«Poder ver cómo ha cambiado la gente aplicando color a fotos, eso no tiene precio»

¿Cómo empezó su relación con el retoque de color de fotografías históricas?

Hace unos cinco años descubrí que había gente que se dedicaba a hacer estas cosas. Todo empezó con la Guerra de Secesión norteamericana, que es la primera contienda fotografiada, pero la técnica de entonces se centraba en retratos de generales. Luego, la corriente se extendió a las dos guerras mundiales. A mí me gustaba trabajar con la historia de España y sus costumbres, de forma que lo que empezó como una mera afición se ha convertido en otra cosa.

¿Cómo es la técnica en sí que emplea?

La técnica en sí es Photoshop , utilizo el programa porque tiene muy buenas herramientas para convertir una foto en blanco y negro en color, básicamente usando la herramienta del pincel. Mi primera misión es que una foto en blanco y negro se restaure de forma que se parezca a una en blanco y negro tomada ahora, porque con el tiempo se pierde brillo, contraste, a veces están sobreexpuestas. Cuando ya he conseguido esto, aplico otras técnicas de color con el objetivo de que la foto parezca hecha ayer . Cuando lo consigues, el impacto es tremendo.

¿Qué sensibilidad o gusto artístico se requiere?

Ser buen observador, cierto dominio de la técnica y poco más. El resultado tiene cierto gusto artístico, sí. Hay que tener ciertas cualidades artísticas. Sólo con técnica y observación no vas a llegar a un buen resultado.

¿Cuánto tiempo le lleva y hasta dónde la libertad artística del retoque?

Depende de la complejidad. Puede ser una tarde o puede ser muchos días. Cuando ves la foto, ves cosas que no pueden ser, cuando ves demasiado blanco estás tan seguro de que era blanco y hay tonos imposibles como el azul muy oscuro. Me gustan mucho los retratos, en los que estoy especializado . Donde hay gente, donde se ve una escena costumbrista con gente haciendo cosas que ya no se hacen o poder ver gracias a la aplicación de color a las fotos cómo ha cambiado la gente, eso no tiene precio.

¿Cuál es el desafío al que le gustaría enfrentarse?

Sería el acceso al gran patrimonio fotográfico municipal, casi toda la colección de Serrano y Sánchez del Pando, con fotos buenísimas, pero ahí hay mucho talibán. Te encuentras la actitud tontorrona de ‘¿tú le podrías bigotes a las Menindas?’ y luego hay muchos que lo consideran una herejía, pero por suerte una mayoría de gente que disfruta y que le apetece verlo.

¿Su técnica es una nueva disciplina artística o una artesanía al menos?

Sí, un algo, yo no me atrevo a definirlo. No sé si hago arte o artesanía, no lo sé, pero tampoco me preocupa . Lo hago, lo muestro, me gusta hacerlo, me divierte y al gran público le aporta un acercamiento a la historia, como abrir un agujerito en el tiempo y que te resulte más próxima una escena que parecía muy lejana, como resucitar el pasado a golpes. Sobre todo, mucha gente mayor que tiene recuerdos.

¿Cómo se llaman los que aplican esta técnica?

Me gusta el nombre de colorista. Pero verás, no sé si hay más gente que lo usa.