Prueba las patatas fritas de las principales cadenas de comida rápida y sentencia: «Están muy ricas, pero...»

Aunque su origen exacto sigue siendo motivo de debate entre Bélgica y Francia, se sabe que las patatas fritas comenzaron a ganar fama en Europa a finales del siglo XVIII. Según la versión belga, fueron los campesinos del valle del Mosa quienes, en ausencia de pescado por el invierno, empezaron a freír tiras de patata como alternativa. Por otro lado, Francia también se atribuye su invención, especialmente en el entorno del París revolucionario.

Sea cual sea su origen, lo cierto es que las patatas fritas se globalizaron de la mano de los soldados estadounidenses durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, y hoy forman parte esencial del recetario popular de muchos países.

Hay dos grandes categorías: las «chips» (finas y crujientes, como las de bolsa) y las «fries» (más gruesas, clásicamente servidas calientes). En ambos casos, el secreto está en la fritura: la temperatura del aceite, el tipo de patata y el punto de sal marcan la diferencia entre unas buenas patatas fritas y unas mediocres.

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En esta ocasión, en un vídeo de TikTok, Julián Lladó, nos habla de los sabores de las distintas patatas fritas que ofrecen marcas conocidas y da su veredicto. «¿Quién tiene las mejores patatas fritas? Burger King, KFC, McDonald's o Taco Bell. En este vídeo de hoy vamos a salir de dudas y a nombrar a la mejor patata frita de la historia. Todas son patatas pequeñas, pero no todas tienen el mismo precio ni la misma cantidad. Que creo que la cantidad de patatas depende del estado de ánimo de la persona que te las ponga.

Empieza con las de Burger King que han costado 1,35 euros. «No voy a tener en cuenta la temperatura porque igual cuando me las dieron estaban calientes. Pero al llegar a casa se han enfriado y se han puesto un poco pochas. Personalmente, me parece que son demasiado gruesas para mi gusto, pero están buenísimas, porque por dentro están muy tiernas. Tienen como mucha carne, mucha patata, que no están huecas, eso le da puntos. También creo que el que sean gruesas hacen que las identifiques con la marca», explica. Aunque añade que tienen mucho aceite.

Las siguientes son las del KFC que han costado 1,49 euros y son las más caras que ha comprado. Tienen diferentes tamaños y «son como las que menos reconozco de las cuatro. No sé si es porque las han cambiado muchas veces, y como veis tienen especias, pero no sé si será por la pimienta. Están muy ricas, tienen personalidad. No obstante, no son tan puras como las del McDonald's o las del Burger King. Pero oye, me están sorprendiendo», señala.

El siguiente es el turno de la joya de la corona, que son las patatas del McDonald's que han costado 1,45 euros. «Las del McDonald's tienen un sabor tan concreto que si me pones veinte tipos de patatas diferentes, sabría decirte cuáles son las de esta marca. Están muy ricas, pero son un poco sosas, especialmente después de haber probado las anteriores con especias, pero están muy sabrosas», apunta. 

Por último, las del Taco Bell que han costado 1 euro, o sea las más baratas. «Se ven que tienen todas las especias del mundo y tienen un color un poco radioactivo, pero con tanta especia te saben un poco a cualquier cosa o sea pueden ser de alitas como puede ser de nuggets, es decir el sabor de la patata se pierde un poco pero es que están buenísimas», sentencia.

La conclusión para Lladó es que hay dos ligas, las patatas naturales y luego están las condimentadas. En ese sentido, se queda con las de McDonald's porque le gustan más finitas y con las de KFC porque creo que sabían más a patata.

Más allá del sabor, hay un componente emocional: pocas comidas generan tanta nostalgia como un cucurucho de patatas en la playa o unas patatas compartidas entre amigos con ese aroma inconfundible. Hoy en día, las patatas fritas han evolucionado. Existen versiones gourmet con trufa, pimentón, variedades veganas, ecológicas, bajas en grasa, e incluso al horno. Pero en el fondo, siguen siendo lo mismo: un placer simple, accesible y universal.