entrevista
«El consumo de tranquilizantes es un gran problema en España pero a veces es la solución más rápida y sencilla»
El psiquiatra Benedicto Crespo-Facorro defiende su uso «racional» y pide formar más a los médicos-prescriptores: «Tenemos que darles más herramientas y darles también más tiempo para que vean a los pacientes, y esto no es una dinámica tan fácil de cambiar»
«Convertir las depresiones, a veces, de forma dramatizada, en un negocio personal no ayuda a la sociedad»
«No se puede descargar sobre las familias todo el peso de algunos pacientes mentales. Estuvo bien cerrar los manicomios pero faltan dispositivos»

Benedicto Crespo-Facorro es catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Sevilla y dirige la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental del Hospital Universitario Virgen del Rocío. Este reconocido psiquiatra e investigador acaba de ser elegido académico de la Real Academia Nacional de Medicina ... de España, donde representará a la psiquiatría. «Sin sacarlo de contexto, creo que es un hito en la psiquiatría andaluza», dice. Académico de la Real Academia de Medicina de Cantabria y coordinador de Programas Europeos y Relaciones Internacionales en Cibersam, es también el investigador principal del Grupo Psiquiatría Traslacional en el Instituto de Biomedicina de Sevilla.
-España es uno de los países del mundo donde más benzodiacepinas y tranquilizantes se consumen. ¿Cuál es la razón?
-Es un gran problema y tenemos que educar a los médicos prescriptores para que vean que las benzodiacepinas son fármacos útiles, pero hay que usarlos racionalmente, por un tiempo limitado. Y, por supuesto, ver las indicaciones. Habrá muchos factores donde haya un aumento de la prescripción.
-¿Hay que formar mejor a los médicos de Atención Primaria?
-Sí, conocer mejor las ventajas y valorar cuáles son los problemas. Si queremos formarlos más y darles más herramientas, tenemos que darles también más tiempo para que vean a sus pacientes. Y eso es una dinámica que no es tan fácil cambiar. A veces la solución más rápida y menos compleja es recetar una benzodiacepina.
-¿Estamos yendo hacia una sociedad demasiado medicalizada?
-Ahora está muy de moda la de-prescripción de medicamentos, quitar fármacos. Yo creo que hay que quitar los medicamentos que estén recetados inadecuadamente. Debemos ir al concepto del uso racional de la medicación. Hay que usar los fármacos que demuestren su efectividad pero en las dosis, tiempos e indicaciones establecidas. En España la mayoría de las personas mayores polimedicadas están consumiendo una benzodiacepina, que algún médico le recetó en algún momento y que nadie se la quitó.
¿Y no se le puede quitar ahora?
-Esa medicación genera una dependencia, la persona la necesita. Es como una droga, una adicción que genera dependencia y un síndrome de abstinencia.
-¿Cuáles son las adicciones que más están creciendo?
-En Andalucía no vemos las adicciones en las unidades de salud mental, es es una de las cosas que creo que debemos cambiar y espero que se vaya a esa convergencia de redes. En Infantil nos llega el aumento de las adicciones comportamentales, chavales enganchados a los videojuegos o ludopatías, apuestas on line.
-¿Facilitar el juego no supone un gran riesgo para los adolescentes y jóvenes?
-Sí, porque el juego es adictivo. Debería restringirse el acceso, especialmente a esta franja de población.
-¿Están creciendo también las fobias?
-Tenemos tres fobias. La primera es la fobia más simple, la fobia a objetos o situaciones como agujas, o fobia a la altura. Luego están las fobias sociales, las personas que tienen miedo paralizante a situaciones sociales, a hablar en público. Y la tercera es la agorafobia, ese miedo a las multitudes o a los espacios abiertos. Le puede pasar en una bulla de Semana Santa o en el pico Aneto de los Pirineos. Se preguntan quién les ayudará si sufren, por ejemplo, un infarto, y pensar en eso les angustia y puede acabar en una crisis. Y vemos todo tipo de fobias.
-¿Incluso a los colores?
-Sí, hay gente que tiene fobia a algunos colores. Tengo un amigo que tiene fobia al color rojo, muy exitoso en su vida profesional, que no puede comer ningún alimento de color rojo. Tomates, por ejemplo.
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