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Juan Manuel de Prada: «A mi juicio, Picasso es un artista sobrevalorado»
El escritor ha presentado en el Aula de Cultura de ABC su última novela, 'Mil ojos esconde la noche'
Juan Manuel de Prada: «Los intelectuales y artistas defienden en privado una cosa, pero en público acatan toda la morralla»
Sevilla
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Iniciar sesiónJuan Manuel de Prada ha sido el protagonista de una nueva sesión del Aula de Cultura de ABC, que patrocinan la Fundación Cajasol y la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. El escritor ha presentado su nueva novela, 'Mil ojos esconde la ... noche' (Espasa), un monumental retrato de los españoles que se exiliaron a un París ocupado bajo las tropas nazis y en el que se vislumbra una mirada esperpéntica a través de la narración que hace el protagonista, Fernando Navales, también personaje principal de 'Las máscaras del héroe'.
El acto ha sido moderado por el periodista Javier Rubio, quien ha destacado para empezar que «me he quedado cautivado por el estilo que tiene la novela». Por eso le ha preguntado a Prada si se trataba realmente de una novela de estilo. Este ha dicho que es una historia «marcada por la voz narrativa de Fernando Navales, protagonista de 'Las máscaras del héroe'». Como esta novela terminaba justo al inicio de la Guerra Civil española, el autor vio complicado que un falangista relatara la contienda, por eso decidió ambientarla en el París ocupado por los alemanes. «Es una historia muy marcada por la personalidad del narrador, que tiene una escritura totalitaria y de voluntad de estilo. No es una novela de estilo porque se narra una historia, pero la forma es indisoluble del fondo. Cada historia requiere una manera de ser contada. La trama está contada con el estilo de Fernando Navales, un escritor que ha sido ninguneado y marginado, además de estar resentido porque no ha sido reconocido», asegura el escritor.
A partir de ahí, Rubio ha destacado que el tema principal de 'Mil ojos esconde la noche' es el resentimiento. «Al final de la novela se abre una redención hacia ese resentimiento y Fernando entrega el genio literario a cambio del perdón». Juan Manuel de Prada ha corroborado esta reflexión del periodista y ha señalado también que «creemos que lo artístico es un don divino, pero puede ser diabólico. Navales es un escritor resentido que no ha sido reconocido. Ha sido relegado a París a un puesto subalterno para sacarlo del mapa. Le encomiendan captar a los artistas exiliados en París». De ahí que haya reconocido que el resentimiento sea el tema sobre el que pivota esta historia.
De Prada también ha indicado que Fernando Navales alude a lo largo de la historia al libro 'Tiberio' de Gregorio Marañón, que era uno de los españoles exiliados en París. «Navales le tiene inquina a este porque Marañón es quien va a recibir el reconocimiento de la Falange en vez de él, que estuvo pegando tiros en la República. Es un reflejo de la parábola del hijo pródigo, eso explica su resentimiento».
Un episodio desconocido
También el autor de 'La tempestad' ha desvelado un episodio desconocido de Marañón que ha sido ocultado tanto por los familiares como por los historiadores porque «se ha vendido que Marañón perteneció a la tercera España, pero eso es totalmente falso». Además de criticar la memoria histórica por «ser una manipulación de la izquierda y un intento de manipulación de la derecha», Juan Manuel de Prada ha subrayado que Marañón fue un «intelectual estelar» de la República. «Cuando ve que en 1936 se vive una deriva, ya que fue cuando los republicanos empezaron a matar a personas en Madrid, decidió exiliarse a París en 1937, y allí estuvo hasta 1942». También ha destacado que «desde muy pronto Marañón muestra su adhesión a Franco y dijo: 'Los liberales nos hemos equivocado'. Marañón se pasó de la primera a la segunda España, pero no se hizo fascista, sino que siguió siendo un liberal. No todos los miembros de la segunda España eran fascistas, ni en la guerra los bandos eran los demócratas contra los fascistas», sostiene el escritor.
Marañón colaboró con la Falange y participó en el Día de la Raza, que se instauró en la Segunda República, no con Franco. En la novela se recrea con minuciosidad un importante discurso que este doctor ofreció en un teatro de los Campos Elíseos de París ante 2. 000 personas en 1941. «En esa época tuvo la valentía de decir que para los españoles la raza es la lengua y que igual de español es un moro de Tetuán que un indio de un rancho boliviano». A colación de esto, Prada ha añadido que «yo creo que el elemento que aglutina a la raza hispánica es la religión más que la lengua. También Marañón habló de las aportaciones de los sefardíes al español, pero al final sus seguidores han ocultado todo esto».
Navales habla asimismo del término 'nacionalseminarismo'. A este respecto, el escritor ha dicho que el protagonista de la novela «ve que con Franco la Falange se ha desvirtuado y vive una deriva. Él quiere ser un 'joseantoniano' puro y ve muy preocupante la evolución de Franco, que nunca mostró mucha complicidad con Hitler. Hitler era un fanático y Franco, un pragmático. A partir de 1942, con la destitución de Serrano Suñer, Franco deja de mirar a los alemanes y tiene una mirada más anglófila».
Por otra parte, Javier Rubio ha destacado que uno de los valores que posee 'Mil ojos esconde la noche' es que cuenta con un gran trasfondo de documentación histórica, a lo que Juan Manuel de Prada ha añadido que dicha documentación es «casi microscópica», detallándose con minuciosidad episodios como el del Día de la Raza. «Casi todo lo que cuento responde a una verdad histórica, pero desde el punto de vista del esperpento de Navales».
El egoísmo de Picasso
Uno de los personajes que aparecen en la novela es Picasso, a quien Fernando Navales se refiere despectivamente como «un pintamonas». Juan Manuel de Prada asegura que Picasso «es el personaje que sale más vapuleado en la novela y sobre el que más se ensaña Navales. Hay que distinguir al Picasso artista de la persona. Era un sádico y un gran egoísta. Él se consideraba una especie de diosecillo al que todos debían una admiración, pero luego trataba a sus mujeres y amantes con desprecio». A continuación, el escritor vasco ha contado que el pintor y escultor malagueño fue padrino de bautismo de Max Jacob. «Durante la guerra los alemanes lo metieron en la cárcel por su origen judío. Jean Cocteau les escribió una carta pidiéndoles clemencia. Este le había pedido a Picasso que la firmara, pero Picasso se negó. Cocteau y Picasso eran intocables por los nazis. A mi juicio, Picasso es un artista sobrevalorado y la historia del arte le ha dado más importancia de la que merecía. Durante muchos años se ha ocultado la personalidad de Picasso. No fue un hombre comprometido políticamente. Se afilió al partido comunista cuando los nazis perdieron la guerra. A Picasso nadie lo ha cancelado, pero a Pemán y a Foxá sí lo cancelaron».
Dice también Juan Manuel de Prada que no le ha movido a escribir esta novela ninguna intención concreta. «Empecé a escribir muy joven y publiqué mi primer libro con 24 años. Seguramente esté en la segunda parte de mi vida creativa». En ese sentido, en estos últimos años ha publicado libros que van a contracorriente, como la biografía sobre Ana Maria Martínez Sagi -'El derecho a soñar'-, «porque era una persona que me obsesionaba». Anteriormente había escrito su vida novelada, 'Las esquinas del aire'. «Me entregó unos manuscritos para que los publicara veinte años después de su muerte. En un poema narraba que cruzó la frontera hacia el exilio por la Junquera en vez de por Portbou como me a mí me había contado. Por eso pienso que la memoria histórica es una patraña, ya que la memoria nunca es histórica, es ficticia. Ella me mintió en muchas cosas, otras las edulcoró o las cambió. Esta mujer tiene una vida espectacular. Su vida real era igual de apasionante, pero con aspectos oscuros».
A la hora de recrear la vida de Sagi, Prada llegó a visitar hasta ochenta archivos, destacando especialmente dos: los Archivos Moscú de París y los Archivos de la Prefectura de la Policía de París. «Encontré una información grandiosa. Pedí los expedientes policiales de Marañón, González-Ruano y de otros muchos personajes que estaban fichados. Vi que ahí había un festín para una nueva novela. Mucho de lo que narro en la novela se basa en estos dos archivos».
Juan Manuel de Prada ha asegurado también que «todos los artistas exiliados colaboran en las actividades culturales de la Falange, menos Picasso, que era intocable y multimillonario». Sin embargo, esta situación cambió a partir de 1943, cuando los que habían colaborado dejan de hacerlo porque comienzan a ver que los alemanes van a perder la guerra y se separan de la Falange. El autor ha dicho igualmente que «lo más fuerte de esta novela es que muestra realidades históricas que han sido ocultadas. La historia contemporánea de España está levantada sobre mentiras».
Asimismo, Prada ha querido levantar falsos mitos sobre la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. «Desde que los nazis llegan a Francia hasta un año después no hubo atentados ni resistencia. Los atentados comienzan en Francia cuando los nazis inician su campaña de conquista de la URRS. Soy francófilo en el sentido cultural y literario, pero en estos años la historia de Francia fue lamentable. En Francia se dio un gran antisemitismo. España es un país infinitamente menos antisemita que Francia. El cónsul de España en París, Bernardo Rolland de Miota, salvó la vida de muchos judíos».
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