real madrid
El taconazo de Redondo en Old Trafford
El Real Madrid recuperó su orgullo europeo en el Teatro de los Sueños con un partido brillante
v. pérez
Contenía aquel día Fernando Redondo la sonrisa en su rostro en la zona mixta, un gesto de caballero ante el rival humillado. La elegancia del argentino quedó para la posteridad en aquel taconazo en Old Trafford convertido en motivo recurrente en ... el imaginario madridista.
El Real Madrid de Vicente del Bosque, herido en su orgullo aquella temporada del 1-5 en el Santiago Bernabéu, apelaba a la heroica para derrotar en el Teatro de los Sueños al todopoderoso Manchester United, vigente campeón de Europa tras la memorable final del Camp Nou.
El empate sin goles del partido de ida, superior el Madrid a los puntos, obligaba a los blancos a buscar el gol, nada imposible para un equipo que tenía en nómina a Raúl (28 goles aquella temporada), Guti o Anelka . Los números delataban que la vocación ofensiva del equipo dejaba un problema en la defensa: los blancos se plantaron en Old Trafford con 42 goles en contra en 33 jornadas de Liga.
La solución de Del Bosque, aparte del joven Casillas en la portería, consistió en jugar con tres defensas centrales para evitar fisuras: Iván Campo, Aitor Karanka e Iván Helguera como libre. La táctica funcionó porque dejó libertad a los laterales , Míchel Salgado y Roberto Carlos, que fabricaron el primer gol, marcado en propia puerta por Keane. El tanto despertó al United, que volcó su maquinaria pesada contra la meta de un gigante Íker.
Una jugada para la historia
El Real Madrid aguantó el temporal y salió con más fuerza del descanso. A los cinco minutos llegó el zarpazo de Raúl en un contragolpe guiado por Steve McManaman , precisamente el encargado de repartir fortuna en el sorteo de octavos en Nyon. Sin tiempo para reaccionar llegó el deslumbrante gesto de Fernando Redondo.
Aquella noche encumbró al centrocampista argentino, que ya se marcó un partido memorable en Dortmund en las semifinales de lo que sería la Séptima Copa de Europa del Real Madrid. Redondo, capitán del equipo en ese partido, se inventó una jugada espectacular : con un taconazo dejó sentado a Berg, aceleró hasta la línea de fondo, levantó la cabeza y adivinó la carrera de Raúl, que entró como una bala en el segundo palo.
Aunque bajó los brazos y permitió dos goles en contra, el Real Madrid supo manejar el partido hasta el final. La magia de Redondo enseñó el camino a la gloria de París.
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