al servicio de sus nuevas ideas.

Sus primeros discos tienen todavía la huella de su primera escuela. Pero con «Fuente y caudal» cambió el paso de todos los guitarristas y del propio flamenco en 1975. Esa obra le dio un gran reconocimiento popular por la rumba «Entre dos aguas», pero fue sobre todo el comienzo de su revolución armónica. Para los expertos, la mejor pieza de ese disco era la taranta que le daba título. Sin embargo, Paco entró a partir de ahí en una vorágine de éxitos populares.

Interpretó en directo y grabó el «Concierto de Aranjuez» del maestro Rodrigo, tocó cosas de Falla, se acercó al jazz e hizo conciertos con Al di Meola y John McLaughlin, entre otros, con los que grabó varios discos. Incorporó para el flamenco el cajón peruano. Creó la formación de sexteto incluyendo batería, bajo y saxo...

Pero para muchos su mayor obra fue su encuentro con Camarón, gestado a finales de los años sesenta. Grabaron diez discos entre 1968 y 1977.

Desde entonces, nadie ha superado a Paco, el toque de hoy no se entendería sin estudiar su figura. Revolucionó la manera de acompañar la interpretación flamenca de la guitarra y fue capaz de abrir los oídos al público joven. «Entre dos aguas» permaneció 20 semanas en la lista de éxitos españoles. El disco «Friday night in San Francisco» (1981), grabado junto a John McLaughlin y Al Di Meola ha vendido más de un millón de copias, una cifra inimaginable para un artista flamenco.

La amplia discografía del maestro Paco de Lucía, que suma más de treinta discos, dio su último fruto en el año 2004 con el disco «Cositas Buenas». También recuperó recientemente su faceta de productor, abandonada en 1992 tras «Potro de rabia y miel» de Camarón, con el disco de la joven cantaora La Tana y su disco «Tú, ven a mí», que vio la luz en 2005.

Ahora estaba grabando un nuevo disco dedicado a la copla que ya había terminado de componer y cuyas maquetas, probablemente, saldrán a la luz en los próximos meses.