Resumen del año
La Feria de Abril fue el punto de inflexión de la temporada taurina
Así fue Sevilla 2022
Morante de la Puebla: suyas fueron las faenas más destacadas de la temporada, tanto en abril como en San Miguel
Morante de la Puebla, montera en mano, saluda al público sevillano
La temporada 2023 era la prueba de fuego para la tauromaquia, que debía dejar atrás los estragos de una pandemia que había arrasado sus cimientos y alejado durante casi dos años a los aficionados de las plazas. La Maestranza, como primer gran ciclo ... del año que se desarrollaba con absoluta normalidad, sería el pulsómetro fidedigno del estado de la fiesta. Que evidenció no sólo su recuperación posCovid, sino el impulso mediático que vuelven a despertar los toros en la sociedad, especialmente entre el público joven, como si de un nuevo movimiento punk se tratase.
La temporada sevillana se ha cerrado con veintiocho festejos: dieciséis corridas de toros, una de rejones, seis novilladas con picadores, cuatro de promoción y un festival benéfico. Cifras similares a las registradas en 2019, aunque el resultado numérico no tenga semejanzas en el recuerdo reciente. Ni antes de la pandemia ni antes de la crisis del ladrillo hubo un registro similar: 54 orejas, 1 rabo y 5 puertas del Príncipe, con hasta ocho tardes en las que se colgó el cartel de 'No hay billetes'. Un éxito sin parangón que también merece el detenimiento para tentarse la ropa. Hubo faenas para el recuerdo —algunas sin premio— y otras que, pasada la euforia del momento, resultan sobredimensionadas. Tal y como se advirtió en este periódico, el advenimiento de nuevo público conllevó un peligroso hedonismo que conviene sosegar para que esos nuevos correligionarios conserven el criterio y la elegancia que caracteriza a este coso. Como gran ejemplo de esta lacra, la exacerbada y desinhibida petición de orejas para Roca Rey con un ruedo plagado de almohadillas.
Entre los cinco nombres que coronaron la Puerta del Príncipe —El Juli, Tomás Rufo, Daniel Luque, Guillermo Hermoso de Mendoza y Marco Pérez— no aparece el de Morante de la Puebla, que fue el verdadero suceso del año. Por sus seis tardes, por sus dos faenas cimeras. La primaveral con el toro de Garcigrande y la otoñal con el de Matilla. De la poderosa vibración de una al abandono más creativo de la otra. En el año más importante de su trayectoria, en el que alcanzó el centenar de paseíllos y conmemoró sus bodas de plata como matador de toros, Sevilla debía tener, y tuvo, un especial significado.
Roca Rey en la Maestranza de Sevilla
Daniel Luque se reivindicó como otro puntal del toreo sevillano. Terminó acompañando a Morante y a Roca en el quimérico podio del año. Que había encarrilado desde que en la Feria de Abril lograra su primera Puerta del Príncipe. Quince años tuvieron que pasar desde su alternativa para que 'entrara' en esta plaza. Y lo consiguió gracias a una interesante corrida de El Parralejo, que supo entender y potenciar. Los toros del recordado Pepe Moya debutaron en la Maestranza con buena nota, pese a tener que recomponerse el encierro a última hora por una pelea entre los toros reseñados que produjo varias bajas.
También había esperanzas en otros tres sevillanos —Escribano, Ortega y Aguado—, que no lograron el éxito deseado durante la Feria de Abril. El de Gerena tuvo el gesto de lidiar seis toros de Miura en solitario, que además realizó con honestidad y solvencia, aunque no tuviera la oportunidad de cuajar una faena de resonancia. Aguado, que en abril aún evidenciaba la cercanía de su lesión de rodilla, volvió a encandilar al público hispalense en el cierre de la temporada. Fue en el festival a beneficio de la bolsa de Caridad de la hermandad del Gran Poder cuando desempolvó su calidad torera para ejecutar la que muchos consideran como su mejor faena en la Maestranza.
Daniel Luque sale por la Puerta del Príncipe
Ese cierre del año maestrante fue la rúbrica perfecta del esplendoroso año. Emilio Muñoz, como organizador del festejo, cuajó un festival del máximo gusto de Sevilla con el aliciente del debut de Marco Pérez, una figura del toreo en miniatura. O como se tituló en aquella crónica: «El niño torero de Juan de Mesa». La promesa salmantina, de quince años, logró cortar un rabo. Un trofeo, más que merecido, que llevaba más de medio siglo sin concederse a un torero en esta plaza.
Además hubo nombres dignos de mención: Cadaval, que cortó una oreja y tuvo que cortar su temporada por una grave lesión; Oliva Soto y Ángel Jiménez, que gustaron en la corrida de seis toreros sevillanos; Calerito, que tomó la alternativa en San Miguel y logró su primera oreja como matador; y los novilleros El Exquisito y Manuel Jesús Carrión, que triunfaron en las novilladas de promoción.
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