En el caso Pineda ha aparecido un presunto trincón. Un trincón acomodado en una silla bien pagada de la empresa municipal de la vivienda que, según los investigadores, utilizaba para lucrarse, aprovechando su condición de empleado público. Quien debería ser guardián de lo público, baluarte ... frente a las veleidades políticas y la corrupción, era presuntamente el cooperador necesario del círculo del pelotazo. Habrá que investigar cómo llegó al puesto y cómo ha sobrevivido en el mismo, revisar todos y cada unos de los expedientes que haya tocado para que actúe la Justicia, sin olvidar que por su condición y cargo sus actos atentan contra la esfera de lo público, lo que es de todos, eso que modula la altura moral de un pueblo.
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