La obra del Pabellón Real de Sevilla comenzará en 2026 y costará el doble de lo previsto
El Ayuntamiento apunta al encarecimiento de los materiales para justificar que el coste suba de 3,3 a 6 millones de euros desde que se elaboró el proyecto
El espacio, que acogerá el museo dedicado a Aníbal González, se inaugurará en 2029, coincidiendo con el centenario de la Exposición Iberoamericana
La celebración del centenario de la Exposición de 1929 da sus primeros pasos: «Es una oportunidad única»
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Iniciar sesiónEl Ayuntamiento de Sevilla ya trabaja en la conmemoración del centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929, un acontecimiento que debe ser el punto de partida para una nueva transformación de la capital hispalense y su salto definitivo al siglo XXI. El gobierno ... de José Luis Sanz está poniendo todo su empeño en el impulso de esta efemérides, apostando por integrar en ella a diferentes colectivos y entidades y, paralelamente, con el objetivo de poner en valor todo el legado patrimonial de aquella muestra que aún se conserva. Uno de ellos es el Pabellón Real de la Plaza de América, en el que definitivamente se impulsará el proyecto del museo dedicado a la figura de Aníbal González y a la puesta en valor de la arquitectura regionalista que se alza en las calles de la ciudad.
Ayer, el Consistorio hispalense sacó a licitación el contrato para ejecutar las obras de reforma del Pabellón Real y su futura adaptación como centro de estudios y espacio museístico. Una rehabilitación que en su momento ya fue anunciada en numerosas ocasiones por el anterior gobierno socialista, pero que hasta ahora sólo se había centrado en algunas actuaciones en el exterior del edificio. Restaba la parte más importante, y también la más costosa de todas. Es decir, la adecuación del interior a estos nuevos fines. Ahora, el gobierno de José Luis Sanz anda en la búsqueda de una empresa que se encargue de esta actuación, con el compromiso de que los trabajos den comienzo a lo largo del próximo año 2026 (presumiblemente durante el primer semestre) y que estén finalizados en 2029, justo cuando se cumplirá el centenario de la Exposición Iberoamericana.
La realidad es que el proyecto de adaptación del interior del Pabellón Real no es nuevo y fue realizado en el año 2022. Sin embargo, distintos aspectos como la falta de presupuesto han provocado que su ejecución se dilate en el tiempo y acabe posponiéndose. Hasta ahora, cuando al fin ya se cuenta con un calendario en el horizonte que despeja el futuro de la rehabilitación de este edificio. La espera ha provocado, entre otros, un encarecimiento más que importante del coste total de estos trabajos. Lo que en un principio se había valorado en un presupuesto cercano a los 3,3 millones de euros se ha acabado multiplicando casi un 80%, alcanzando los 5,97 millones de euros (IVA incluido). Fuentes municipales consultadas por ABC aseguran que este cambio en las cantidades globales de la actuación es consecuencia directa de la actualización de los precios en la redacción del proyecto. Algo que, por ejemplo, ya ha ocurrido con la reforma del Paseo de la O. Los materiales han subido, insisten en el Ayuntamiento, y, por tanto, el presupuesto también.
Con todos los parabienes al proyecto, incluido el dictamen positivo emitido por la Comisión de Patrimonio, el gobierno de José Luis Sanz se centra en estos momentos en la adjudicación de las obras. El objetivo no es otro que el de devolver al edificio el aspecto con el que lo concibió Aníbal González en el año 1916, aprovechando el impulso que supondrá para el conjunto de la ciudad la celebración de los cien años de la Exposición Iberoamericana de 1929. Unos trabajos que se centrarán en dos vías de actuación. Por un lado, se recuperará la distribución original de los espacios del Pabellón Real y su relación directa con el exterior del Parque de María Luisa. Igualmente, se pretende devolverle la funcionalidad museística tras la etapa en la que se utilizó como sede administrativa, aunque adaptándose a los conceptos más actuales a nivel expositivo que evolucionan desde una simple muestra de objetos y contenidos hasta un programa más identificativo.
La distribución del interior
La propuesta parte de una premisa: es necesario retirar la intervención que se llevó a cabo en el año 1968 para recuperar el espacio original y su unión con el parque. Con ello, se pretende que el edificio pase a ser un mirador hacia el exterior y un espacio de conocimiento en su interior. Así, se insiste en el desarrollo del proyecto, habrá elementos históricos que sea necesario recuperar y otros que se incluyan de nueva realización, aunque se reconoce que habrá otros imposibles volver a poner en valor, como es el caso del artesonado y la azulejería. A partir de ahí, se dispondrá una gran sala central que se mostrará limpia y sin decoración, iniciando desde ese punto una inmersión en el resto de contenidos que se muestren en las distintas salas expositivas que articulen el inmueble. Por otro lado, en el semisótano se dispondrán otros espacios que acogerán las zonas dedicadas a la administración, el control y la gestión del edificio.
El Pabellón Real contará con una sala central, un semisótano con los usos administrativos, además de pasarelas y una planta alta que completarán la experiencia
Además de estos dos grandes espacios con usos tan diversos, el Pabellón Real contará con otras zonas habilitadas para el recorrido de los visitantes. Entre ellas se encuentran las denominadas 'galerías de los peregrinos', que son unas pasarelas a alturas intermedias que completan la relación entre el exterior y el interior. Las mismas serán de carácter mueble, realizadas con una estructura metálica autoportante y situadas en la media altura de los huecos de paso originales. Además, se prevé la instalación de una pasarela alta en la zona central del inmueble que servirá como soporte de todos los medios audiovisuales y lumínicos que serán una de las piezas clave de ese nuevo modelo expositivo que se pretende implantar, aprovechando así las ventajas que ofrecen las tecnologías en la recreación de una experiencia ligada a la figura del arquitecto Aníbal González.
La intención original era facilitar el acceso de los visitantes a las cubiertas para habilitar así una especie de mirador al Parque de María Luisa y al resto del recinto en el que se celebró la Exposición Iberoamericana de 1929. Sin embargo, en el proyecto se reconoce que ha sido necesario renunciar a ello para no afectar a la estructura y que, por tanto, la única que será accesible será la de la Sala de Santiago, aunque con fines de mantenimiento. De cara a recuperar la conexión con el gran espacio verde en el que está ubicado el Pabellón Real se apuesta finalmente por recuperar el espacio de las arcadas de los porches del inmueble. Con todo, se pondrá en marcha un gran museo que contará con un semisótano de 644 metros cuadrados, una planta baja de una extensión muy similar, una pasarela expositiva de 136 metros y una planta alta de 108,37 metros cuadrados, a los que se añadirán la entreplanta y el castillete de usos internos.
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