Abren una lata de salmón caducada 50 años después y se quedan sin palabras con lo que se encuentran: «Es señal de que el pescado...»
Un grupo de científicos decidió emprender un experimento tan original como sorprendente para analizar cómo el cambio climático está afectando a las redes tróficas marinas
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Iniciar sesiónEl salmón no solo es uno de los pescados más valorados por su sabor y versatilidad en la cocina, sino también un auténtico tesoro nutricional. Rico en ácidos grasos omega-3, proteínas de alta calidad y vitaminas esenciales, es un alimento fundamental para ... quienes buscan cuidar su salud cardiovascular y cerebral. Entre las múltiples variedades de salmón que encontramos en el mercado, las procedentes de Alaska destacan especialmente. Este territorio norteamericano no solo ofrece algunos de los paisajes más espectaculares del planeta, sino que es también uno de losepicentros mundiales de la pesca de salmón salvaje. Para hacernos una idea, las aguas de Alaska representan el 42% de la cosecha mundial de salmón salvaje. Alaska, además, es el mayor exportador del mundo de este recurso marino. La salud de estos ecosistemas es, por tanto, vital para mantener tanto la biodiversidad como la economía que de ella depende.
Con esto en mente, un grupo de científicos decidió emprender un experimento tan original como sorprendente para analizar cómo el cambio climáticoestá afectando lasredes tróficas marinas que sustentan la pesquería del salmón en Alaska. La idea: abrir latas de salmón que llevaban almacenadas más de 50 años. y lo que encontraron dentro les dejó sin palabras.
Para este estudio, publicado en la revista 'Ecology & Evolution', los investigadores utilizaron varias latas de salmón antiguas que contenían filetes de cuatro especies distintas (keta, plateado, rosado y rojo), todos ellos capturados a lo largo de 42 años en el Golfo de Alaska y la Bahía de Bristol. Natalie Mastick, investigadora postdoctoral en el Museo Peabody de Historia Natural de la Universidad de Yale, junto a su equipo, diseccionó los filetes conservados en un total de 178 latas, buscando un objetivo muy específico: contar los nematodos anisákidos, un diminuto parásito marino muy común en estos peces.
Cabe señalar que los parásitos habían muerto durante el proceso de enlatado, por lo que en ningún momento habrían supuesto un riesgo para el consumidor. Pero lo que interesaba a los investigadores no era la seguridad alimentaria, sino algo mucho más amplio. Tal y como explicó Chelsea Wood, profesora asociada de ciencias acuáticas y pesqueras de la Universidad de Washington y coautora del análisis: «Todos dan por sentado que la presencia de gusanos en el salmón es señal de que algo anda mal. Pero el ciclo de vida de los anisákidos integra muchos componentes de la red trófica. Considero que su presencia indica que el pescado que consumes proviene de un ecosistema sano».
El estudio, reveló que los niveles de gusanos anisákidos aumentaronen el salmón keta y el salmón rosado entre 1979 y 2021, mientras que en las otras dos especies (plateado y rojo) se mantuvieron estables. Según Mastick: «Los anisákidos tienen un ciclo de vida complejo que requiere muchos tipos de huéspedes. Observar que su número aumenta con el tiempo, como ocurrió con el salmón rosado y el salmón keta, indica que estos parásitos lograron encontrar todos los huéspedes adecuados y reproducirse. Esto podría indicar un ecosistema estable o en recuperación, con suficientes huéspedes adecuados para los anisákidos».
El ciclo vital de estos parásitos es tan fascinante como complejo. Nacen en el océano, son ingeridos por pequeños invertebrados marinos, como el kril, y de ahí pasan a los peces como el salmón cuando estos se alimentan. El ciclo se completa cuando un mamífero marino, como una foca u orca, consume al salmón y los anisákidos se reproducen en su intestino. Por último, sus huevos vuelven a las aguas oceánicas, reiniciando así la cadena.
¿Por qué han aumentado estos parásitos?
Hay varias teorías para explicar por qué los niveles de estos parásitos han aumentado en determinadas especies. Una de ellas apunta a un cambio legislativo clave: «Los anisákidos solo pueden reproducirse en el intestino de un mamífero marino, por lo que esto podría indicar que, durante nuestro período de estudio (de 1979 a 2021), los niveles de anisákidos aumentaron debido a las mayores oportunidades de reproducción», afirmó Mastick, aludiendo a la Ley de Protección de Mamíferos Marinos de 1972, que permitió la recuperación de focas, leones marinos y orcas tras décadas de declive. Mastick añadió que otras posibles explicaciones incluyen el aumento de las temperaturas o los impactos positivos de la Ley de Agua Limpia.
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Elisa EscorihuelaEn cuanto a los niveles estables en las otras dos especies, la interpretación es más compleja: «Existen docenas de especies de anisákidos, cada una con su propia serie de huéspedes invertebrados, peces y mamíferos», explicó Mastick, y añadió que, aunque el proceso de enlatado conservó la superficie dura de los parásitos, destruyó las partes blandas que habrían permitido identificar cada especie individual.
Tras la investigación, el equipo confía en que este método pueda aplicarse a otras especies de pescado enlatado, como las sardinas, y que abra nuevas vías para entender mejor los ecosistemas marinos del pasado. «Este estudio surgió porque la gente se enteró de nuestra investigación a través de rumores. Solo podemos obtener estos conocimientos sobre los ecosistemas del pasado mediante la creación de redes y conexiones para descubrir fuentes de datos históricos sin explotar», concluyó Wood.
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