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Keylor: «Estas diez Champions me motivan»
El costarricense no se arredró delante de los diez trofeos. «Vengo a ganarlas», adujo con valentía. El «trece» muestra su carácter
Keylor: «Estas diez Champions me motivan»
En San Isidro, en el distrito de Pérez Zeledón, el lugar donde nació, es fiesta nacional. Su hijo predilecto es portero del Real Madrid . Costa Rica estaba despierta a las cinco de la mañana, con legañas, para presenciar por Teletica el fichaje de Keylor Navas Gamboa ... por el club blanco. En su barrio de la niñez, San Andrés, los comercios y bares lucen orgullosos fotos de su ídolo. Su esposa, Andrea, y su hija, Daniela, saben que la escuela de fútbol de Pedregoso también celebra esta noticia con alegría. Allí jugó Keylor. Y puede recibir algún dinero por los derechos de formación y solidaridad. El guardameta costarricense se acordaba de todos ellos en su estreno en el Bernabéu. «Desde que llegué a España siempre he tratado de dejar lo más alto a mi país. Los niños de Costa Rica sueñan y espero abrirles las puertas».
Navas pasó el reconocimiento médico por la mañana y acudió al estadio madridista para firmar su contrato por seis temporadas, con una ficha de 2,5 millones anuales.
Las Champions le inyectan moral. Un centenar de metros antes de entrar al Bernabéu, Keylor daba gracias a Dios por valorar su sacrificio con este premio tan ansiado. Viene a jugar al equipo de su vida. Leyó la Biblia. Rezó. Sus abuelos maternos, Elizabeth Guzmán y Juan Gamboa, le inculcaron esta religiosidad. Después de sus oraciones, entró en el coliseo donde piensa triunfar.
Florentino Pérez le recibió, junto a Andrea y Daniela. Se hicieron fotos delante de las diez copas de Europa. No le dieron miedo. Todo lo contrario. Le motivan. «Vengo a ganarlas», decía el cancerbero. Es un tipo valiente este Keylor Navas Gamboa. Se olvida de las supercherías y se centra en lo importante: «Llevo el número trece, sí». Y parece decir: «¿Y qué?». Tonterías, las justas. Piensa ser el número uno con el «trece». Llega para ser titular. «Vengo aquí a dejarme el corazón por el Real Madrid . Lo importante es estar preparado para jugar cuando el entrenador me lo diga».
El presidente del club ensalzó su nivel futbolístico en la presentación oficial ante veintidós mil madridistas, muchos de ellos costarricenses. «Es uno de los mejores porteros del mundo». No tuvo que insistirle en la exigencia que conlleva pertenecer a esta entidad. «Esa exigencia me la impongo yo mismo. Me la he impuesto desde hace muchos años».
«¡Íker, Íker !», a escondidas. Cuando saltó al césped del Bernabéu, miles de compatriotas lucieron la bandera azul, roja y blanca con orgullo. Saludó a muchos de ellos en un baño de multitud, al borde de la grada. Regaló balones. Besó es escudo.
Una decena de «cobardes» coreó el nombre de «¡Iker!» cuando Keylor ya se había marchado del campo y muchos aficionados «ticos» habían salido corriendo para acudir a la puerta de coches a conseguir primera línea en su intento de cazar a su ídolo.
Su héroe estaba en la sala de prensa. «¿Si yo creo otro problema en la portería? No. Pienso que soy otra alternativa», contestaba con inteligencia al escuchar el dilema vivido con Casillas y Diego López . No tiene temor ante la responsabilidad: «El trabajo me respalda y cuando uno trabaja se siente preparado para afrontar cualquier tipo de reto». No siente presión: «La presión es ¡pura vida!».
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