Una historia de sevilla
Las puertas desaparecidas de Hispalis: la memoria perdida de la Sevilla romana
Pocas ciudades han desfigurado tanto su huella romana como Sevilla. El paso de los siglos, el urbanismo islámico y las destrucciones y acarreos de material fueron borrando el trazado y desdibujando el mapa de la Sevilla de la Antigüedad
Serial Una historia de Sevilla
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Iniciar sesiónEn la actualidad, las excavaciones nos van aportando datos, pero aun así, el conocimiento en general del trazado urbano, la muralla y las puertas de la Colonia Hispalis es enormemente escaso. Si en el anterior artículo analizamos las calzadas documentadas de la Sevilla antigua, ... en éste veremos las dos únicas puertas de la Colonia Hispalis cuya ubicación aproximada puede afirmarse con cierta seguridad: la de Santa Catalina y la de Carmona.
La expansión de Hispalis
La expansión de Hispalis tras su promoción a colonia debió conllevar la construcción de una nueva muralla con puertas en su perímetro. Las fuentes clásicas guardan silencio sobre dicho ensanche urbano, pero la tradición atribuye al propio Julio César la misión de «cercar de muros y torres altas» la ciudad, multiplicando su extensión. Leyendas aparte, sí sabemos que tras Julio César la urbe experimentó una ampliación urbana sin precedentes, cuadruplicando su circuito amurallado y extendiéndose hacia el norte y el este desde el primitivo núcleo turdetano, que abarcaba originalmente desde Mateos Gago a la Cuesta del Rosario, el promontorio fundacional. En ese contexto de ampliación urbana y con un nuevo pomerium (perímetro de ciudad) debieron abrirse nuevas puertas que marcaban la entrada y la salida de la ciudad.
La probable puerta romana en el entorno de Santa Catalina
Una de esas puertas, la septentrional debió ubicarse aproximadamente en el entorno de la actual iglesia de Santa Catalina, marcando el nuevo límite norte de la colonia romana. Varios indicios apuntan a la existencia de esa puerta de Santa Catalina. El primero es la propia traza de la ciudad: desde el siglo pasado, por el aporte de profesores como Blanco Freijero, Collantes de Terán o Campos Carrasco, se considera que la calle Alhóndiga corresponde al tramo final del cardo maximo de Hispalis, es decir, la arteria principal norte-sur de la ciudad. Es lógico pensar que dicho eje cardinal, calle principal de la ciudad en su tramo norte, culminase en una puerta abierta en la muralla norte, justo donde termina la calle Alhóndiga y en el entorno del actual templo de Santa Catalina. Aunque no se ha hallado hasta la fecha dicha puerta, hay indicios antiguos y recientes que refuerzan esta hipótesis.
Francisco Collantes de Terán recogió de un manuscrito de la Biblioteca Nacional, que en 1721, durante unas obras en la capilla del Rosario y el Sagrario de la Iglesia de Santa Catalina, se documentó un muro de piedra labrada de más de dos metros y medio de grosor, orientado hacia la actual plaza de Ponce de León. Su potencia constructiva y dirección han sido interpretadas por algunos investigadores como parte del acceso septentrional de la colonia, probablemente una estructura relacionada con la muralla o una torre adyacente a la puerta. Por desgracia, las excavaciones arqueológicas realizadas en la última década durante la restauración de la iglesia no han podido confirmar este extremo: no se llegó al nivel romano, y sólo apareció una canalización de ladrillos del siglo I d.C., sin rastro de la muralla ni de la puerta.
El otro indicio, y quizá el más claro, es la bifurcación evidente que forma la Plaza de los Terceros en lo que sabemos que es una salida de dos vías históricas romanas extramuros: Bustos Tavera-San Luis fosiliza el camino hacía Itálica y Mérida (la Vía de la Plata) y el eje de Sol-Carretera de Carmona la antigua Via Augusta, el camino hacia Carmona, Écija o Córdoba. Ante esa bifurcación debió existir un acceso y un límite de la ciudad romana.
Otros indicios claros son los hallazgos de necrópolis altoimperiales en el entorno de San Luis, Sol, Matahacas o Carretera de Carmona, con enterramientos de incineración del siglo I d.C., lo que confirma la idea de que este sector estaba ya extramuros en época romana, como era habitual junto a los accesos urbanos.
La puerta, de haber existido, no ha dejado huella material visible. Pero entre la lógica del trazado, los hallazgos antiguos y el modelo urbano romano, todo apunta a que allí se abría uno de los accesos monumentales de la Hispalis imperial. Entre la plaza de los Terceros y el arco apuntado de Santa Catalina -que proviene de la antigua Parroquia de Santa Lucía, trasladada en 1930 por el arquitecto Juan Talavera y Heredia- debe later en el subsuelo—custodiada por el precioso retablo trianero de la santa siracusana— la sombra de una de sus puertas desaparecidas, existente en época del martirio de Santa Lucía de Siracusa (s. III d. C).
La puerta de Carmo: salida a la Calzada
La segunda puerta cuyo emplazamiento puede deducirse con claridad es la oriental, ubicada en el eje formado por las actuales calles Águilas y Luis Montoto, por donde partía el camino romano hacia Alcalá de Guadaíra, Urso (Osuna), Ostippo (Estepa), Antikaria (Antequera) o Iliberri (Granada). Este acceso, heredado más tarde por la Puerta de Carmona islámica y renacentista, se situaría en el cruce de Menéndez Pelayo con Luis Montoto, junto a la iglesia de San Esteban, probablemente muy cerca —o incluso en el mismo punto— donde se levantó la desaparecida Puerta de Carmona. La puerta almohade —reconstruida en época moderna y demolida en el siglo XIX— debió conservar durante siglos el uso, el nombre y la dirección de este antiguo acceso romano, orientado al este, de ahí el antiguo nombre de la calle Oriente (Luis Montoto).
El trazado de este eje refuerza su origen antiguo: desde la Plaza de la Alfalfa, el posible foro de la ciudad, el decumano máximo discurriría por Águilas y San Esteban, cruzando la antigua muralla y saliendo extramuros por Luis Montoto. A partir de ahí, la vía sigue de forma casi rectilínea por la actual Avenida de Andalucía y, más adelante, por la autovía A-92, que conserva en buena parte la dirección de aquel itinerario.
Las excavaciones realizadas en la antigua Huerta de la Florida, en el entorno de Luis Montoto, documentaron en 2019 un tramo de unos cuarenta metros de calzada romana en excelente estado de conservación. Corresponde a la vía oriental de Hispalis, el camino que partía por la Puerta de Carmona hacia Alcalá de Guadaíra, Osuna y la Vega de Granada. El firme estaba construido con la típica técnica romana, con niveles de preparación y un pavimento pétreo perfectamente compactado, similar al de las grandes vías del Imperio. Su orientación coincide exactamente con la del actual eje Luis Montoto – Avenida de Andalucía – A-92, lo que confirma la persistencia del trazado hasta la actualidad. Este hallazgo vino a verificar de forma material la existencia del camino romano oriental que hasta entonces solo se conocía por hipótesis topográficas.
Además del hallazgo del pavimento, la alineación del parcelario, la persistencia toponímica y la dirección del eje avalan la hipótesis de un camino de origen romano. El nombre popular de la calle, la Calzada, es un testimonio especialmente revelador: aún hoy muchos sevillanos de mayor edad lo usan, quizá sin saber que evocan el eco de un camino milenario.
Por este acceso oriental salieron durante siglos los viajeros y comerciantes que se dirigían extramuros al oriente de la Bética. Aunque su huella ha sido absorbida por la ciudad contemporánea, la vía subsiste en la morfología urbana. Y allí, en el arranque de Luis Montoto, junto a San Esteban, debió alzarse una de las puertas más importantes de la Sevilla romana, hoy completamente desaparecida, pero aún visible en la lógica de los caminos y en la geometría urbana de la ciudad.
El desconocimiento general de Hispalis y la importancia de la arqueología urbana
Cada año, la arqueología aporta nuevas piezas a un puzle todavía incompleto y enormemente disperso de la Sevilla romana. Aún así, la mayor parte de la Sevilla romana sigue oculta bajo los diferentes estratos posteriores de la ciudad. Las dificultades de excavación, el estrecho parcelario, la superposición urbana y el alto nivel freático dificultan enormemente conocer su perímetro certero, sus foros o sus edificios públicos. Solo la ciencia arqueológica podrá seguir revelándonos la fisonomía de la Hispalis romana, de ese enorme puzle que confirma la ciudad invisible sobre la que se alza la Sevilla que hoy habitamos.
Un ejemplo revelador es el hallazgo reciente de un embarcadero y un sistema de canales de época romana documentado en las excavaciones de la zona de Santa Bárbara, en Artillería junto al puente de San Bernardo, donde ha aparecido un canal navegable de casi cinco metros de ancho y tres de profundidad, datado en torno al siglo I d.C. Este descubrimiento confirma que la antigua Hispalis no era solo una trama de calles y murallas, sino también un puerto interior conectado al Betis, a Roma y al Mediterráneo, una ciudad viva y abierta al comercio fluvial.
Pero esa es otra historia que contaremos más adelante.
* Con la colaboración de la Consejería de Turismo y Andalucía Exterior de la Junta de Andalucía, cofinanciado con Fondos Feder.
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