José Carlos Jaenes: «Mujeres y hombres tienen herramientas diferentes para enfrentarse a la ansiedad y la depresión»

–También dejó mucho que desear la apuesta por la sostenibilidad y la ecología, ejes ideológicos de la organización.

–Se usó poco papel o plástico y hubo transporte ecológico, pero también un gran derroche de gasto de energía que se debió controlar más.

–¿La experiencia del Sena como pasarela deportiva y escenario competitivo fue tan frustrante como la calidad de sus aguas?

–El Sena como eje central fue una idea novedosa, pero por las lluvias, no fue el escenario sano y deseable que se esperaba. Infecciones mil.

–También parece que se resintió mucho la igualdad. El caso de la boxeadora argelina fue paradigmático.

–No, igualdad más que nunca. Mismo número de mujeres que de hombres, todo un hito en unos JJ.OO. históricamente de hombres. En España sumamos más mujeres que hombres.

–¿Usted cree que en estos casos el Comité Olímpico está obligado a pedir pruebas sobre la feminidad del atleta?

–El caso de Khelif es agridulce. En su país la igualdad es escasa, pero creó inquietud entre las boxeadoras. Es un asunto médico legal que debe velar por la igualdad. Los ataques a Khelif fueron deleznables.

–A mí me ha recordado aquellos casos de pura androginia de las atletas del telón de acero de hace cuarenta años que eran manolos puros y duros de laboratorio. ¿Los recuerda?

–Desgraciadamente se promovió un dopaje de Estado con fines políticos, que también afectó a los hombres con resultados de cáncer.

–Por cierto, estos Juegos también han puesto en primer plano, con el caso de Carolina Marín, el impacto mental de un revés inesperado. Usted es especialista en psicología del deporte. ¿Cree que Carolina lo podrá superar?

–Yo espero y deseo que sí, el trauma tiene terapia y sanación, el estrés postraumático, tan doloroso, es abordable. Ella ha mostrado ser extremadamente fuerte antes. ¿Por qué no, una vez más?

–La otra cara del impacto emocional, tras cuatros años de tratamientos y entrenos, ha sido el de la norteamericana Simone Biles, que ha vuelto a darle oro a su país tras una severa crisis mental.

–Efectivamente, la hemos visto tan exitosa como nunca. La psicología trae esperanzas. Ella misma dijo: «Esta mañana he estado hablando con mi terapeuta y estoy lista». ¡Vaya si lo ha estado!

–Tres años lleva usted investigando sobre las secuelas de la Covid-19 en la alta competición. ¿Qué conclusión ha sacado?

–A destacar, que el entrenamiento ha sido un factor protector, sanador y modulador de la ansiedad y la depresión, y ha sido más duro para ellas.

–¿Por qué ha sido más duro para ellas?

–Porque las mujeres han demostrado mayor nivel de ansiedad, de depresión y sentimientos negativos ante la situación. Pero eso no significa que sean más débiles. Yo le diría que, en el fondo, mujeres y hombres, tienen herramientas diferentes para enfrentarse a estas situaciones. Aquí no hay café para todos.

–¿Han competido en París enfermos de Covid?

–Según la OMS hubo 40 casos positivos en un momento de repunte mundial. Se vio a Noah Lyles con mascarilla y no brilló en el 200 metros libres.

–¿Empezamos a valorar los diplomas olímpicos como nunca quizás porque nos hemos estancado en el medallero?

–Las medallas están bien caras. Los diplomas son sin duda una medida de éxito, aunque muchos los vean como fracaso. Hay que valorarlos.

–¿Nombres como Pau Gasol, Rafael Nadal y Craviotto serían aprovechables para generar cambios necesarios en el Comité Olímpico Español?

–Absolutamente sí, traen aire fresco, conocimiento y han vivido mundos de los que aprender. España debe replantearse el modelo deportivo sin miedo. Tenemos una generación de jóvenes de calidad inmensa, más si me apura, en chicas.