Un ingeniero físico desmonta las teorías de la conspiración de la llegada del hombre a la Luna: «No se ven las estrellas»
Dada la dimensión del gasto de las misiones Apolo, no se ha vuelto a repetir algo parecido desde entonces
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Iniciar sesiónLa llegada del hombre a la Luna en 1969 fue uno de los mayores hitos tecnológicos del siglo XX. Sin embargo, dada la dimensión del gasto que supusieron las misiones Apolo, no se ha vuelto a repetir algo parecido desde 1972, lo que ha ... alimentado durante décadas todo tipo de teorías de la conspiración. ¿Pero tienen sentido estas teorías?
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Jordi MartínezLas misiones Apolo fueron uno de los mayores logros tecnológicos del siglo XX, pero costaron cantidades astronómicas de dinero público
Sobre este tema ha hablado recientemente el divulgador científico Javier Santaolalla, físico y uno de los rostros más conocidos de la ciencia en internet. En una conversación en The Wild Project, el podcast de Jordi Wild, se ha dedicado a desmontar una por una las teorías más repetidas sobre la supuesta falsedad del Apolo 11, respondiendo también a la pregunta del presentador sobre «los argumentos más evidentes» que suelen repetir quienes desconfían de las imágenes del alunizaje.
Santaolalla deja claro desde el primer momento que no existe un debate real. La evidencia documental —fotos, vídeos, registros técnicos, archivos oficiales y testimonios directos— es abrumadora. Para él, las imágenes, combinadas con la historia y la documentación acumulada durante medio siglo, resultan más que suficientes para confirmar la autenticidad de la misión.
Aun así, entiende que las teorías prosperan porque «son extremadamente visuales». Por eso compara estas ideas con las que sostienen los terraplanistas. Ambos movimientos se apoyan en argumentos simples, intuitivos y llamativos, capaces de sorprender antes de que uno piense en lo que está viendo. Santaolalla cita el ejemplo clásico del globo terráqueo al que se le vierte agua para afirmar que, si la Tierra fuese esférica, el agua se caería. Un argumento atractivo a primera vista… pero que se desmonta en cuanto entra en juego la física real. Pero, ¿qué argumentos suelen darse para negar los vídeos del alunizaje?
Argumentos clásicos contra la llegada del hombre a la Luna
El primer argumento que cita Santaolalla es el de las estrellas ausentes en las fotos de la Luna. El experto explica que cualquiera puede comprobarlo: si se intenta fotografiar el cielo nocturno con un foco potente al lado, las estrellas desaparecen del sensor. La cámara prioriza la luz cercana y deja fuera todo lo demás. Es una limitación normal de la exposición, no una señal de montaje.
La bandera estadounidense es otro de los grandes clásicos. Quienes creen en la conspiración aseguran que «se mueve» y que eso implicaría viento. Pero la Luna no tiene atmósfera. Lo que ocurrió —recuerda Santaolalla— es que la NASA instaló una varilla horizontal para mantener la tela extendida. Cuando los astronautas manipularon el mástil, la bandera vibró sin rozamiento, dejando una sensación visual engañosa de ondeo.
Otro argumento recurrente es la famosa huella de Armstrong. La pisada muestra unas líneas muy marcadas, pero la bota expuesta hoy por la NASA no tiene ese patrón. La explicación es trivial: los astronautas llevaban varias capas de botas y la que se conserva en la exposición corresponde a la interna, no a la externa. Es un detalle que —asegura— explican en las visitas guiadas a los centros de la NASA.
Santaolalla admite que algunos de estos argumentos pueden impresionar la primera vez que se escuchan. A él mismo le ocurrió. Pero insiste en que «no tienen profundidad» y que basta con investigarlos mínimamente para que se desmoronen. Por eso compara estas teorías con un «espejismo visual»: funcionan en un vistazo rápido, pero no resisten el análisis.
Regreso lunar inminente
En la parte final de la charla, Jordi Wild le pregunta por la inminente vuelta del ser humano a la Luna. Santaolalla confirma que la fecha ya está fijada: el 6 de febrero de 2026 despegará Artemis II, una misión tripulada que rodeará el satélite sin llegar a alunizar. «Va a ser épico», resume.
El regreso definitivo llegará con Artemis III, previsto —si no hay cambios— para 2028, cuando se espera volver a pisar la superficie lunar por primera vez en más de medio siglo. Santaolalla advierte de que el calendario puede variar según las prioridades del Gobierno de Trump y los ajustes presupuestarios en la NASA, aunque el programa Artemis se mantiene intacto y podría incluso acelerarse si China avanza en su propio plan espacial.
En cualquier caso, «el regreso es ya inminente», asegura el experto, que confía en que las nuevas misiones traigan nuevas imágenes y pruebas que cierren de una vez por todas cualquier duda.
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