Adam Castillejo: «La ciencia debe tener límites en nuestro caso»
Supo que tenía VIH en 2003 y en 2012 fue diagnosticado de un linfoma de Hodgkin muy agresivo, lo que casi era una sentencia de muerte. Tras un primer fracaso del primer trasplante para tratar su linfoma, en 2015 le dieron la opción de un trasplante de médula, con lo que podía curarse de ambas enfermedades
El primero fue Timothy Brown , conocido como «el paciente Berlín», fallecido en septiembre de 2020 a causa de un cáncer. Su relevo fue Adam Castillejo.
«Te doy la antorcha; ayuda a los que vienen detrás de mí», me dijo Timothy antes de fallecer, cuenta ... a ABC Salud Adam desde Londres, donde reside este británico de origen venezolano, de 42 años.
Junto a las otras dos personas que se han curado del virus que causa el sida, el paciente de Düsseldorf y el paciente de Hospital City of Hope, han creado un grupo de WhatsApp denominado 'Los tres Mosqueteros'. «Sabemos la importancia que tiene colaborar con los científicos y con los médicos», asegura, pero siempre tiene presente una cosa que me dijo Timothy: «la ciencia debe tener límites en nuestro caso. Hay experimentos que fueron perjudiciales para él». Me advirtió de los peligros de entregarnos a la ciencia.
Casi 10 años después del trasplante de células madre procedentes de un donante no emparentado y más de 4 años después de finalizar la terapia contra el VIH, el 'paciente de Düsseldorf' goza de buena salud
Adam sabe que se encuentra en un lugar muy privilegiado y que tiene una responsabilidad con la ciencia, pero tanto él con los otros dos mosqueteros recuerdan que el trasplante que les ha curado del VIH «se hizo para tratar nuestros cánceres. Eso no se puede olvidar».
Adam supo que tenía VIH en 2003 y en 2012 fue diagnosticado de un linfoma de Hodgkin muy agresivo, lo que casi era una sentencia de muerte. Tras un primer fracaso del primer trasplante para tratar su linfoma, en 2015 le dieron la opción de un trasplante de médula de un donante con una rara mutación, CCR5 Delta32, que impide la entrada la entrada del virus en las células diana, con lo que podía curarse de ambas enfermedades.
Consciente de su suerte y que se ha escapado de una enfermedad incurable durante 30 años, Adam sabe que su papel ahora es ayudar a la ciencia para que algún día, «pueda haber una cura para todas las personas con VIH».
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