Sarro en los dientes: los consejos de los dentistas para prevenirlo y quitarlo

Esta sustancia que se acumula en los dientes es un peligro para nuestra salud oral

Lo que tu boca cuenta de ti y no sabes

El sarro no es ni más ni menos que la placa dental (una película pegajosa, incolora o amarillenta, compuesta principalmente de bacterias y restos de alimentos) que se ha endurecido en los dientes por el proceso de mineralización de la saliva. Esta condición, ... además de dar un aspecto sucio del interior de la boca, es un peligro para nuestra salud oral. «El acumulo sostenido y por tanto el desarrollo de la placa bacteriana suele ir acompañado de la inflamación de la encía (gingivitis) y de caries. Además, en los casos más avanzados, esta inflamación de larga duración puede derivar en una periodontitis en la cual las bacterias penetrarán por debajo del nivel de la encía y provocarán la destrucción del hueso que soporta al diente«, advierte la doctora Ana Echeverría, directora de la revista 'Cuida tus Encías', de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) y experta en Periodoncia y Terapia de Implantes.

Por tanto, la base para evitar la formación de sarro es retirar la placa dental, que al ser blanda puede limpiarse con el cepillo y las herramientas de higiene interdental. Sin embargo, «si esta placa no se elimina adecuadamente empieza a endurecerse y a formar el ya mencionado sarro o cálculo dental», explica la experta.

La boca es la parte de nuestro cuerpo que más bacterias tiene, por lo que lavarse los dientes después de cada comida marca la gran diferencia entre tener una boca sana o no. «Lo ideal es no limitarse al uso del cepillo de dientes, sino incorporar otros utensilios en la higiene diaria en casa. Enjuagarse con un colutorio al menos una vez al día nos ayuda a retirar los restos de comida, reforzar el esmalte con flúor y a mantener un aliento fresco, especialmente antes de irnos a dormir«, aconseja el doctor Jorge Ferrús, especialista en Implantología y Periodoncia y cofundador de la Clínica Dental Ferrus&Bratos de Madrid.

En este sentido, el experto recuerda que una parte esencial de la higiene oral son los espacios entre diente y diente. «Aunque muchas veces no somos conscientes, estas zonas suponen el 40% de la superficie de los dientes por lo que, aunque tengamos una higiene óptima con el cepillo de dientes, solo estaríamos higienizando el 60% del total», avisa. Para poder limpiar estas áreas lo más recomendable, según el especialista, es recurrir al hilo dental, un cepillo interproximal o un irrigador. «Lo mejor es consultar con tu dentista o higienista dental de confianza para que te recomiende uno u otro según el caso, así como instruir en las técnicas adecuadas para cada utensilio», afirma. En su opinión, la «gran olvidada» de la limpieza bucodental es la lengua, donde se acumulan gran cantidad de bacterias. «Para evitar su presencia, recomendamos utilizar un limpiador lingual una vez al día«, concluye.

Una vez que aparece el sarro, que es amarillento y de textura rugosa, ya no es posible retirarlo con la higiene en casa y hay que acudir a la clínica dental. Suele empezar a acumularse en el borde de la encía, especialmente el la parte más cercana a la lengua de los incisivos inferiores.

¿Cuándo es necesario someterse a una limpieza profesional en el dentista? La recomendación más habitual, siempre y cuando la boca esté sana, es hacerlo una vez al año. Pero la periodicidad puede variar según las necesidades del paciente. «Por ejemplo, una persona que ha tenido enfermedad periodontal (gingivitis o periodontitis) debería acudir a una higiene profesional cada 4-6 meses para controlar que no haya recidiva», recomienda el experto.

¿Cepillo normal o eléctrico?

Ambos pueden ser efectivos para prevenir el sarro, pero los estudios sugieren que los cepillos eléctricos pueden ser ligeramente más eficaces en la eliminación de placa y la prevención de la gingivitis, especialmente aquellos con acción oscilante. «En todo caso, nuestra recomendación es enseñar al paciente a usar el cepillo manual y si con éste no se apaña pasar al eléctrico», apunta la doctora Ana Echeverría. Ya sea con uno u otro, el cepillado debe durar 2 minutos.

Respecto a la elección de la pasta de dientes, deben seleccionarse en función de las necesidades de cada paciente. «Si eres un paciente con riesgo de caries lo ideal es una pasta con una concentración alta de flúor. Si lo que quieres es mantener a raya la gingivitis entonces una con triclosán o cloruro de cetilpiridino. Para los amantes de los dientes blancos, se recomiendan pastas con agentes abrasivos suaves o peróxido. Estas pastas deben usarse alternándolas con otras para no dañar el diente. Finalmente, los pacientes más sensibles se pueden beneficiar del uso de pastas con nitrato de potasio o cloruro de estroncio«, enumera el doctor Ferrús.

Huye de los remedios caseros

Para acabar con la placa o el sarro olvídate de los 'remedios caseros' que pueden poner en peligro tu boca: «Es muy común leer en internet que el uso de agua oxigenada o bicarbonato es positivo para nuestra salud oral porque ayuda a curar llagas o incluso aclara el tono de los dientes. Pero nada más lejos de la realidad: son sustancias altamente abrasivas que no deberíamos tomar, desgasta el esmalte, irrita la mucosa y aumenta la sensibilidad dental«, advierte el experto.

Por su parte, la doctora Echeverría también desaconseja el uso de limón directamente en los dientes ya que puede erosionar el esmalte. Tampoco los enjuagues caseros con alcohol, agua oxigenada o vinagre porque pueden alterar el pH de la boca y dañar las encías y el esmalte.

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