Si Rocío Jurado levantara la cabeza y viera el estado del auditorio que lleva su nombre diría una de las suyas con toda la razón. Urge que el Ayuntamiento proceda a la concesión de este edificio antes de que pronto no haya nada que conceder. ... El deterioro sufrido en los últimos años por este espacio público es inadmisible. Olvidado, okupado e incendiado, el auditorio necesita una gran inversión para, nunca mejor dicho, renacer de sus cenizas y ser digno heredero del legado Expo, a fin de salvar los dos inconvenientes que presenta para su explotación: la cubierta y agrandar el aforo. Hay interés privado con una importante suma de dinero. No perdamos la oportunidad, como hemos perdido el tiempo de evitar la vergüenza de ver el Auditorio en este lamentable estado.
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