Las medallas del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla condecoran la labor de los profesionales de la provincia
En un acto en el Hotel Alfonso XIII se puso en valor el pasado y presente de esta rama sanitaria
Los condecorados por la Medalla de Oro por el Colegio de Farrmacéuticos de Sevilla
El Colegio de Farmacéuticos de Sevilla condecoraba este domingo en la capital hispalense a los colegiados hace 25 y 40 años en esta profesión. Las medallas - de plata y de oro - reconocían la labor de los profesionales de toda la provincia que han ... ejercido en todos los ámbitos de la profesión: desde el mostrador de una oficina de farmacia hasta la mesa de un laboratorio.
La de farmacéutico es una labor tan esencial como - a veces - silenciada. Como un negocio más de cualquier calle común y corriente, las farmacias se camuflan durante el día para ser muchas veces un salvación en plena noche de urgencias. Lo reconocía el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, en el acto: «las farmacias son guardianas de nuestros barrios, ayudan a vertebrarlos». Y además con futuro, ya que, como apuntan desde el Colegio de Farmacéuticos de Sevilla, es una profesión que difícilmente pasa a segundo plano porque «está directamente vinculada a las necesidades de salud» que, en este momento, son «constantes y crecientes».
Según datos que el Colegio ofrece a este periódico, en Sevilla y su provincia, la farmacia continúa siendo una profesión muy demandada, algo que también se refleja en el ámbito académico: además de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla, la Universidad Loyola estrenó su grado en Farmacia en el curso 2022/2023 y se espera en el futuro comience a impartirlo también CEU Andalucía.
Esta ampliación de la oferta formativa no es casual y responde al creciente interés por una profesión con múltiples salidas en ámbitos como la farmacia comunitaria, hospitalaria, industria, salud pública, análisis, docencia o distribución. «Los farmacéuticos y las farmacias son nuestros grandes aliados», señalaba Antonio Sanz, consejero de Sanidad de la Junta de Andalucía minutos antes del comienzo del acto.
Los condecorados por la Medalla de Plata por el Colegio de Farrmacéuticos de Sevilla
La colegiación, esencial
Según datos ofrecidos a este periódico, en los últimos años se observa una estabilidad creciente en las nuevas colegiaciones, que sigue siendo un paso imprescindible para ejercer como farmacéutico y, además, permite acceder a formación continuada, asesoramiento profesional, soporte jurídico y oportunidades laborales en un sector cada vez más diversificado.
Pasado y presente para una profesión de futuro
Los 74 condecorados en el acto celebrado este pasado domingo en el Hotel Alfonso XIII componen el pasado, ya que algunos de ellos disfrutan ya de la jubilación, y el presente de la profesión. Es el caso de Jimena Castellano, una de las homenajeadas con la Medalla de Plata y la cuarta generación de su familia en ejercer esta profesión. «Yo eché los dientes de leche en una farmacia», recuerda entre risas mientras explica a ABC que fue en un despacho del municipio sevillano de Alanís donde, desde bien pequeña, ayudaba a su padre a hacer los pedidos de manera telefónica. Al frente de la Farmacia La Paz, en Sanlúcar la Mayor, es la primera mujer de la familia en haberse puesto la bata blanca. «Solo tengo una sobrina, pero ella ha tomado otro camino», señala.
María del Carmen Recuero, de 65 años, recibe la Medalla de Oro del Colegio de Farmacéuticos y recuerda que eligió esta profesión «porque a los dieciséis años alguien le quitó las ganas de ser médico». Acabó la carrera en 1984, con 24 años y se puso al frente de una farmacia en Lora del Río, que ahora dirige uno de sus dos hijos, ambos farmacéuticos. Al contrario que Jimena, ella fue la primera de su familia en colocarse tras un mostrador. «Tuve mucha suerte porque el farmacéutico anterior era muy mayor y dejaba la farmacia, así con la ayuda de mi padre y mi marido pude tener mi farmacia», señala recordado que en aquellos años era muy difícil que una mujer se pusiera al frente de un negocio.
Ambas han trabajado enormemente en una profesión que se avanza a pasos agigantados con el devenir de los años y en la que la actualización es indispensable. «En aquel tiempo los médicos escribían recetas con una escritura horrible», explica María del Carmen Recuero, quien agradece el avance que ha supuesto la llegada de las recetas electrónicas, aunque reconoce que «a los de su quinta» les cuesta un poco.
Del futuro, de los jóvenes, habla Jimena Castellano quién reconoce que actualmente es un poco más difícil que las nuevas generaciones quieran acceder a una profesión que «humanamente es una maravilla porque estás muy en contacto con los pacientes», pero que cuenta con «más burocracia y menos capacidad de acción que un sanitario». Algo que se mezcla, señala Jimena, con algo intrínseco a la profesión como son las horas de guardias nocturnas y fines de semana. «Los tiempos cambian y nadie quiere tener una vida que no puede disfrutar y yo lo entiendo», explica.
Aliento para el colapso
A sus 50 años recién cumplidos, el relato de Jimena Castellano tiene mucho en común con el de María del Carmen Recuero, condecorada con la Medalla de Oro después de 40 años colegiada. Las dos señalan que en todos estos años solo se han sentido valoradas como parte del sistema sanitario tras el paso de la pandemia. «Recuerdo de esa época una unión extraordinaria con el centro de Salud», explica Jimena. Por su parte, María del Carmen Recuero asegura que «el sistema sanitario siempre nos ha tenido un poco apartados, más como algo anexo, pero nunca se ha contado con nosotros y con la pandemia se dieron cuenta que éramos un lugar donde se podía ofrecer atención sanitaria».
Coinciden también en que el colapso sanitario, tan acusado en estos tiempos, es un mal que se viene soportando desde hace décadas y que «con más capacidad de actuación» podrían ser un elemento clave para «desatascar el sistema». La cercanía con el paciente es otro de esos factores influyentes que hacen de este un ejercicio clave tanto en pasado como en presente porque, tal y como señala María del Carmen Recuero recordando sus primeros años en su farmacia de Lora del Río, «más que pacientes, eran amigos». Jimena Castellano, por su parte, asegura que cuando un enfermo acude a una farmacia encuentra siempre al mismo equipo que le atiende y le aconseja. «Conocemos a nuestros vecinos, los tratamos como de la familia y muchas veces lamentamos tener que derivarlos al centro de salud por cosas que podemos tratar directamente aquí».
El Consejero de Salud de la Junta de Andalucía ponía en valor la labor de estos profesionales en una atención a medios y anunciaba la puesta en marcha de un nuevo programa con el que los farmacéuticos podrán renovar automáticamente el tratamiento a pacientes crónicos sin necesidad de acudir al centro sanitario. Antonio Sanz explicaba que este programa se desarrollará en tres fases y que contempla la posibilidad de que cualquier farmacia fuera de Andalucía pueda comunicarse con el SAS si el tratamiento del paciente así lo requiere. «Es un paso más para descongestionar el sistema sanitario», apuntó Sanz.
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