Estaba enemistado con el balón. Durante tres meses se entrenaba al máximo y las cosas no le salían ni en Valdebebas. La pelota no le entraba. Se juega como se entrena y después tampoco le salía casi nada en competición. Sus remates se topaban con ... los postes. El balón le engañaba, decía en su fuero íntimo. Vivía una fase negativa, en la que se obsesionó con las burlas por su fiesta y con las críticas a su presunto antimadridismo al celebrar su trigésimo cumpleaños tras aquel 4-0 del derbi liguero. Debía regresar a su estado positivo. A su forma optimista y ambiciosa de abordar sus retos. Tenía que volver a pensar que no le puede gustar a todo el mundo. Es imposible. Los grandes deben asumir eso. Suscitan mucha admiración y más envidias...[ Lee el post completo ]
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete