Por qué algunos pacientes dan positivo por Covid-19 mucho después de curarse

Un estudio sugiere que las secuencias genéticas del coronavirus pueden integrarse en el genoma de la célula huésped a través de un proceso llamado transcripción inversa

Imagen de células de cáncer de pulmón infectadas con el virus SARS-CoV-2. El azul representa el ADN, el verde muestra la proteína de la nucleocápside del SARS-CoV-2 y el rojo representa el ARN de doble cadena, que se produce cuando el virus replica su genoma Alexsia Richards/Whitehead Institute

R. Ibarra

Muchos pacientes que ya se han recuperado de Covid-19 pueden tener una PCR positiva semanas o incluso meses después. Los expertos, a día de hoy, siguen preguntándose por qué.

Una de las explicaciones es que algunas personas pueden reinfectarse con el SARS-CoV- ... 2, el virus que causa el Covid-19, pero es muy poco frecuente. Otra opción es que haya virus residuales, pero tampoco parece ser la explicación porque los virus ARN generalmente tienen una vida corta, la mayoría solo se quedan unos minutos, por lo que es poco probable que las pruebas positivas sean el resultado de ARN residuales.

Ahora, un estudio realizado en el Instituto Whitehead (EE.UU.) puede tener la respuesta a esta situación anómala. En el artículo ' The Proceedings of the National Academy of Science' (PNAS), el equipo de Robert Jaenisch demuestra que las secuencias genéticas del virus ARN SARS-CoV-2 pueden integrarse en el genoma de la célula huésped a través de un proceso llamado transcripción inversa. Estas secciones del genoma pueden entonces ‘leerse’ en ARN, por lo que potencialmente podrían ser identificadas por una prueba de PCR.

El SARS-CoV-2 no es el único virus que se integra en el genoma humano. Alrededor del 8% de nuestro ADN está formado por restos de virus antiguos. Algunos virus, llamados retrovirus, dependen de la integración en el ADN humano para replicarse. «El SARS-CoV-2 no es un retrovirus, lo que significa que no necesita transcripción inversa para su replicación -explica el investigador Liguo Zhang-. Sin embargo, se han detectado secuencias de virus de ARN no retrovirales en los genomas de muchas especies de vertebrados, incluidos los humanos».

Para determinar si esto es lo que ocurre con el coronavirus, los investigadores infectaron células humanas con SARS-CoV-2 en el laboratorio y posteriormente secuenciaron el ADN de las células infectadas dos días después para ver si contenía rastros del material genético del virus con tres técnicas de secuenciación diferentes. En todas hallaron fragmentos de material genético viral. Ninguno de los fragmentos insertados fue suficiente para recrear un virus vivo.

Un transposón común en el genoma humano es el LINE1, que se compone de una potente combinación de maquinaria de corte de ADN y transcriptasa inversa, una enzima que crea moléculas de ADN a partir de una plantilla de ARN (como el ARN del SARS-CoV-2)

De esta forma identificaron el sello distintivo de una característica genética llamada retrotransposón. Los llamados ‘genes saltarines’ o transposones son secciones de ADN que pueden moverse de una región del genoma a otra. A menudo se activan para ‘saltar’ en condiciones de alto estrés o durante el cáncer o el envejecimiento, y son poderosos agentes de cambio genético.

Un transposón común en el genoma humano es el LINE1, que se compone de una potente combinación de maquinaria de corte de ADN y transcriptasa inversa, una enzima que crea moléculas de ADN a partir de una plantilla de ARN (como el ARN del SARS-CoV-2).

Para detectar la integración viral fuera del laboratorio, analizaron conjuntos de datos publicados de transcripciones de ARN de diferentes tipos de muestras, incluidas aquellas procedentes de pacientes con Covid-19.

Con estos datos, evaluaron la fracción de genes que se transcribieron en las células de estos pacientes que contenían secuencias virales que podrían derivarse de copias virales integradas. El porcentaje varió de una muestra a otra pero, para algunos, una fracción relativamente grande de transcripciones virales parece haberse transcrito a partir de material genético viral integrado en el genoma.

Debido a que el conjunto de datos que utilizaron era bastante pequeño, Jaenisch enfatiza que se necesita más información para establecer exactamente cómo de común es este fenómeno en la vida real y qué podría significar para la salud humana.

Si desencadenan una respuesta inmunitaria, puede proporcionar una protección continua contra el virus

Los expertos escriben que es posible que solo unas pocas células humanas experimenten algún tipo de integración viral. En el caso de otro virus de ARN que se integra en el genoma de la célula huésped, solo una fracción del porcentaje de las células infectadas (entre 0,001 y 0,01) contenían ADN viral integrado.

Para el SARS-CoV-2, aún se desconoce la frecuencia de integración en humanos. «La fracción de células que tienen la integración podría ser muy pequeña -asegura Jaenisch-. Pero incluso si es infrecuente, hay más de 140 millones de personas que ya se han infectado».

Jaenisch y Zhang planean investigar si los fragmentos de material genético del SARS-CoV-2 podrían ser transformados en proteínas por la célula. «Si lo hacen y desencadenan una respuesta inmunitaria, puede proporcionar una protección continua contra el virus», destaca Zhang.

Esta información, además, servirá para investigar si estas secciones integradas de ADN podrían ser en parte culpables de algunas de las consecuencias autoinmunes a largo plazo que experimentan algunos pacientes con Covid-19, el llamado Covid persistente. «En este caso solo podemos especular -reconoce Jaenisch-, pero creemos que podemos explicar por qué algunos pacientes dan positivo en una PCR mucho tiempo después de curarse».

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