Claveles sin revolución

Para los sevillanos, Portugal era poco más que una cantera de clientes para ventas al detalle. «Portugueses. Bienvenidos a Sevilla. En atención a su visita les ofrecemos precios especiales en todos nuestros artículos: ropa interior, fajas-sostenes, juegos de novia». Este anuncio de la corsetería Modelo, en Francos 20, apareció dos días antes en ABC, lo que da idea de que nada hacía presagiar la caída del régimen que Antonio de Oliveira Salazar había implantado en el país vecino desde 1932.

En 1942, había sido el primer dirigente extranjero en visitar España después de la Guerra Civil, cuando todavía parecía posible la victoria del Eje en la Segunda Guerra Mundial. Salazar y Franco se encontraron por primera vez en el Alcázar de Sevilla el 12 de febrero de aquel año para rubricar el Pacto Ibérico de buena vecindad.

La Feria se celebraba en Los Remedios por segundo año y la visita más distinguida era el alcalde de Buenos Aires, José Embrioni, un general retirado al que Perón había confirmado en el cargo. La revolución en Portugal marcaba la caída de un aliado de la España franquista, cada vez más aislada en el plano internacional, pero en Sevilla, esa semana, la preocupación venía del cielo.

El viernes 26, cuando los periódicos informaban con amplio despliegue del pronunciamiento de las guarniciones lusas, llovió y hubo de aplazarse al domingo el concurso de caballistas que debía celebrarse en el parque de los Príncipes en torno a la pista para la que se había construido un graderío ex profeso.

Aquella segunda feria de Los Remedios tenía tres circos: el Americano, el Berlin Zirkus y el Ruso, en el que actuaba de clown el portugués Humberto y sus payasos, probablemente de los pocos lusitanos que rondaron la Feria de Abril de 1974. Además del Teatro Chino, que se anunciaba en las gacetillas de un modo impensable medio siglo después: «Maravilloso espectáculo de variedades arrevistadas. Mujeres y fantasía, con la gran supervedette Pola Cunard, Pastora Reyes, Merche Bristol. Colaboración de Los Serrano y veinte atracciones internacionales».

En los cines de estreno, los 'Gritos y susurros' de Ingmar Bergman tenían poco que hacer contra el bodrio patrio de Pedro Lazaga 'Cinco almohadas para una noche' con Sara Montiel «más bella y sugestiva que nunca» En el Lloréns, sesiones numeradas para asistir (a partir de 14 años acompañados) al estreno de la mítica 'El golpe', con Paul Newman y Robert Redford.

La atención, sin embargo, estaba puesta en otro golpe, el de las fuerzas armadas lusas que se exhibía en todo Portugal desde tal día como hoy hace cincuenta años.