Sky TV reaviva el mercado de la televisión de pago, un sector en busca de su techo

Según la CNMC, en nuestro país hay ya más de seis millones de abonados , con una penetración cercana al 33%, todavía baja respecto a los países con los que debemos compararnos. El espejo de Estados Unidos, entretanto, refleja un escenario muy distinto. Proliferan los servicios de streaming (televisión por internet), aunque este año ha descendido la cifra global de abonados. Allí acaban de lanzarse YouTube TV y Hulu Live , en una jungla de ofertas que incluyen especies aún desconocidas en España, como PlayStation Vue, Sling TV y DirectTV Now.

Manuel Balsera (AMC) añade entre los actores secundarios llamados a tener un papel principal a Amazon, un gigante con muchos tentáculos que todavía ofrece en nuestro país un servicio minoritario «con el que no se va a conformar». El líder destacado sigue siendo Movistar+, compañía de Telefónica que cerró 2016 con 3,7 millones de abonados, según la CNMC. Fernando Jerez, uno de sus principales directivos, no está seguro de que haya sitio para todos: « Se necesitan unos conceptos claros , con un objetivo y una estrategia detrás. Los que están con una posición más clara y estratégicamente trabajada sobrevivirán».

El resto de expertos consultados por ABC apuestan por la cohabitación entre grandes y minoritarios, categoría que incluye a gigantes internacionales como Netflix y HBO . A estos viene a sumarse Sky TV, que suma 22,5 millones de suscriptores entre el Reino Unido, Irlanda, Italia, Alemania y Austria. Daniel Pérez (Fox, grupo al que pertenece Sky) cree que el gran beneficiado es el espectador, que tiene mayor variedad de contenidos. «Ya es muy difícil que una serie se quede sin ventana legal de explotación. La competencia es sana. Es duro comprar producto, pero hay sitio para todos».

Balsera, firme creyente en modelos de micropago de nicho, como el canal de videojuegos que ha importado (Machinima cuesta menos de diez euros al año), destaca que « en 24 meses se han apuntado un millón de nuevos usuarios que pagan menos de 10 euros al mes por servicios como Netflix, HBO, Amazon o Wuaki (ahora Rakuten TV)». «Vamos a vivir una metamorfosis del sector», anuncia, aunque «la televisión lineal se seguirá viendo; desconocer eso es perder la perspectiva».

Además de las empresas citadas, Filmin es nuestra especie autóctona en el campo del vídeo bajo demanda. Convertido en referencia en películas y series europeas y de autor, ha ido encontrando su sitio en el ecosistema y espera terminar 2017, por primera vez en su historia, en números negros . Juan Carlos Tous, uno de sus fundadores, explica que no es casual la paradoja de que empresas pequeñas como la suya hayan asomado la cabeza justo cuando la competencia es mayor. «Es cuando el consumidor empieza a ver que por una cantidad pequeña tiene una oferta muy grande. Complacemos unas necesidades sin buscar en otros sitios –léase descargas ilegales– y en todos los dispositivos», explica. En su opinión, hemos logrado que las empresas no siempre compitan, sino que se complementen , y que abunde el doble suscriptor.

Otra guerra invisible se libra en la sombra, más allá de imágenes en altísima resolución (varias plataformas ofrecen ya descodificadores con 4K). Todas las compañías luchan por dar al cliente la mejor experiencia posible. «Es casi tan importante como dar un buen contenido», apunta Jerez. Juan Carlos Tous corrobora que es lo que «marca la diferencia». «Siempre nos miramos en aquel videoclub que era prescriptor para sus clientes, frente a otros con muchas copias. Había una persona que sabía recomendarte». Ahora es fundamental contar con un buen escaparate, porque no hay tiempo para elegir entre 10.000 películas».

El lado oscuro de la competencia es el encarecimiento de los precios. «A todos nos gustaría estar en la piel de las empresas que venden contenidos», afirma Jerez, quien pide «sensatez» a los actores nuevos y a todos los que están al frente de los departamentos de adquisiciones. «Muchos precios se han inflacionado de manera irracional y debería preocuparnos a todos», añade, antes de justificar que Movistar+ haya dejado escapar la Champions a partir de 2018. «Nada se hace si no es sostenible. Telefónica es una empresa sólida y no hace brindis al sol. Detrás hay una estrategia». Daniel Pérez, representante de uno de los canales más poderosos, asegura que no están «para romper el mercado». «Trabajamos de forma sensata para intentar que no haya sobrecoste innecesario», agrega.

Una de las soluciones es la producción propia, que no para de crecer, como hemos visto en Netflix y sobre todo en Movistar+ . En este sentido, Jerez destaca la importancia que tiene un canal como #0, «totalmente innovador por tener un porcentaje que nunca se había dado en la televisión de pago en España». Incluso un canal como Fox producirá la serie «Vis a vis» , heredada de la televisión en abierto.

Ante esta eclosión, no falta incluso quien habla de burbuja seriéfila , pero Pérez opina que mientras los espectadores sigan respondiendo, no va a explotar. «Se cancelará muchísimo, hay mucha prueba y error y una obsesión por conseguir la serie del siglo, algo que penaliza, pero sigue habiendo espacio. Ahora hasta Facebook está produciendo, pero hay sitio para todos».

El terreno de la piratería es la gran asignatura pendiente, aunque en opinión del director general de Fox «la llegada de Netflix fue buena para todos porque la gente se acostumbró a consumir de forma legal». Otro paso adelante fue «estrenar más cerca de los lanzamientos americanos». No es suficiente. «Tenemos que ponernos serios», afirma Jerez. «Se han conseguido cosas pero tiene que ver con la educación. En España todavía es preocupante, pese a que el cliente tiene propuestas a la altura de su bolsillo, dicho sea con todo el respeto después de momentos muy complicados. Salvo algunos casos, la televisión de pago es un producto al alcance de mucha gente». Para llegar a una penetración del 50% , es preciso acabar con consumos ilegales «salvajes», insiste, como los que se han visto con algún gran estreno, en el que más de la mitad de los espectadores no eran abonados de pago.