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Una historia de sevilla

Testaccio, la colina de Roma que se formó con las ánforas sevillanas

Cargadas con el aceite andaluz de la Bética, los recipientes se partían y almacenaban hasta formar la que se conoce como la colina de los 'tiestos'

Una historia de Sevilla

Recreación del puerto principal de Hispalis en época imperial, posiblemente ubicado en lo que hoy en día es la Catedral de Sevilla junto al paleocauce (actual Avenida de la Constitución) adm
Jesús Pozuelo

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A Roma la llaman la ciudad de las siete colinas, pero junto a las clásicas del Palatino, el Aventino o el Capitolio, la ciudad eterna tiene, además de las siete «canónicas», algunas más: la Colina Vaticana -donde se ubica la Basílica de San ... Pedro-, el Gianicolo –sobre el Trastevere– o la más singular de todas, la del Testaccio, formada hace dos mil años con los «tiestos» (de ahí su nombre) de los millones de ánforas que, tras remontar el Tíber cargadas con el aceite andaluz de la Bética, se rompían al término de una larga navegación que comenzaba en el puerto de Hispalis y seguía el Mediterráneo hasta llegar a Roma. Esta es la historia del monte Testaccio, la colina de Roma que se formó en su mayor parte con las ánforas olearias hispalenses.

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